Santa María de Guía
Paco Rivero, pionero del fotoperiodismo
Pocos días después de cumplirse 22 años de su fallecimiento, Guía recuerda con distintos actos las cuatro décadas que Francisco Rivero García dedicó a cultivar el arte fotográfico en su ciudad, municipio y comarca Norte.

Paco Rivero, pionero del fotoperiodismo / LP/DLP

El recuerdo de la figura y el trabajo que durante más de cuarenta años del pasado siglo desarrolló Francisco Rivero García (1944-2003, Guía) como fotógrafo en su ciudad natal y en la comarca Norte, ocupa un lugar preeminente en el programa de las fiestas de la Virgen en este mes de agosto. Tras cumplirse recientemente veintidós años de su fallecimiento, la Corporación municipal guiense le rindió homenaje ayer sábado con la presentación del libro Guía ayer y hoy a través de la fotografía de Paco Rivero.
Poco antes inauguró la exposición de 16 paneles en la Plaza de Las Huertas, que muestran una selección de secuencias de su andadura vital y creatividad en el arte fotográfico. Un conjunto de imágenes y antiguas cámaras instrumentales completan una documentación atractiva en la Casa de la Cultura, gracias a la generosidad de Pachi Rivero, hijo, y la Fundación Canaria Néstor Álamo.
Diversos testimonios de quienes lo conocieron y han estudiado su activa producción abundan en que Francisco Rivero fue un artista en su especialidad: vocacional, persistente y sensible para captar con precisión, hondura y maestría, la realidad y los perfiles de los distintos tipos humanos de la sociedad en la que se movía.

Paco Rivero, pionero del fotoperiodismo | LP/DLP
Por tanto, no sorprendió anoche en el teatro Hespérides –escenario de la velada- la coincidencia en resaltar todas estas cualidades suyas por parte de los intervinientes durante la presentación del libro sobre su vida y obra, firmado por Sergio Aguiar Castellano, cronista oficial. En su turno de palabra, éste no dudó en acuñar para Paco Rivero el término de «fotoperiodista» a la hora de explicar su labor, en la que constituyó un modelo singular.
«Además de un excelente fotógrafo de estudio, ha sido un reconocido icono del fotoperiodismo en la comarca Norte. Y simultáneamente, un dinamizador cultural hasta en el cine, abarcando un trabajo extraordinario como documentalista. Supo captar con su técnica y poner en valor especialmente nuestro acervo cultural y etnográfico», puntualizó el autor de la biografía.

Paco Rivero, pionero del fotoperiodismo / LP/DLP
La obra dedica igualmente unas líneas a otras facetas del protagonista, no necesariamente ligadas al mundo de la fotografía. Su curiosidad inagotable le llevó a explorar otras áreas, para convertirse en un impulsor del Séptimo Arte. Fundó con otros aficionados de la zona Norte el Grupo de Cine Luján Pérez, animado por su «querido profesor y director del instituto guiense, Luis Cortí Vilás», apunta Sergio Aguiar. Las inquietudes llevaron a Rivero a probar también la locución radiofónica, arropado por Mara González, en aquel tiempo con una de las máximas cuotas de audiencia a través de Radio Las Palmas.
Su afán emprendedor se extendió al campo de la música. Incentivó y coordinó eventos de interés masivo. Por ejemplo, el Festival de la Canción del Norte, cuya primera edición en La Atalaya de Guía fue ganada por un joven Braulio, interpretando Mi amigo el pastor. Pocos años después, Paco Rivero, acompañado de entusiastas guienses como el maestro José Manuel Vega –estudiante de Magisterio en aquel momento-, y el técnico de sonido Eladio Saavedra, entre otros, lideró una intensa campaña de recogida de firmas a favor de la candidatura de Braulio para representar a España en Eurovisión 1976, objetivo que finalmente se logró con la canción Sobran las palabras.

