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52ª Bajada de la Virgen del Pino

La Virgen del Pino lleva la esperanza a la catedral de Las Palmas de Gran Canaria

La 52ª bajada de la patrona de la Diócesis de Canarias culmina una vez más en una Plaza de Santa Ana abarrotada acompañada por diversas personalidades políticas

Antonio Morales, presidente del Cabildo de Gran Canaria, hizo una petición por el pueblo palestino que sufre los bombardeos de Israel en Gaza

Llegada de la Virgen del Pino a la Catedral de Canarias

La Provincia

Martina Andrés

Martina Andrés

Las Palmas de Gran Canaria

Mandy y Midali se despertaron hoy a las tres de la mañana para coger la guagua de Almatriche a Teror. Les dijeron que si se llenaba, las dejaban en tierra, así que a las tres y media fueron para la parada. Su objetivo: asistir a la misa antes de que comenzara la bajada de la Virgen del Pino y acompañarla durante todo el camino hasta la Catedral de Santa Ana.

Más de doce horas después, madre e hija la miraban en un banco de madera, Midali con los ojos llorosos. «Ya da emoción verla, pero también ver a la gente cuando va pasando. Los veo emocionados y yo también me emociono», relató la joven que vivió este acontecimiento por segunda vez en su vida.

La imagen de la patrona de la Diócesis de Canarias llegó a la catedral alrededor de las 18.00 horas, después de pasar por el Castillo de Mata, donde la recibieron autoridades como el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, la consejera de Sanidad del Gobierno de Canarias, Esther Monzón, la alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria, Carolina Darias o el exalcalde de la ciudad, Augusto Hidalgo. Mientras sonaban los aplausos, se escuchó una traca. Apretones de manos entre las diferentes personalidades mientras la gente se amontonaba a ambos lados de la calle Primero de mayo para ver a la virgen. Y alguna que otra disputa si alguien osaba a ponerse delante o le quitaba a otro el sitio.

Así, avanzaron los peregrinos ya cerca de su destino final. Junto a la catedral, en primera fila y bien sonriente, la esperaba desde las dos de la tarde Teresa Tejera, con las manos agarrando la valla de seguridad y el cuerpo inquieto. «Es una ilusión para todo el pueblo. El pueblo está en la calle. ¡Qué bonito!», exclamó. El Nissan del Ejército ya llegaba y los aplausos llenaban el cielo. «¡Viva la Virgen del Pino! ¡Viva!», sonó al unísono.

Petición por Gaza

Tanto Monzón, como Darias y Morales dedicaron palabras a los vecinos y vecinas y a la Virgen, recordando que es un símbolo que «da fuerza a nuestras tradiciones y a nuestras costumbres», como apuntó la alcaldesa, que esta bajada es «un acto de amor profundo», en palabras de la consejera, y recordando el genocidio que Israel está cometiendo sobre Gaza, pidiendo que se permita la entrada de ayuda humanitaria en la Franja y haciendo alusión al «drama migratorio», como hizo el presidente del Cabildo.

Tras las palabras de otras personalidades, como el Obispo de la Diócesis de Canarias, José Mazuelos Pérez, se procedió a firmar el acta que permitirá que la virgen esté durante varios días en la catedral, hasta que vuelva a subir a Teror el próximo 15 de junio. Días en los que aquellos que lo deseen, podrán acercarse a este templo capitalino para verla y hacerle las peticiones deseadas en este Año de Jubileo.

Con la imagen mirando hacia la plaza y hacia la banda, el coche comenzó a girar para su entrada en la catedral. Una vez de frente, empezó a avanzar seguida por la comitiva de autoridades que venían acompañándola, con un canto que entonaba «suspiramos riendo y llorando en este valle de lágrimas...» y el sonido del órgano inundando la estancia.

Una vez colocada, a la derecha del altar, Jesús David Domínguez Arbelo se bajó del automóvil con cara cansada pero feliz. Junto a Manuel Tavíos Rodríguez y otro compañero, fue uno de los encargados de conducir a la Virgen del Pino desde Teror hasta la capital. «Como siempre, una experiencia maravillosa. El miedo siempre lo tenemos. También estamos preparados para cualquier cosa que surja con otro coche de rescate, pero estábamos muy seguros de no iba a pasar nada», expresó. «Lo vivimos con responsabilidad, por supuesto, con mucha responsabilidad, porque lo que llevamos detrás de nosotros es la patrona de nuestra Isla. Pero orgulloso de haber colaborado en esta bajada», añadió por su parte Tavíos.

Entonces fue el momento de dejar a los fieles y a los peregrinos entrar. Con paso raudo, algunos incluso corriendo, se aproximaron a la imagen, segura ya sobre el coche quieto. Los móviles se alzaban con fervor, se lanzaban decenas de fotos, un chico joven hacía un directo en Instagram para sus seguidores que no dejaba de recibir corazones. Y, entre tanta tecnología, las lágrimas de siempre. Lágrimas de esperanza, de emoción, de recuerdos asociados a una virgen que también representa infancia, familia, amistades, unión.

Con los ojitos aguados la miraba Beti, que se sacaba la cara con las manos. «Para mí es muy emocionante porque hace muchos años la vi cuando era niña, bajando por la calle de mi barrio, La Paterna. Siempre me ha acompañado y ahora mismo necesito pedirle por muchas familias, amigas que necesitan salud. Es la primera vez que le pido», confesó junto a su madre Pili y su hermana Pati. Al poco rato, las tres salieron abrazadas por la puerta de catedral. Abrazadas y llenas de esperanza, la que ha traído la patrona a la capital grancanaria.

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