Gastronomía
El bar San Antón: entre pizcos y enyesques
El establecimiento forma parte de la historia de Agüimes. Localizado junto a la antigua ermita de San Antón, del año 1500 y que ahora acoge el centro de interpretación del casco histórico, fue el lugar de pizcos y enyesques de varias generaciones. Calamares, cochino y platos de cuchara, además de los chuchangos, han sido su bandera.

Juan López al natural, en el trajín diario del bar San Antón de Agüimes, en el que lleva 45 años después de coger el relevo de su padre, Pepito. | LP/DLP

El bar San Antón forma parte del paisaje y del paisanaje de Agüimes. Localizado en el casco histórico, sus elaboraciones culinarias se hicieron famosas desde que Pepito López abrió esta tasca de pizcos y enyesques en 1978. Varias generaciones lo tienen como un lugar de referencia.
Juan López, su hijo, entró de forma definitiva al negocio familiar en 1980, cuando tenía solo 16 años. Cogió el testigo más tarde y ha conservado la esencia de este local, que forma parte de la historia de la villa. La barra es la misma, y la forma de hacer las cuentas con tiza sobre ella también. Costumbres que permanecen.
«Antes solo estaba este mostrador, pero siempre estaba lleno de gente. Teníamos calamares y carne de cochino todos los días. Los fines de semana esta plazoleta se llenaba de coches con familias para comer, y recuerdo a mi padre sacando las bandejas afuera», dice Juan, quien comparte con su mujer Rosario López, ‘Sari’, el trajín diario de San Antón.
El restaurador también rememora la figura de María, su madre, en la cocina, haciendo calderos de fabada, carne en salsa, carajacas o de pescado encebollado, entre otros platos populares. Una vez terminados se ponían sobra la barra y allí se despachaba a la clientela. «En aquella época no teníamos microondas ni lavavajillas. Yo me ponía a fregar los platos junto a ella mientras cocinaba. Era una paliza», explica. Es Sari la que guarda las recetas de su suegra y las repite una y otra vez con el mismo sabor.
Rescate de recetas
El San Antón también se ha ganado la fama de recuperar antiguas recetas, lo que le ha llevado a ganar varios premios. Uno de sus platos estrella son los caracoles. El local cuenta en su haber con dos primeros, un segundo y un tercero del concurso que se celebra cada año en el mes de enero con motivo de las fiestas de San Sebastián, «y eso ha conseguido arrastrar mucha gente de la isla al pueblo», asegura. También participa en las jornadas dedicadas al cochino negro.
Otra de las recetas que ha recuperado es el potaje de Jueves Santo de Agüimes. «No lo conocía nadie. Es único y solo se hacía aquí», explica López, quien añade que se hacía antiguamente de forma tradicional y que lo conocía de su madre y de su abuela. Lleva garbanzos, un puré de calabaza y papas sancochadas. «Se hierve todo y de ahí sale ese potaje, que se servía el Jueves Santo, y el Viernes Santo el sancocho, que también lo seguimos ofreciendo por costumbre».
San Antón, además de ser patrimonio culinario de la gente de Agüimes, también lo siguen visitando los murgueros de Agüimes, equipos de fútbol y otros deportes, y desde hace tiempo los extranjeros que llegan a la villa con el turismo rural y descubren en este local, con una gran terraza bajo el laurel de Indias, los sabores de la cocina típica canaria.
Juan López afirma que el local nunca ha cerrado ni cambiado de dueño, y si ha aguantado estos 47 años «es porque hemos mantenido la misma filosofía de cuando mi padre lo abrió, que es trabajar y ofrecer comida tradicional».
La carta aparece en una pizarra que está en la misma terraza. Los platos que se ofrecen están escritos con tiza, y a medida que se van acabando se van borrando.
A diario ofrece carajacas, churros de merluza, papas arrugadas, fabada, ropa vieja de pulpo, chocos fritos, caracoles, queso frito, croquetas, garbanzada, albóndigas, aceitunas y una variedad de quesos de la zona y el cochino negro, que crían los Blases, una familia de Agüimes.
Los calamares se pueden degustar los sábados y domingos. La ropavieja de carne también toca los sábados. La carne de cabra se reserva para los jueves. Los viernes también entra la pata de cochino asada. López también insiste que a lo largo de estos 47 años, «nunca hemos servido papas fritas congeladas. Siempre son naturales y de la tierra». Y como los calderos de comida dan para lo que dan, a medida de que se van acabando van desapareciendo de la la pizarra. Un aviso para los comensales que lleguen algo tarde a la degustación de los platos típicos del San Antón.
Otro de los atractivos del local es su ubicación. En el mismo casco histórico de Agüimes. A su terraza principal de da sombra un enorme laurel de Indias. Junto a este espacio al aire libre está el Centro de Interpretación del Casco Histórico de Agüimes, que alberga también la oficina de información turística, y muestra la historia, el patrimonio y el desarrollo de este emblemático lugar, que se ha ido ganando la admiración de muchas personas de la isla y de turistas por lo bien conservado que está. San Antón, con el sabor de sus platos típicos y de sus tapas caseras, también forma parte de todo eso, mostrando respeto por lo que fue y dejando claro lo que es, un modesto bar de pueblo que merece ser conocido y disfrutado.
Comer a la sombra del laurel
El horario del San Antón es de martes a domingo, de 11.00 a 16.00 y de 20.00 a 24.00 horas. Los lunes cierra. El teléfono de contacto es 637 01 06 76.
Cuenta con una pequeña barra en su interior y una terraza que se reparte entre la entrada y la sombra de un enorme laurel de Indias. El aforo en el exterior es de 60 personas aproximadamente.
Queda justo al lado del Centro de Interpretación del Casco Histórico, que contiene un pequeño museo con entrada gratuita.
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