Entrevista | María del Pilar Hernández Pescadera del Muelle de Taliarte

María del Pilar Hernández: «Están apareciendo especies tropicales que desconocemos»

Es la cara amable que se encuentra al llegar a la Cofradía de Pescadores de Taliarte. Pilar es la encargada del puesto de venta de pescado de la lonja. Además de atender, ofrece recetas y aconseja a la clientela.

María del Pilar Hernández, destrás del mostrador de la pescadería del muelle de Taliarte, en Telde.

María del Pilar Hernández, destrás del mostrador de la pescadería del muelle de Taliarte, en Telde. / LP/DLP

José A. Neketan

José A. Neketan

Telde

En el puesto de venta de pescado de la Cofradía de Pescadores de Taliarte, usted es la cara visible de estas instalaciones cuando llega la clientela.

Así es. Soy la primera persona que se encuentran al llegar al muelle de Taliarte, porque el puesto de venta de pescado está justo a la entrada. Yo trabajo para los marineros. Cuando llegan soy la encargada de elegir el pescado que crea que necesito para el puesto y ponerlo lo más bonito posible para que los clientes se lo lleven. Ahora estamos preparando una pescadería más grande, que nos permitirá hacer preparaciones, es decir, los cortes en tacos, para churros de pescado o sacarle los lomos al atún, por ejemplo.

Usted tiene una larga trayectoria en esta profesión.

Sí. Mis abuelos eran de la playa Arinaga y me acuerdo de ir los fines de semana y comer viejitas. Ver a los barcos salir y las señoras con el balde en la cabeza vendiendo pescado a la orilla de la playa. Empecé con 23 años y llevo en esto otros 23. He tenido pescadería en Carrizal de Ingenio muchos años, pero te cansas de ser autónoma. Me ofrecieron esta oportunidad, dije que sí y ya llevo aquí dos años y medio.

Usted leyó en un pleno del Ayuntamiento de Telde una declaración institucional en defensa del sector pesquero en el que solicitaba el apoyo de las administraciones.

En la declaración institucional que leí pedía, entre otras cuestiones, garantizar un equilibrio entre sostenibilidad y viabilidad económica y reconocer y proteger la pesca artesanal. Las administraciones deben valorar un poquito el trabajo de los marineros, que forman parte de nuestras tradiciones y que vemos cómo va desapareciendo. Necesitamos que los ayuden. Hay muy poco pescado. Se está cogiendo muy poco y el mar está cambiando mucho. Por ejemplo, la pesca de especies como la vieja, que es un pescado de verano y está saliendo ahora en primavera. También hay muchos pescados que ya casi ni vemos. La sama, los bocinegros, que este año ha escaseado mucho; o el jurel y los meros. Antes los barcos llegaban al muelle con 800, 900 kilos y hasta 1.000 kilos y ya no es así. Desde el año pasado no hemos visto que entraran esas cantidades. No sabemos si son esas flotas grandes que vienen a escondidas y arrasan con todo o es algo que está pasando en las aguas canarias. Los marineros van a la mar con toda su ilusión, y no va solo uno, sino tres o cuatro. Cargan hielo, gasolina y a veces solo cogen nada más que cuatro o cinco kilos de pescado, entonces algo está pasando.

¿La pesca es otro de los sectores que está teniendo problemas en el relevo gerenacional?

No hay relevo generacional en el sector pesquero. De la gente que conozco, hay dos marineros, uno tiene a un hijo y el otro dos trabajando en sus barcos. Creo que ellos seguirán cuando sus padres se jubilen, pero no hay nadie más. La gente no quiere trabajar en la pesca porque es mucho trabajo y poca ganancia.

Dice usted que están apareciendo cada vez más especies tropicales en nuestras aguas.

Sí. Hace un par de semanas apareció un pescado de color rosa, miramos y era un tipo de gallo, que no suele estar en nuestras aguas. Entonces, cuando pasa eso, tenemos que apartarlo para que no analicen porque no podemos ponerlo a la venta, y que nos digan qué clase de pescado es y si se puede comer o no.

En su caso, no se limita a vender pescado, sino que además aconseja en la compra y da hasta recetas a la clientela.

Sí, yo también les aconsejo porque, claro, al tener tantos años de experiencia les digo qué se pueden llevar, cómo prepararlo y cocinarlo, y me encanta que la clientela confíe en mí. Una vez que tú le consejas, ellos te han hecho caso y les ha gustado, viene más con confianza. A veces hasta me llaman por teléfono para preguntarme, y es para mí una satisfacción que ellos confien en mí y que gasten el producto local que traen los pescadores en sus barcos.

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