Los alumnos del IES José Arencibia Gil llegan a Gran Canaria: «Han sido días muy angustiosos»
Más de un centenar de familiares recibieron en el aeropuerto de Gran Canaria al grupo de profesores y alumnos del IES José Arencibia Gil que quedaron atrapados en el aeropuerto de Barcelona la noche del lunes por el apagón.
La aventura terminó entre aplausos, llantos y abrazos de bienvenida.

La Provincia

Fran no olvidará su 16 cumpleaños. Como regalo, un viaje de vuelta a Gran Canaria cancelado, su maleta extraviada, el frío suelo del aeropuerto de El Prat como improvisada cama y un grupo de invitados fundidos por el cansancio y la ansiedad. Su madre Araceli lo esperaba para compensar los malos momentos con una fiesta en casa donde soplar sus velas y recoger algunos obsequios.
Esta es una de las tantas historias del periplo que han vivido 96 alumnos de la ESO y los ocho miembros del equipo del profesorado del IES José Arencibia Gil de Telde, que se quedaron atrapados en Barcelona la noche del lunes al suspenderse el vuelo de vuelta a casa tras el apagón que afectó a toda la Península Ibérica.
Más de un centenar de familiares no dudó en ir a su encuentro en el aeropuerto para darles la bienvenida, después de una aventura de dos días llena de incertidumbres por el regreso a la Isla.
Las madres hablaban emocionadas antes de volver a abrazar a sus hijos e hijas en el área de las llegadas. Obdulia, madre de Álvaro, de 4º de la ESO, explicó que «han sido momentos desesperantes y de mucha angustia». La mujer subrayó que sabían que estaban en buenas manos, por la confianza que le tenían al grupo de profesores que les acompañaba al alumnado en este viaje. A la angustia de desconocer si volverían, se le sumaba la dificultad de ponerse en contacto con sus familiares por la caída de las telecomunicaciones. «Cuando pudimos hablar con ellos nos comentaron que estaban muy cansados. Nosotros le transmitíamos tranquilidad y les decíamos que todo iba a salir bien, mientras estábamos angustiados porque no sabíamos qué iban a hacer con ellos», explicó Obdulia, quien defendió la actitud que mantuvieron de permanecer juntos ante la propuesta de la compañía aérea de trasladar a Gran Canaria a un grupo, la mayoría de ellos profesores, mientras que el resto viajaría el sábado. «En todo momento han estado unidos, y decían que si fueron juntos volverían juntos».
«Fue desesperante»
Nerunia, la madre de Adrián, recordó que la noche del lunes «fue desesperante» al no poder estar comunicados, y señaló que todo fue «un poco caótico». Ella creyó, como otras familias, que su hijo ya estaba de vuelta la noche del lunes, «cuando una madre me dijo que los chicos no habían viajado y ahí empezamos a desesperarnos». Una vez que les informaron de que estaban en el hotel, al que entraron la madrugada del martes, y pudieron comer algo y descansar, fue cuando llegó la calma después de ver las imágenes de ellos durmiendo en el suelo del aeropuerto. «Hasta ese momento la incertidumbre nos estaba matando», dijo Nerunia.
Agustín, marido de la profesora Antonia, también esperaba por ella, quien le comentó el descontrol que vivieron la noche de la cancelación del vuelo de regreso a Gran Canaria. «El problema era que no había ningún tipo de información», señaló, y añadió que el profesorado no descansó velando por el grupo. «Son niños y estaban acompañados por sus profesores, que los iban a cuidar como si fueran sus hijos», apuntó.
Intermediación del Gobierno de Canarias
Sergio Suárez, padre de Silvia, criticó «la falta de interés de la compañía aérea Vueling, «que podrían haber solventado con mayor celeridad», a la vez que defendió el papel del Instituto informando a las familias y la implicación en la búsqueda de la solución por parte de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias.
El alcalde de Telde, Juan Antonio Peña, también quiso estar presente en el recibimiento del grupo «para darles la tranquilidad y agradecer a las familias y a la comunidad educativa del municipio el comportamiento ejemplar ante esta adversidad que han vivido».
El grupo fue recibido con aplausos y abrazos de sus familiares emocionados, que los trataron como estrellas, llamando la atención de muchos viajeros. Aitor, uno de los alumnos, afirmó que esta aventura inoportuna «nos ha unido más y ha reforzado mucho el grupo porque nos hemos ayudado unos a otros».
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