Multitudinaria subida de la Virgen del Pino a Teror
Miles de fieles acompañan a la Patrona de Gran Canaria en su emotivo regreso a su santuario, recorriendo barrios capitalinos en un trayecto cargado de tradición, fe y esperanza

La Provincia
La Virgen del Pino sube a Teror acompañada de miles de fieles tras su salida este domingo de la Catedral de Canarias, donde ha permanecido desde el 31 de mayo. A las seis de la mañana se abrían las puertas del templo para iniciar una subida histórica que devolverá a la Patrona de Gran Canaria a su santuario en Teror.
La imagen ha cruzado varios barrios de la ciudad en su peregrinación, desde el caso antiguo, Las Rehoyas, Miller Bajo, El Polvorín, Los Tarahales, Siete Palmas y Tamaraceite.
La subida ha estado llena de momentos de gran emoción para los vecinos de la capital grancanaria. En el Hiperdino de Miller Bajo los voladores recibieron el trono y en Los Tarahales una gran petalada proveniente de un edificio conmovió a los asistentes. En Tamaraceite, la iglesia de San Antonio Abad acogió el desfile con pétalos, confeti y música.

C. B.
La LII bajada de la Virgen del Pino ha protagonizado momentos históricos como la visita a Telde y Vecindario. Este es un acontecimiento tradicional que se desarrolla desde el siglo XVII, en aquel momento se celebró para rogar a María ante la falta de lluvias. En esta ocasión, bajo el lema ‘Camino de esperanza', los creyentes han podido trasladar a la Virgen sus peticiones personales y colectivas.
Cuco Báez, que no pudo participar en la bajada por motivos laborales, decidió hacer el trayecto por su cuenta dos semanas antes. "Todos tenemos nuestros motivos para unirnos, seamos católicos o no", expresó. El suyo era "acompañar al pueblo", ya que a cada paso saludaba a algún conocido. "Te das cuenta de que realmente formas parte de la sociedad, y de que aún existe esa humanidad que las redes sociales están apagando", reflexionó. "Sabes que este tipo de momentos se te van a quedar grabados para siempre", añadió.

El regreso de la Virgen del Pino a Teror, en imágenes / Andrés Cruz
Muchos vecinos de Teror madrugaron para participar en la subida desde el inicio. Eugenio Acosta se levantó a las 2:30 de la madrugada para llegar a la Catedral y acompañar a la Virgen. «Siempre que ha bajado la hemos seguido, y siempre que lo haga, estaremos allí», afirmó. Acosta pidió salud a la patrona, convencido de que «lo demás llega solo». «Hay mucha gente y nos hemos reencontrado con amigos que hacía años no veíamos. Ojalá esta tradición nunca se pierda», dijo.
No todos los peregrinos completaron el trayecto completo, ya que muchos se sumaron en distintos puntos según sus capacidades. Purificación Suárez llegó en guagua hasta Tamaraceite y caminó hasta el Claret, donde la Virgen hizo una parada que permitió a los fieles descansar, comer y beber algo. Aunque vive en Guanarteme desde hace más de 50 años, Suárez es originaria de Teror y mantiene un vínculo fuerte con su iglesia. "Este acompañamiento me llena espiritualmente como católica", confesó.
María Julia Mayo se unió en Siete Palmas y se retiró en Tamaraceite, ya que no podía recorrer una distancia mayor. "Cuando era joven veníamos cada año desde La Aldea para las fiestas del Pino", recordó con nostalgia. Mayo pasó ante los pies de la imagen y pidió salud, suerte y el fin de las guerras. "Necesitamos algo que nos dé esperanza, y la Virgen nos transmite algo bueno", expresó.
"La Virgen es muy milagrosa y hay mucho deseo de que regrese a casa", dijo Lourdes Déniz. En la bajada llegó hasta la Catedral, donde vivió una experiencia profundamente emotiva. "Soy muy devota y le he hecho muchas promesas", confesó. Aunque ha peregrinado sola en otras ocasiones, aseguró que hacerlo en grupo "siempre es mejor". "Este año es un jubileo de esperanza y, con Eloy Santiago como obispo en Tenerife, promete mucho. Tenemos mucho que celebrar y esta subida es una más", añadió.
El hecho de que esta bajada coincida con el Año Jubilar le otorga un significado especial, con un enfoque centrado en la esperanza. De ahí el lema elegido para esta ocasión: Camino de esperanza.
Ana Espino y María Santana decidieron subir hasta Teror porque, según dijeron, "no es algo que se vea todos los días". Santana visita a la Virgen cada quince días y le ha hecho varias promesas. "Voy a pedirle salud y agradecerle que me haya quitado los dolores", relató. "Yo pido por todos, incluso para los que se portan mal porque en el fondo todos somos buenos y son circunstancias de la vida", reflexionó.
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