"¡Coño, qué edificio!": Este es el apodo de la vivienda más comentada en los años 50 en Canarias

El primero cumplió 70 años y fue el más alto de su época en Las Palmas de Gran Canaria, el segundo está en Tenerife

Su nombre no figura en los planos, pero sí en la memoria colectiva

Casa del Coño de Las Palmas de Gran Canaria

Foto: Juan Carlos Castro

Las Palmas de Gran Canaria

“¡Coño! ¡Vaya edificio!” Así, con una exclamación espontánea y popular, nació en los años 50 el apodo de una de las construcciones más icónicas de Las Palmas de Gran Canaria.

Oficialmente llamada Edificio José Antonio, esta torre de doce plantas situada entre las calles León y Castillo, Luis Antúnez, Pi y Margall y Barcelona se convirtió en su momento en el edificio más alto de la ciudad y marcó el horizonte de las Alcaravaneras.

Este año celebra su 70 aniversario y, según explica el profesor de Historia de la ULPGC, Israel Campos, en un reportaje realizado por Televisión Canaria se convirtió en un símbolo urbano por su envergadura y modernidad, destacando como el primer bloque de tal tamaño en la ciudad.

Un apodo que nació del asombro canario

El cronista oficial de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Laforet, recuerda que en una época donde los edificios de varios pisos eran escasos, el carácter socarrón de los canarios no tardó en rebautizarlo: "¡Coño, qué edificio más grande!". Desde entonces, su apodo extraoficial ha trascendido generaciones, arraigado en la cultura popular.

La construcción fue ideada por Fermín Suárez Valido, uno de los arquitectos más reconocidos de la modernidad isleña, también autor de la emblemática gasolinera DISA. Estaba destinado a veteranos de guerra, viudas y personas vinculadas al conflicto civil, lo que le otorgó un carácter social desde su origen.

La otra “Casa del Coño” en Tenerife

Lo que muchos desconocen es que existe otra “Casa del Coño” en el Archipiélago. Está en el Puerto de la Cruz, en Tenerife. Su historia es similar: un edificio que, por su altura inesperada para la época, generó exactamente la misma exclamación. El exalcalde del municipio recuerda que “la gente, al verlo, solo podía decir ‘¡Ño, fuerte casa!’, y así se quedó”.

Aunque con los años han llegado rascacielos más altos a Canarias, como el de Santa Cruz de Tenerife, ninguno ha logrado ganarse el cariño lingüístico del pueblo como estas “casas del coño”, ejemplos claros de cómo la arquitectura puede marcar no solo el paisaje, sino también el habla y la memoria de toda una comunidad.

Un fósil lingüístico con valor histórico

Más allá de la anécdota, estos nombres populares son verdaderos fósiles lingüísticos. Como explican los expertos, son una muestra directa del impacto que ciertos elementos urbanos tienen en la sociedad y cómo el lenguaje colectivo conserva esa percepción en el tiempo. En este caso, un apodo sencillo, irónico y espontáneo que se convirtió en identidad.

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