Primera propuesta a los ayuntamientos
La Mesa de Árbol Urbano reclama más vegetación y limitar las podas
El Manifiesto de una veintena de entidades pide que aumenten las zonas verdes de los 21 municipios
Las Palmas es la provincia menos arbolada
La Mesa del Árbol Urbano de Gran Canaria lanza un manifiesto para una gestión sostenible del arbolado urbano / La Provincia
La sombra de un imponente laurel de indias del Parque Doramas, ejemplo de como se debe cuidar la vegetación en el interior de una ciudad, acogió ayer la lectura del Manifiesto de constitución de la Mesa del Árbol Urbano de Gran Canaria, que engloba a una veintena de entidades que se han unido para defender este patrimonio natural e incrementar la superficie arbolada en los 21 municipios de la Isla.
Entre otros objetivos, el Manifiesto propone un manual de buenas prácticas para evitar daños a los árboles ya existentes, erradicar las podas agresivas, plantar más ejemplares en el medio urbano o minimizar las intervenciones para que desarrollen todo su potencial estético, climático y natural.
El Manifiesto fundacional fue leído por Consuelo Jorges, presidenta del grupo ecologista Turcón, y en el acto también intervinieron Enrique Hernández Reina, por el colectivo Vigilantes de los Árboles, y Pino Dávila, representante de Bioagaete.
Hernández Reina resaltó que la principal problemática en ciudades como Las Palmas de Gran Canaria «es que hay pocos árboles y los que existen no están, en general, en buen estado, pues han sufrido podas abusivas y maltrato en las raíces». Puso como ejemplo lo ocurrido con la vegetación de calle San Bernardo tras las «podas agresivas» de finales del siglo pasado y las obras entre los años 2006 y 2008.
Hernández Reina sostiene que los árboles «son necesarios» para la salud física y mental de los ciudadanos
«Queremos ser propositivos, lo hacemos con espíritu de participación y colaboración con las autoridades, con las concejalías de Parques y Jardines de toda Gran Canaria porque es a nivel insular; pero no vamos contra nadie, solo estamos a favor de la renaturalización de las ciudades con muchos más árboles», apuntó Hernández Reina, quien subrayó que «Las Palmas, como provincia, es la menos arbolada de toda España» y que «casi cada día es noticia la caída de una palmera».
La Mesa, añadió, propone que se planten más árboles, pero no como una medida estética y ornamental, sino porque son necesarios en una situación de cambio climático, desertificación y aumento de las temperaturas.
Los árboles son una solución
«Los árboles son una solución, aunque desgraciadamente son percibidos por algunos vecinos como un problema; pueden producir pequeñas molestias, pero los beneficios son mucho mayores; si hubiera una máquina que redujera el Co2, produjera oxígeno, diera humedad y frescor, seguro que los alcaldes se la comprarían a los chinos, pero esas máquinas ya existen y se llaman árboles», comentó Hernández Reina, quien insistió en que la mayoría de los municipios de la isla son deficitarios en zonas verdes por habitante pese a que los árboles «son necesarios» para la salud física y mental.
Los firmantes del Manifiesto son la Real Sociedad Económica Amigos del País, Ben Magec-Ecologistas en Acción, Vigilantes de los Árboles, Turcón, La Vinca, Adapa, Asociación Barrios Verdes, Asociación de Silvicultores, Profor-Canarias, Fénix Gran Canaria, Foresta, Aider, Bientratar, Asociación para la Economía del Bien Común, Drago de Sataute, Colegio de Ingenieros Técnicos Forestales, Asociación de Pymes forestales de Canarias, Bioagaete y Acción Simbiótica.
Primera propuesta a los ayuntamientos: Recomendaciones de buenas prácticas en la arboricultura
El Manifiesto está acompañado de un documento de recomendaciones a los 21 ayuntamientos en el que se afirma que «la gestión del arbolado urbano está experimentando un cambio muy importante motivado por el incremento de la sensibilidad hacia los árboles por parte de la sociedad en su conjunto, el desarrollo del conocimiento en cuanto a las técnicas adecuadas para garantizar un equilibrio entre la seguridad vial, de las personas y la conservación del arbolado, y la necesidad de incrementar la superficie arbolada en las ciudades, para paliar los efectos del cambio climático.
La Mesa del Árbol «constata a escala municipal una carencia de instrumentos de gestión de arbolado basados en el conocimiento, como protocolos de gestión, manuales de buenas prácticas, planes de gestión, catálogos o ordenanzas de árboles singulares. Ante ello, presenta siete principios básicos e insta a los ayuntamientos a que «lo asuman en su gestión diaria, hasta que se vayan dotando de los instrumentos adecuados para garantizar la vitalidad del arbolado, la seguridad de la ciudadanía y la salvaguarda de los importantes servicios ecosistémicos que nos brindan».
Entre esos principios prioriza el de la «precaución», en el que señala que «la arboricultura ha evolucionado desde la cirugía arbórea, caracterizada por la visión de los árboles como pacientes y la creencia de que las técnicas invasivas y altamente tecnificadas ofrecen remedios curativos efectivos». Al respecto, añade que actualmente se da prioridad a la capacidad de los árboles de defenderse por medios propios ante las amenazas, pero se deberán minimizar las actuaciones sobre el arbolado, motivándolas técnicamente, principalmente para evitar situaciones de riesgo para las personas. Esto conlleva un considerable ahorro en las partidas financieras, que posibilita utilizar de forma más racional los presupuestos de jardinería.
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