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Antonia San Juan, entre pañuelos y sonrisas: “Esto no es un bicho, es una enfermedad”

La actriz canaria atraviesa su tratamiento contra el cáncer con honestidad, ternura y valentía, compartiendo su experiencia para acompañar y visibilizar

Antonia San Juan muestra su peluca por primera vez y lanza un emotivo mensaje sobre el cáncer

La Provincia

Diego R. Moreno

Diego R. Moreno

Las Palmas de Gran Canaria

Con la entereza de quien conoce bien el escenario, pero esta vez desde otro lugar, Antonia San Juan ha vuelto a ponerse frente al público. No para interpretar un personaje, sino para mostrarse con una sinceridad desarmante en su papel más íntimo y real: el de una mujer que está atravesando un tratamiento de cáncer de garganta.

Desde que dio a conocer su diagnóstico hace apenas un mes, ha decidido acompañar a quienes atraviesan caminos similares, hablando sin filtros ni dramatismos. Esta semana, lo ha hecho de nuevo, esta vez dejando ver por primera vez la peluca que usará mientras dure la quimioterapia. Un gesto aparentemente sencillo, pero cargado de significado.

"Hoy me he puesto la peluca", dice en un vídeo publicado en sus redes, con esa mezcla de humor y emoción que la caracteriza. El accesorio, un regalo de la peluquería oncológica de Ángela Navarro, ha sido para ella más que una solución estética. Es una herramienta de adaptación, una forma de seguir mirándose al espejo con ternura.

“Al principio me veía rara”, confiesa. “Pensaba que todo el mundo me miraría por la calle”. Ha necesitado varios días para familiarizarse con ella, para integrarla a su imagen, a su cuerpo, a su proceso. Pero lo ha conseguido, y con ello ha sumado una nueva opción para transitar con dignidad este momento: pañuelo, coco liso o melenón, como ella misma enumera con gracia.

Lo que también cura: el amor sincero, la risa, y las personas que no juzgan

San Juan ha repetido en varias ocasiones que no se trata solo de medicamentos. El entorno importa. “Rodearse de personas que te hagan reír, que no vengan con chismes ni comentarios de si estás fea o rara… eso también forma parte del tratamiento”, asegura.

Sus palabras no son una pose. Son el eco de alguien que ha comprendido que la salud también pasa por el alma. Por eso insiste en alejarse de las personas que traen miedos o sentencias rotundas sobre el dolor o la enfermedad. Cada proceso es único, cada cuerpo reacciona distinto, y nadie tiene derecho a dictar cómo debería sentirse alguien que está enfermo.

Antonia San Juan

Antonia San Juan / La Provincia

Entre las muchas historias que le llegan, Antonia quiso responder especialmente a la de una madre en Lanzarote, cuyo hijo comenzaba ese mismo día su primera sesión de quimioterapia. Su mensaje fue claro: “Confía en la medicina, en los médicos. Lo que nos están poniendo no es veneno, es salud. Esto no es un bicho, es un cáncer, una enfermedad, y nada más”.

En ese momento, su testimonio dejó de ser solo personal. Se transformó en acompañamiento colectivo, en palabra compartida que consuela. Lo que ella recibe en comentarios de apoyo, lo devuelve en palabras sinceras, con la convicción de que la visibilidad sana y de que el silencio solo alimenta el miedo.

“No esconderse” como forma de seguir viviendo

La actriz ha explicado que, además de las implicaciones emocionales, su decisión de mostrarse públicamente también tiene una razón práctica: necesita seguir trabajando. “Yo no soy rica. Tengo que mantener mi empresa, y si desaparezco tres meses sin decir nada, la gente puede pensar que soy una caprichosa”.

Lejos de victimizaciones, ha puesto sobre la mesa una realidad que comparten muchas personas autónomas que atraviesan enfermedades graves: la enfermedad no detiene las obligaciones económicas, y la necesidad de seguir adelante se convierte en un desafío más.

Por eso, estar presente, aunque sea desde casa y con peluca, también es una forma de sostenerse. “Esto me ayuda a mí, igual que puede ayudar a otros”, reconoce. “Cuando leo vuestros mensajes, me siento acompañada”.

Antonia San Juan mostrando agradecimiento en su perfil de Instagram

Antonia San Juan mostrando agradecimiento en su perfil de Instagram / Antonia San Juan

San Juan ha bromeado sobre lo que supone pasar de un pelo fino a una melena densa. “No es la peluca, soy yo adaptándome a tanto pelo”, dice. Un comentario aparentemente trivial, pero que encierra una gran verdad: todo cambio necesita su tiempo. Y está bien que así sea.

Ha aprendido a colocársela de manera que se vea más natural, “enseñando un poquito las orejas, que dicen que queda mejor”, y ha comprendido que no tiene que elegir entre ocultarse o mostrarse perfecta. Puede ser vulnerable, puede estar en proceso, y puede compartirlo sin tener que dar explicaciones.

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