Tres mujeres con salitre en el alma: Telde homenajea a Carmen Rosa, Aura y María del Pilar por dedicar su vida al mar
El municipio rendirá homenaje el próximo 15 de octubre a Carmen Rosa Santana, Aura García y María del Pilar Hernández como Mujeres del Mar, en reconocimiento a su entrega a la pesca, el cuidado del pescado, la labor en la pescadería y la transmisión de los valores y tradiciones marineras de unas generaciones a otras en Melenara

De izquierda a derecha, María del Pilar Hernández, Carmen Rosa Santana y Aura García en Taliarte. / Andrés Cruz
Carmen Rosa Santana, Aura García y María del Pilar Hernández son vecinas de Melenara, en Telde. Dos de ellas nacieron junto al murmullo del mar del municipio, y la tercera llegó por vocación, atraída por la calma y el encanto del lugar. Sus vidas se entrelazaron alrededor del océano Atlántico, de la pesca y de las historias que nacen al borde del muelle de Taliarte. Entre redes, amaneceres salados y conversaciones, las tres mujeres comparten una misma manera de mirar el mar: con respeto, gratitud y tradición familiar.
Todas fueron hijas, amigas o conocidas de pescadores. Empezaron sus andaduras como niñas, mientras veían entrar y salir a los barquillos del agua y escuchaban las historias que el mar dejaba en la orilla tras una larga travesía. Con el tiempo, aquellas tardes de juego y diversión entre redes, cubos y olor a marisma se convirtieron en trabajo, esfuerzo y orgullo por mantener una costumbre que late día a día en cada rincón de Taliarte. Ninguna de ellas supera los 65 años; de hecho, la más joven no alcanza los 30. Pero todas comparten la misma fuerza y el mismo respeto por un oficio que exige paciencia y manos curtidas por la sal.
Por este motivo, Carmen Rosa, Aura y María del Pilar serán homenajeadas el próximo 15 de octubre por el Ayuntamiento de Telde, en reconocimiento a su labor y para conmemorar la figura de la Mujer del Mar. Un tributo merecido a tres vidas que, tras muchas mareas y recuerdos, han sabido mantener viva la esencia mariera del barrio teldense.
Carmen Rosa Santana
Carmen Rosa Santana nació en el año 1963, en el seno de una familia de pescadores, y creció con el olor a salitre impregnado en la piel y el sonido de las olas como banda sonora de su infancia. Con tan solo 9 años, la joven Santana acompañaba a su madre, agarrada de su mano, por la orilla de la playa de Melenara y, mientras contemplaba el mar, le confesó que quería lanzarse al agua junto a sus tíos para salir a pescar.

Carmen Rosa Santana en Taliarte / Andrés Cruz
Aquel deseo infantil no quedó en un simple capricho. Poco tiempo después, consiguió cumplir su deseo. Comenzó sus andaduras en el mundo de la pesca ayudando en las faenas diarias y aprendiendo de los mayores el arte de tratar las redes, seleccionar el cebo y reconocer las señales del mar. «Al principio iba a calar, es decir, a tirar las redes», especificó. En esa época, por el trabajo que realizaba, «ganaba alrededor de medio duro o, lo que era lo mismo, media soldá», explicó Santana.
Sueños cumplidos
El salario de Santana aumentó y pasó de cobrar media soldá a soldá entera. «Si los pescadores ganaban un duro, yo también lo ganaba», recuerda con una sonrisa. Nunca sintió miedo al mar, pero siempre le tuvo un profundo respeto. Su amor y pasión por la pesca fueron creciendo con los años, convirtiéndose en una verdadera experta del oficio. Carmen Rosa fue presidenta durante ocho años de la Cooperativa de Melenara y, en 2012, el Cabildo de Gran Canaria la reconoció como Sabia del Mar.
«Estuve dando clase a los niños de 7 y 8 años sobre la pesca en vivo y en directo. Les enseñaba a los pequeños de la casa qué pescados se podían coger y cuáles no», explica, orgullosa de transmitir la tradición y el conocimiento marino a las nuevas generaciones. El Cabildo de Gran Canaria reconoció el valioso trabajo que realizaba Santana con los niños y contó con su colaboración durante cuatro años.
«Los chavales me agradecían mi labor como profesora de pesca, me daban abrazos y aprendían mucho», destaca. La afición de Santana no solo se limita al mar, sino también a la enseñanza y a transmitir valores. Siempre llevaba a esas charlas y clases sus redes y sus estrobos. «Ellos siempre querían ponérselos, tal como hacía yo», resalta.
Hace años que ya no sale a pescar, tras perder a dos seres queridos en un día de mala marea. Desde entonces, decidió mantenerse en la orilla, cerca del mar, pero sin aventurarse en sus aguas. Ahora, dedica su tiempo libre a la cofradía en el muelle de Taliarte, donde charla con sus amigos pescadores y sigue vinculada al mundo que tanto ama.
Aura García
Aura García es la más joven de las tres y, con apenas 27 años, se encarga de la administración de la Lonja de Taliarte, una pescadería gestionada por la Cooperativa de Pescadores de Melenara, presidida por su padre. Además, también es directora de la empresa Compaluna Pescados Melenara. Lleva cinco años al mando, tiempo en el que ha aprendido a combinar la tradición familiar con nuevas ideas para mantener la pescadería activa y organizada. «Los marineros ven todo lo que he avanzado y aprendido en este periodo de tiempo», señala.

