Los Enemigos de las Plagas: Así Protege FSM sus Cultivos

Grupo FSM impulsa una agricultura sostenible en Gran Canaria mediante el uso de control biológico, reduciendo plagas sin recurrir a productos químicos

Samuel A. Cruz, Director de FSM Agricultura.

Samuel A. Cruz, Director de FSM Agricultura. / GRUPO FSM

La Provincia

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Las Palmas de Gran Canaria

En el mundo agrícola, el control de plagas es una batalla constante, donde cada decisión impacta directamente en la productividad, la calidad de los cultivos y la sostenibilidad del medio ambiente. En este contexto, Grupo FSM ha desarrollado su propia metodología basada en el control biológico, una estrategia que garantiza la calidad y eficacia de sus procesos de producción, respetando los equilibrios naturales del ecosistema.

De forma coloquial, solemos referirnos a los agentes de control biológico como “bichitos buenos que se comen a los bichitos malos”. Pero ¿qué convierte exactamente a un insecto, ácaro o microorganismo en una plaga? La respuesta radica en su capacidad para causar daños significativos a los cultivos, ya sea reduciendo el volumen de producción, afectando la calidad comercial del producto o incluso provocando la pérdida de cosechas enteras. Una de las características más preocupantes de las plagas es su alta tasa de reproducción, lo que provoca un desequilibrio en el agroecosistema y dificulta su contención por medios tradicionales.

Para contrarrestar este desequilibrio, existen dos enfoques principales: el uso de productos fitosanitarios de origen químico y el control biológico. Aunque los fitosanitarios pueden ser efectivos para reducir las poblaciones de insectos plaga, su uso prolongado conlleva riesgos importantes, como la aparición de resistencias, la afectación de organismos beneficiosos y el deterioro del entorno. Por el contrario, el control biológico se basa en el uso de enemigos naturales —organismos vivos como insectos, ácaros o microorganismos— que ayudan a mantener las plagas a raya sin necesidad de intervenir químicamente de forma masiva.

Tipos de control biológico

Control biológico por conservación: Este método busca conservar y potenciar las poblaciones de enemigos naturales ya presentes en el entorno agrícola. Para ello, se diseñan y fomentan estructuras vegetales que sirvan como refugio, fuente de alimento o lugar de reproducción para la fauna auxiliar. Aunque se trata de una estrategia más compleja y que requiere estudios específicos por cultivo, sus beneficios a largo plazo son significativos. En cultivos como el plátano, su implementación resulta más complicada debido a que las ayudas económicas están ligadas a la superficie productiva, lo que limita la posibilidad de incorporar zonas de vegetación auxiliar sin afectar la rentabilidad.

Control biológico por inundación: En este caso, se realiza la liberación controlada de insectos beneficiosos que actúan de forma directa sobre las plagas. Los organismos liberados pueden actuar como:

Depredadores, que cazan y se alimentan de las plagas. Ejemplos de ello son los ácaros fitoseidos, utilizados para controlar la araña roja (Tetranychus urticae) y los trips. Para la araña roja se emplean Neoseiulus californicus, un ácaro generalista, y Phytoseiulus persimilis, más especializado. Para los trips, se utilizan Neoseiulus cucumeris y las larvas de Chrysopa, también conocida como crisopa verde.

Parasitoides, que insertan sus huevos en el interior de las plagas, donde las larvas crecen alimentándose desde dentro hasta provocar la muerte del hospedador. Un ejemplo destacado es Acerophagus artelles, empleado en el control de la cochinilla de la platanera (Dysmicoccus grassi).

Además del uso de enemigos naturales, en FSM Agricultura se aplican técnicas complementarias como el uso de trampas con feromonas, una herramienta precisa para el monitoreo y reducción de plagas específicas:

En el cultivo del plátano, se utilizan para el control del picudo de la platanera (Cosmopolites sordidus).

En la papaya, se implementan contra la traza (Opogona sacchari), un insecto que puede afectar gravemente el fruto.

Actualmente, FSM Agricultura gestiona cuatro fincas de plátano bajo régimen de control biológico, con una superficie total cercana a las 12 hectáreas. No obstante, este enfoque no se limita a esas fincas. En toda la extensión cultivada —aproximadamente 245 hectáreas— se lleva a cabo un riguroso control de la araña roja mediante sueltas periódicas, lo que permite mantener una presión baja de esta plaga sin necesidad de recurrir a tratamientos químicos convencionales.

El control biológico no es solo una técnica más dentro del manejo agrícola; representa una alternativa integral, sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Permite alcanzar altos niveles de sanidad vegetal sin comprometer la salud del suelo ni del entorno, y sin poner en riesgo a los consumidores.

Grupo FSM lleva desde 1966 comprometido con la producción agrícola en el norte de Gran Canaria, especializándose en el cultivo de frutas como el plátano y el café. Su modelo de trabajo combina prácticas tradicionales de recolección con la incorporación de tecnología de vanguardia en automatización, trazabilidad y gestión del agua, lo que le permite no solo preservar el legado agrícola de la isla, sino también avanzar hacia una agricultura más inteligente, responsable y con visión de futuro.

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