Ni gimnasios ni meditación: estas tres rutas de Gran Canaria te regalan calma y vistas increíbles

Estos son los planes ideales si buscas disfrutar de esta primavera en la isla y reconectar contigo mismo

Barranco de Los Cernícalos

LP/DLP

Las Palmas de Gran Canaria

Con la llegada de la primavera, caminar vuelve a convertirse en uno de los grandes placeres gratuitos de Gran Canaria. Senderos que se llenan de flores, cielos claros y una temperatura perfecta para reencontrarse con la naturaleza.

La creadora de contenidos @taniapyetku ha compartido en Instagram sus tres rutas favoritas para esta época del año. Lugares donde el silencio, el verde y la desconexión están garantizados.

Si buscas un plan sin prisa, sin notificaciones y con mucho aire puro, esta selección es justo lo que necesitas porque hay pocas cosas más sanadoras que un buen paseo entre tajinastes, barrancos y escaleras que parecen subir al cielo.

Roque de la Vela (Tenteniguada)

Esta ruta comienza en el barrio de Tenteniguada, desde la plaza del Rincón. Los primeros metros se hacen por asfalto entre calles, pero en cuanto empieza la subida, también comienza el espectáculo natural: tajinastes azules, roques y pendientes que suben directos a la cumbre.

En primavera, esta zona se convierte en un jardín salvaje lleno de vida. La ruta es exigente en algunos tramos, pero las vistas merecen cada paso. Eso sí, si hay niebla, toca imaginar el paisaje.

Barranco de los Cernícalos (Telde)

Una de las rutas más populares y agradecidas de la isla. El barranco de los Cernícalos está dentro de la Reserva Natural Especial de Los Marteles, entre Telde y Valsequillo.

Son 12 kilómetros rodeados de vegetación, pasarelas de madera, sombra generosa y hasta pequeñas cascadas. El sonido del agua y el verde intenso acompañan todo el trayecto, ideal para los que buscan refrescar cuerpo y mente sin grandes desniveles.

Barranco del Álamo (Teror)

Un paseo que muchos aún desconocen, pero que Tania escribe como pura paz. El sendero del Barranco del Álamo, recientemente rehabilitado, atraviesa una zona frondosa repleta de marañuelas, bicácaros y helechos.

Las escaleras talladas en piedra lo convierten en un paseo casi místico, con tramos cubiertos de sombra bajo cañas y eucaliptos. Ideal para quienes quieren caminar sin prisas y dejarse envolver por el silencio y el verde.

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