Aura García en la oficina de su empresa. / Andrés Cruz
Su familia siempre ha estado ligada al mar y al mundo de la pesca. «Mi abuela vivía en las casetas en medio de la playa de Melenara», recuerda con nostalgia. De hecho, su bisabuelo compró un barco de pesca en 1946, el Compaluna, y su abuelo también fue marinero. Así, desde muy pequeña, Aura creció rodeada de historias de pescadores. «Cuando mi padre no esté, me encantaría seguir llevando la empresa porque, sinceramente, quiero continuar con la tradición familiar después de tantos años», desvela la joven.
García reconoce que, cuando tomó las riendas de la empresa familiar, no tenía ni idea de los distintos tipos de pescados. «No sabía diferenciar unos de otros», admite, pero el tiempo y la práctica le permitieron aprender rápidamente, ganándose el respeto de los marineros y consolidándose como una referente en la Lonja y en la tradición pesquera de Melenara.
María del Pilar Hernández
María del Pilar Hernández tiene 54 años y, aunque ahora es una más en Melenara, en realidad procede de Agüimes, más concretamente del Cruce de Arinaga. Lleva más de 30 años dedicada al oficio de pescadera y, aunque en su juventud tuvo algunas andaduras por la hostelería, siempre supo que su hogar estaba junto al mar. Actualmente, trabaja en la pescadería la Lonja de Taliarte.

María del Pilar Hernández en la pescadería la Lonja de Taliarte. / Andrés Cruz
De niña, recuerda cómo el pescado siempre decoraba los platos en los almuerzos y cenas de su casa, una presencia que, posiblemente, sembró en ella la pasión por el oficio y por todo lo que rodea a la vida marinera. Con el tiempo, esa pasión se convirtió en experiencia y destreza, convirtiéndola en una de las figuras más reconocidas en la comunidad pesquera de Melenara. «También me gustaba mucho la cocina y, cada vez que podía, preparaba pescado», acentúa. Esa afición y conocimiento del producto la llevaron a montar un negocio hostelero en Arinaga especializado únicamente en pescado. «Poco a poco fui viendo que esto me encantaba y que me hacía muy feliz. Hoy en día mi trabajo es mi debilidad porque estoy en donde quiero y muy cómoda», exclama con una gran sonrisa.
Muchos de los clientes que antes acudían a su restaurante ahora pasan por la pescadería para que Hernández les recomiende los mejores pescados y mariscos. «Estoy muy agradecida porque valoren mi trabajo y esfuerzo con este reconocimiento», reconoce con mucha alegría.
Estas tres almas ensalitradas por el mar, unidas por mareas y recuerdos, llevan la tradición marinera de Melenara en cada gesto y en cada mirada.
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