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El templo solar olvidado de Gran Canaria que proyecta vidas antiguas en sus paredes

Una cueva revela cómo los antiguos canarios alineaban la luz y las piedras para rendir culto a la fertilidad

Barranco Hondo

Barranco Hondo / Aider Gran Canaria

Johanna Betancor Galindo

Johanna Betancor Galindo

Las Palmas de Gran Canaria

Hubo un tiempo en el que las cuevas eran más que refugio. Eran hogar, calendario, templo y mapa del alma. En el interior del antiguo asentamiento aborigen de Artevigua, hoy casi despoblado y conocido como Barranco Hondo, en Gran Canaria, aún permanece viva una cueva capaz de contar una historia sin palabras.

Según desvela el creador de contenidos @phdc_23 en Pequeñas Historias de Canarias, este lugar fue uno de los núcleos trogloditas más importantes de la isla. Su templo solar, intacto desde la conquista en 1483, guarda una sabiduría ancestral que los siglos no han logrado borrar.

La luz como relato de una antigua vida

En palabras del investigador, la cueva, situada a los pies del macizo de Tamadaba, formó parte de una red de casas excavadas a mano en la roca.

Muchas de ellas fueron adaptadas con el paso del tiempo, pero dos en concreto permanecieron inalteradas: las que conforman el antiguo Santuario y Marcador Astronómico de Artevigua.

Interior de las cuevas

Interior de las cuevas / micamara.es

A través de una apertura orientada con precisión, la luz del sol entra en la cueva marcando equinoccios y solsticios. Pero lo más sorprendente no es su precisión técnica, sino lo que proyecta en la pared sobre grabados triangulares, símbolos de fertilidad femenina.

Según avanza el año, estas proyecciones van tomando forma hasta sugerir una figura de mujer embarazada, y más tarde, una semilla. Un ciclo completo de fecundidad tallado en piedra y sol.

Una cultura silenciada

Tras la conquista castellana, este territorio pasó a llamarse Barranco Hondo y su topónimo original, Artevigua o Artebirgo, se perdió en los registros oficiales.

El proceso de castellanización y el empuje de la Iglesia borraron nombres y ritos, y durante siglos el templo quedó olvidado.

“La aculturación hizo que los canarios olvidaran su lengua, y con ella el templo donde se celebraban los ritos de fecundidad”, relata. La desaparición del topónimo Artevigua en el siglo XVIII no fue casual, sino fue una estrategia de silenciamiento cultural.

Cuando el Sol habla

Los arqueólogos sitúan aquí uno de los centros espirituales más importantes de la isla. El templo, además de su valor simbólico, representa una forma única de registrar el paso del tiempo y los ciclos de la vida.

Este enclave forma parte del Paisaje Cultural del Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2019. El propio Cabildo de Gran Canaria ha promovido la protección y restauración de estos yacimientos, reconociendo su valor arqueológico, astronómico y espiritual.

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