Esta es la 'catedral' canaria que parece salida de Hogwarts
Un templo neogótico, con secretos masones y vidrieras francesas, que impresiona a quien lo ve por primera vez

Visita a la azotea de la iglesia de Arucas, dentro de las jornadas Arucas Piedra y Flor / Andrés Cruz / LPR

Uno no espera encontrar una iglesia de estilo neogótico, con torres que rozan los cielos, en medio de un municipio norteño donde el ron y la piedra tallada son identidad. Pero así ocurre en Arucas, Gran Canaria, donde se alza imponente la Parroquia de San Juan Bautista, conocida por todos como la “catedral de Arucas” aunque, en realidad, no lo sea.
La divulgadora de historia y filóloga Elena Marrero (@elena_marrero) lo confiesa con asombro tras su visita: “me impactó muchísimo”.
Aunque no pudo entrar por estar en misa, compartió en redes su fascinación con un edificio que parece sacado del universo de Harry Potter. Vidrieras firmadas por maestros franceses, una torre de 60 metros y rumores de símbolos masones se esconden tras su fachada de piedra negra.
No es una catedral
Lo primero que hay que saber es que, aunque popularmente se la conozca como la catedral de Arucas, su nombre real es la iglesia de San Juan Bautista. Y su historia no empieza con su fachada actual, sino en una pequeña ermita construida en el siglo XV, tras la conquista de Gran Canaria. "La gente cristiana que trabajaba aquí reclamaba un lugar donde poder rezar".
Aquel primer templo era humilde, sencillo, pensado para la población cristiana que trabajaba en los cultivos de caña de azúcar. Con el tiempo, la ermita fue elevada a parroquia en 1515, luego reedificada, y finalmente sustituida por la gran iglesia actual, cuya construcción se inició en 1909 y no terminó hasta 1977.

16-05-2024 ARUCAS. Visita a la azotea de la iglesia de Arucas, dentro de las jornadas Arucas Piedra y Flor / Andrés Cruz
Una iglesia que nació del orgullo local
A lo que Elena Marrero añade: "En pleno siglo XX decidieron que querían construir un edificio que impactara a cualquiera que visitara Aruca". El proyecto fue obra del arquitecto catalán Manuel Vega i March, y se levantó con piedra negra de la famosa cantería de Arucas, lo que le da ese aspecto misterioso y monumental. El estilo elegido fue el neogótico, con elementos modernistas y toques neoclásicos.
Sus torres gemelas, su campanario de 60 metros y la monumentalidad del conjunto hacen que muchos la confundan con una catedral de capital europea.
Durante su construcción, que se prolongó durante más de seis décadas, las grandes familias de Arucas participaron activamente en la financiación y toma de decisiones. Hay quienes aseguran que algunas de ellas estaban vinculadas a la masonería, y que dejaron símbolos ocultos en el templo, un detalle que refuerza ese aire enigmático que tanto fascina a los visitantes.
La torre campanario, que no forma parte de la fachada principal sino que se alza lateralmente, fue la última gran obra del conjunto. Aunque puede parecer más baja que otras catedrales, en realidad mide unos 60 metros y permite divisar toda la localidad, la costa norte e incluso, en días claros, el Teide de Tenerife.
Un interior que guarda siglos de historia
Quienes logran entrar descubren un interior donde predominan los arcos ojivales, las paredes blancas y una atmósfera majestuosa, templada y espiritual.
Destacan dos elementos que proceden del templo original, el Cristo Crucificado del siglo XVI, que preside el altar mayor, y una colección de vidrieras espectaculares, muchas de ellas fabricadas por la firma francesa Maumèjean y Hermanos, con sede en Bayona, Burdeos y París, famosos por sus vitrales artísticos. Algunas fueron donadas por cofradías, vecinos y familias locales.
Arucas, más allá del ron
Aunque la iglesia es su símbolo más reconocible, Arucas es mucho más. El municipio norteño, de unos 35.000 habitantes, también es conocido por el ron Arehucas, el más famoso de Canarias, producido en la destilería más antigua de Europa. Y por su casco histórico, declarado Bien de Interés Cultural, con arquitectura típica, plazas tranquilas y calles llenas de historia.
La Montaña de Arucas, antiguo cráter volcánico, ofrece las mejores vistas de la zona y sirve de telón de fondo para la llamada “catedral”. En los días despejados, incluso se puede ver la silueta del Teide al fondo. Es uno de esos lugares que mezclan naturaleza, patrimonio y sorpresa.
Para muchos, visitar Arucas y encontrarse con esta iglesia es una experiencia inesperada. Lo fue para Elena Marrero, como para tantos otros. “Ojalá tenerla cerca todos los días para apreciarla bien”, escribió. Porque hay construcciones que no solo se visitan, se admiran. Que no necesitan ser catedrales para dejar sin palabras.
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