Jóvenes de una misma familia mueven una montaña en Agüimes

Durante años, el pintoresco barrio de Montaña San Francisco de Agüimes, situado entre Agüimes casco y Playa de Arinaga, ha estado sin mucho movimiento vecinal. Casi se apagó y parte de su vida social se diluyó. Hoy, un grupo de seis jóvenes, tres hermanos y tres primos de entre 20 y 30 años, criados en el barrio, han decidido reforzar su historia.

La iniciativa parte de Kevin López de la Guardia y sus dos hermanos, Omar y Jonathan y las primas Indara Ramos López , Selenia López De La Guardia y Nisamar López De La Guardia. Crecieron en el mismo entorno. Han llenado huecos de la Asociación de Vecinos Montaña San Francisco de Agüimes con un proyecto con el que pretenden unir más al vecindario. «Volver a la niñez cuando no teníamos problemas, queremos que la gente vuelva a ilusionarse con su barrio. Que se olviden los problemas, que sonrían y recuperemos la convivencia», cuenta López, que recuerda que los nuevos miembros de su misma familia entraron en la asociación el 31 de enero. Aclara que siempre ha existido la asociación y el comité de fiestas. Ellos solo quieren transmitir su idea de volver a la niñez, traer la alegría y llamar a la participación.

Fiestas de San Francisco

La nueva gente que ocupa la asociación estrenó esta semana su andadura con la fiesta en honor a San Francisco de Asís, patrón del barrio. La imagen del santo se guarda en una pequeña ermita excavada en la roca, una cueva situada en la propia montaña que da nombre al lugar. Según el portavoz de la familia, «Es un rincón con valor sentimental y simbólico", que recuerda que fue construido por los propios vecinos y que ellos quieren ahora que cobre protagonismo.

Seis jóvenes de la misma familia vuelven a dar vida a Montaña San Francisco de Agüimes

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En esta ermita, junto a la plaza, radica uno de los principales ejes de la reactivación de la actividad vecinal. López de la Guardia hace un cebo entre los vecinos del municipio: «guardamos una sorpresa dentro de la ermita y queremos que vengan a verla». Sin facilitar muchos más detalles, solo cuenta que han recuperado las dos imágenes de la virgen del Carmen y santa Rita, donadas por los vecinos y las han vestido con trajes. Una está ya en una parte horadada de la cueva y la otra en un pequeño altar dentro de la misma caverna. No quiere ofrecer imágenes, solo que vayan al barrio para que las vean. Otro familiar, su tío, Juan Martín, será la persona homenajeada este primer año de mandato de estos jóvenes, y lo reconocen por ser vecino de años en el barrio. Su figura protagoniza la imagen dibujada en el cartel de las fiestas junto a un pequeño de la mano, «como si fuera él de niño y vuelve a recordar lo que eran las fiestas en su infancia», apunta Kevin, que será también protagonista de la fiesta al leer el pregón este viernes.

La programación, con apoyo del Ayuntamiento de Agüimes, arrancó de forma muy original el pasado sábado: pasacalle con cuatro papagüevos confeccionados por ellos mismos por la avenida de Playa de Arinaga y la banda Aborigen, con la que anunciaron el regreso de las celebraciones. «Fue una manera de decirle a todo el mundo que Montaña San Francisco vuelve a estar vivo. Ver a los niños correr detrás de los papagüevos y a los mayores sonreír fue la mejor señal», comenta el mismo portavoz. Sorprendieron a los vecinos y bañistas. «Hace más de 40 que no veía papagüevos en Arinaga», comentó Mari Pino, que estaba en el muelle mirando el acto.

Pregón, homenaje y música

Han organizado conciertos gratis desde este jueves hasta el domingo. Habrá procesión con el santo el sábado y conciertos, juegos infantiles.

«La gente se ha volcado. Algunos vecinos mayores nos han dicho que hacía tiempo que no veían algo así. "Eso nos emociona", alega el mismo vecino.

Los miembros de la asociación Montaña San Francisco no quiere quedarse en colaborar en la organización de las fiestas patronales de octubre. Su objetivo es mantener la actividad durante todo el año, con eventos como talleres, actividades deportivas y encuentros familiares. «Queremos que el barrio esté vivo. Si no se mueve, se apaga. Y no queremos que eso pase», añade.

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