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Sector Primario

La agricultura de Gran Canaria depende ya del agua desalada por la sequía en las presas

Seis de los ocho embalses del Cabildo están vacíos tras otro verano con el consumo disparado y las pocas reservas se usan en zonas altas

Practicantes de pesca en la presa de Chira, en proceso de vacíado por las obras de la central hidroeléctrica.

Practicantes de pesca en la presa de Chira, en proceso de vacíado por las obras de la central hidroeléctrica. / José Carlos Guerra

Las Palmas de Gran Canaria

Gran Canaria inicia el otoño-invierno con las reservas de agua al mínimo y con la agricultura dependiendo casi en exclusiva de las desaladoras y las depuradoras. La escasa cantidad que queda en las presas, pozos y galerías se destina al abasto humano en aquellos lugares a los que aún no llega la red hidráulica de las potabilizadoras, como zonas altas de Teror, Arucas, San Mateo o San Bartolomé de Tirajana, donde este verano hubo restricciones porque el calor disparó el consumo.

Las ocho presas del Cabildo, siete propias y la de Soria participada en un 91%, entraron en mínimos históricos desde el verano pasado y seis de las ellas están prácticamente vacías. En la última medición del Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria, a principios de este mes de octubre, entre todas sumaban unas reservas de 446.107 metros cúbicos, el 1,89% de su capacidad total, el 4,21 % si se exceptúa el embalse de Soria.

Solo La Gambuesa, al 20,11% de su volumen máximo, y El Mulato, al 14,17%, almacenan agua para consumo agrícola y ganadero. Las dos grandes presas de la cumbre, las de Chira (1,01%) y Soria (0%), están técnicamente inoperativas por las obras de la central energética de Salto de Chira. Aún faltan unos dos años para que los excedentes de la planta hidroeléctrica que se construye entre ambos embalses se puedan utilizar para la agricultura.

Reservas

Las dos presas públicas de la zona norte, Candelaria (0,79%) y El Vaquero (0%) han gastado todas sus reservas en el último año, al igual que en el sur las de Ayaguares (0,35%) y Fataga (0,26%). La última entrada de agua en las presas del Cabildo fue en las lluvias del mes de abril, apenas 39.132 metros cúbicos, pues las mayores cantidades de precipitación se recogieron en la presa de Las Niñas, de titularidad privada, alrededor de 500.000 metros cúbicos.

La situación de los embalses de las heredades de las cuencas de La Aldea (Siberio, Parralillo y Caidero de Las Niñas) y del norte (Los Pérez, Lugarejos y Las Hoyas) no es mejor, pues casi todas están por debajo del 15% o también vacías.

El Consejo Insular intercambia agua industrial con las heredades que aún disponen de reservas en las zonas altas de la isla

El pasado mes de septiembre se gastaron 40.397 metros cúbicos de las presas del Cabildo, frente a los 58.185 de agosto y cantidades menores en los anteriores meses de 2025, cuando lo habitual era desembalsar de 150.000 a 200.000 metros mensuales para el riego agrícola.

Pese a la sequía que afecta al campo grancanario en el último lustro, el consejero de Sector Primario y Soberanía Hidráulica del Cabildo, Miguel Hidalgo, explicó que se está atendiendo la demanda de riego agrícola con agua industrial, pues en esta situación los embalses pasan a un segundo plano y sus reservas se utilizan de refuerzo allí donde no llega la red de desaladoras o depuradoras.

«El agua nunca es abundante, pero ha sido un verano tranquilo y, por lo tanto, vamos a afrontar el resto del año sin dificultades importantes», apuntó Hidalgo, quien aseguró que ya se han acabado las restricciones en el abasto público en barrios de las medianías, especialmente de Teror.

«Afortunadamente -subrayó el consejero- tenemos una serie de infraestructuras de agua industrial que las presas han pasado a un segundo nivel de importancia y toda esa demanda agrícola la estamos cubriendo con agua desalada o regenerada».

Aunque el verano meteorológico fue muy cálido, el sexto con mayores temperaturas medias desde que hay registros históricos, también hubo cuatro días de lluvias débiles y dispersas que dejaron un riego en zonas del norte y medianías. Esas precipitaciones no aportaron agua a las presas, pero refrescaron la atmósfera tras los episodios de calor con la llamada lluvia horizontal del alisio.

Precipitaciones

Así, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), el 26 de agosto se recogieron 6,2 litros por metro cuadrado en su estación de Valleseco; el 1 de septiembre 10,8 litros en Valleseco y 8,8 en Teror; y el 9 de septiembre otros 11 litros en esos dos municipios. Los lloviznas del 24 de septiembre también mojaron los cultivos de temporada en varios puntos de la isla.

Carmelo Santana, director gerente del Consejo Insular de Aguas (Ciagc), detalló que salvo en Chira, en el resto de las zonas de la isla donde las presas están vacías se está regando con la producción industrial, desalada, regenerada o ambas.

En espera de que llueva este invierno y alivie en algo la sequía, el Cabildo seguirá aportando al sector agrícola las reservas de La Gambuesa y El Mulato, mientras que la poca agua que queda en el fondo de Chira, ya por debajo de la zona que permite el desagüe, se está bombeando para que se aproveche en las fincas cercanas, donde aún no llega ninguna red.

Obras en el embalse de Soria, totalmente vacío por la construcción del Salto de Chira

Obras en el embalse de Soria, totalmente vacío por la construcción del Salto de Chira / David Delfour

En el resto de la isla ya se riega con agua industrial. Santana comentó que el Ciagc «lleva ya tiempo trabajando para incrementar las producciones de las desaladoras, sobre todo las del norte, y también poner en servicio redes de terciarios como los de Maspalomas, El Tablero o Jinámar para mantener o aumentar el suministro de agua regenerada».

Entre este invierno y mediados de 2026, antes de que llegue el verano, está previsto incrementar los recursos no dependientes de las presas. En paralelo, dentro del plan de acción para mitigar la sequía, se están realizado los denominados «intercambios cumbre-costa», consistentes en llegar a acuerdos con las heredades o comunidades de regantes que dispongan de agua en las zonas altas de la isla, en pequeños embalses, pozos o galerías privadas, para permutarla por agua desalada o regenerada del Cabildo en las zonas bajas. Así se resolvieron este pasado verano los problemas de suministro en los barrios altos de Teror y Arucas.

El gerente recordó que en el subsuelo quedan reservas, pero siguen mermando a medida que suben las temperaturas en verano, cuando se aprecia un aumento del consumo humano y agrícola. «El acuífero es un gran depósito, pero si no hay aportaciones de agua se genera un desequilibrio claro», recalcó.

Como ha ocurrido con los bombeos desde Los Romeros a San Mateo, se está llevando agua desalada por encima de la cota 600 e incluso por encima de los 1.000 metros, como en Temisas, para usar el agua de lluvia en la cumbre.

Las presas públicas reducen su volumen a mínimos históricos, solo 446.000 metros cúbicos entre todas

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