Paco Rivero, pionero del fotoperiodismo
El volumen presentado ayer tarde contó con la presencia y participacion del concejal de Cultura, Julián Melián Castellano, además del autor. A juicio del prologuista y doctor en Historia del Arte, Félix Delgado López, la publicación ofrece a los lectores unas funciones y lecturas diversas: «Por un lado es la historia de la fotografía relacionada con Guía, y por otro es un reconocimiento especial a la trayectoria del fotógrafo Paco Rivero, reforzado con un muestrario de los principales géneros e iconografías que sirven para ir construyendo la imagen del municipio norteño. Creo que se convertirá en una referencia ineludible de la fotografía en Canarias. El texto, con toda la carga emotiva que las instantáneas pueden despertar en nuestra memoria, servirá para que acentuemos los vínculos con el Norte de Gran Canaria, y en particular con Guía y sus habitantes».
Julián Melián no regateó méritos a Paco Rivero para honrar su memoria: «Sin duda ha representado para nuestro municipio algo más que el fotógrafo de pueblo, ‘notario’ fotográfico, que nos deja su obra. El momento que le tocó vivir, el tardofranquismo, los resultados de la posguerra mundial crearon un mundo, al menos en Europa, que dio lugar a personajes que, rozando la bohemia, no dudaron en introducirse en la estela de lo que significa la palabra antropología en su significado más profundo».
Interpretó que el objetivo de Rivero no solo era la fotografía: «Fue consciente en todo momento de que documentaba la vida, que hacía eternos los paisajes, los rostros, las labores de la gente. Viendo su trabajo, creo que lo hizo siempre desde el respeto a la historia local y a las raíces del pueblo canario, empapado asimismo (también conscientemente) de la ruralidad de las suyas».
Concluyó el edil de Cultura anotando con énfasis que para Guía y la comarca Norte de Gran Canaria, Paco Rivero «es a día de hoy un etnógrafo, sin cuyo trabajo no se entendería la memoria de los últimos cuarenta años del siglo XX».
La biografía dada a conocer suma 344 páginas y unas seiscientas fotos, reveló Carmelo Santiago Casañas, promotor de Ediciones Genealógicas Canarias (Edigeca). «Como otros ejemplares anteriores de Sergio Aguiar, es un trabajo de investigación maravilloso. Se trata de un enorme análisis que no escatima documentos y fotografías. Seleccionar entre todas las que componen el fondo fotográfico de Paco Rivero es una tarea inconmensurable, digna de unos pocos», expresó el editor canario.
Puso luego su acento en el tránsito de la obra por la historia fotográfica de Guía y los fotógrafos que se instalaron en la comarca Norte, con Paco Rivero como eje principal del relato y «máximo exponente del municipio desde su niñez hasta su muerte. En definitiva, es un tomo que todo guiense amante de la fotografía querrá tener en su librería familiar».
Antonio Aguiar Díaz, abogado y director de iusport.es, amigo del homenajeado fotógrafo, lamentó una vez más su temprana pérdida. Reiteró una admiración por su profesionalidad innovadora con la cámara fotográfica, siempre en bandolera por calles y rincones de la ciudad, como muchos lo recuerdan todavía en todo acontecimiento de relieve local. «Dicen que nadie es imprescindible, pero no conozco a otro guiense que se haya ocupado de la memoria gráfica de su pueblo como Paco Rivero, lo cual engrandece su figura y le estaremos agradecidos siempre. Como suele acontecer con los grandes hombres, la obra trasciende al autor y es lo que permanece».
«Tuve mi encuentro último con él en julio de 2003, mes y año precisamente de su triste fallecimiento», añadió Antonio Aguiar. «Me hizo la foto que más tarde se reprodujo en el programa de las fiestas de la Virgen, en las que yo me enteré de su óbito diez minutos antes de pronunciar el pregón. Prueba del afecto que todos le teníamos, el público asistente se puso en pie y prorrumpió en cerrados aplausos, tras guardar respetuosamente un minuto de silencio en su memoria. Reconozco que ha sido una feliz iniciativa del Ayuntamiento de Guía este merecido homenaje del fin de semana para evocar justamente el innegable quehacer documental y artístico de Paco Rivero con la fotografía».
Por su parte, José Manuel Vega Pérez, profesor, contextualiza su estrecha amistad con el personaje, hoy objeto de reconocimiento generalizado: «La vida de joven en una ciudad como Guía no ofrecía muchas variantes en las décadas de los 70 y 80, pero yo siempre estaba ocupado. Una de mis faenas, además de estudiar y trabajar, fue adquirir un compromiso con Paco Rivero, a mis quince años. En un ambiente de camaradería pactamos solemnemente que los sábados yo podría lavar su coche marca británica Hillman, que años después sustituyó por un Alfa Romeo. A cambio, él me facilitaba una máquina de fotos Kodak con rollo de 12 y revelado. Se convirtió en buen ‘negocio’ para ambos. Permitió consolidar una amistad, jalonada de experiencias que influirían positivamente toda mi vida en aquella época».
Reconoce que lo orientó en el mundo de la imagen analógica y que colaboró con su estudio fotográfico, a veces funcionando también como corresponsalía de revistas nacionales punteras en el mercado, para dar cabida en sus páginas a reportajes de las islas remitidos por Paco Rivero. «Le acompañé a menudo en congresos y certámenes», desvela José Manuel Vega. «Me inició en el mundo del periodismo y me abrió puertas en la vida social de aquellos años. Era un maestro en las relaciones públicas y un auténtico artista en lo suyo para obtener la foto de mayor calidad. Tuvo la enorme capacidad de combinar su estudio profesional con otras aficiones culturales. Paco era polifacético, admirado y respetado por todos. Se fue muy joven. Para proseguir seguramente sus reportajes en otras galaxias. Sin embargo, nos dejó su huella imborrable con miles de imágenes. Por ello sigue entre nosotros», remata con el sentimiento propio de un afecto y una amistad inmarchitables, pese al tiempo transcurrido.
La más sobresaliente de las distinciones que otorgaron a Paco Rivero se registró en 1969. El IV Certamen Internacional Fotográfico de Berna le galardonó por una fotografía de las artesanas con el barro en Hoya de Pineda (Guía). El premio le llegó ocho años después de su primera incursión periodística en el vespertino Diario de Las Palmas, con sólo 17 años. Luego firmaría más colaboraciones en El Eco de Canarias, Canarias 7 y revistas de ámbito nacional.
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