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Visítalo al atardecer: el espectacular espejo de agua entre las rocas volcánicas de Gran Canaria

No es un enclave turístico al uso pero quienes la visitan descubren un rincón singular que combina mar, roca volcánica y calma en perfecta armonía

Amigas viendo un atardecer

Amigas viendo un atardecer / IA

Las Palmas de Gran Canaria

Gran Canaria sorprende más allá de sus playas icónicas. Entre dunas, barrancos y pueblos costeros, la isla guarda rincones discretos que escapan al turismo masivo y ofrecen experiencias distintas, casi íntimas.

Lugares donde la naturaleza se presenta sin artificios, invitando al viajero a bajar el ritmo y dejarse envolver por el paisaje.

En el litoral de Telde, entre Salinetas y Melenara, se esconde la Charca de los Pérez, un pequeño humedal costero formado por la acumulación natural de agua en una depresión rocosa.

No es un enclave turístico al uso ni figura entre los espacios protegidos de la Red Canaria de Espacios Naturales, pero quienes la visitan descubren un rincón singular que combina mar, roca volcánica y calma en perfecta armonía.

Charca de los Pérez

Charca de los Pérez / Ayto. de Telde

Paisaje y sensaciones

La charca funciona como un espejo de agua junto al océano, donde el vaivén de las olas se atenúa y permite apreciar reflejos cambiantes al compás de la luz del día.

Su entorno volcánico y su ambiente tranquilo contrastan con la animación de las playas cercanas, convirtiéndola en un refugio visual y sensorial.

A diferencia de la Charca de Maspalomas, que es humedal protegido y visitado por miles de turistas, la Charca de los Pérez no tiene la misma notoriedad. Precisamente ahí radica parte de su atractivo: la posibilidad de contemplar un paisaje costero diferente sin masificaciones.

Por eso conviene respetar el entorno, evitar residuos y no alterar el espacio natural.

Momento ideal

Visitar la Charca de los Pérez al atardecer es una experiencia que nada tiene que envidiar a los rincones naturales más conocidos en el mundo.

Aquí la luz del ocaso transforma el pequeño espejo de agua en un lienzo vibrante de reflejos y siluetas, a escala íntima y serena. Su paisaje volcánico y marino evoca también las piscinas naturales de Madeira o las Azores, donde la geología convierte la costa en escenarios únicos para contemplar la fusión entre roca y océano.

En la Charca de los Pérez, ese instante de calma vespertina ofrece al viajero la oportunidad de disfrutar de la belleza de un humedal costero con la ventaja de la tranquilidad: sin multitudes y con la sensación de haber descubierto un secreto bien guardado de Gran Canaria.

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