Invasión en las Dunas de Maspalomas esta Semana Santa
Las zonas protegidas del emblemático sistema dunar han sido ocupadas por cientos de personas durante esta Semana Santa, desatando la alarma ecológica una vez más

La Provincia

Estos días de Semana Santa, las dunas de Maspalomas han vivido una de las estampas más preocupantes de los últimos tiempos: largas filas de personas caminando sobre zonas prohibidas, pisoteando vegetación única y dejando huellas en un terreno que tarda décadas en regenerarse. Lo que debería ser un paseo respetuoso por la naturaleza, se ha transformado en una escena de caos y descontrol.
A pesar de las múltiples señales que indican prohibido el paso, decenas de visitantes se adentraron sin reparo en áreas protegidas, muchos incluso con mochilas, neveras y niños a cuestas, como si se tratase de una excursión al campo.
No hay vallas suficientes ni carteles visibles que contengan la imprudencia. La falta de civismo, unida a la insuficiencia de personal de vigilancia, ha dejado una vez más en evidencia la fragilidad del sistema de protección. Mientras unos pocos respetan las normas, la mayoría se lanza sin pensar a conquistar un terreno que no les pertenece.

Las personas hicieron caso omiso del perimetrado del entorno natural / La Provincia
Otros casos
Esta escena no es nueva. En 2024, un influencer citó a multitud de personas con sachos y palas removiendo arena cavando hoyos con un único objetivo: encontrar los 1.000 euros que un influencer había escondido en el lugar tal como muestra un usuario de Instagram en un vídeo que se volvió viral al compartirse en las distintas redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea.
Mientras que en marzo de 2023, un dron captó a 570 personas en zonas restringidas de las dunas durante el Carnaval de Maspalomas, evidenciando la presión humana sobre este espacio protegido. En agosto del mismo año, el Cabildo de Gran Canaria informó que se habían impuesto 120 sanciones por invadir la Reserva Natural Especial de las Dunas de Maspalomas, multiplicando por seis las del año anterior.
Cada pisada fuera de lugar no solo daña la flora del lugar, sino que acelera la erosión y destruye hábitats de especies en peligro. Lo que tarda siglos en formarse puede desaparecer en cuestión de días si no se actúa con contundencia.
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