XXXVIII Festival del Sur-Encuentro Teatral Tres Continentes
Álvaro Lavín, director de escena madrileño: «Quiero pensar que sentimos el teatro como una forma de estar en la vida»
El director madrileño estrena el viernes con la Compañía Teatro Meridional el montaje ‘Lo que sueña un perro’, un viaje metafórico de la guerra a la esperanza

El director de escena madrileño Álvaro Lavín. / LP/DLP
Desde hace más de 25 años el madrileño Álvaro Lavín se ha entregado a las artes escénicas trabajando como actor, productor y director de escena. El también miembro fundador desde 1992 de la Compañía Teatro Meridional (Meridional Producciones), con la que ha dirigido y producido más de 40 espectáculos, se pone al frente de la dirección del montaje ‘Lo que sueña un perro’, que se estrena con carácter nacional el día 17 de octubre (20:00 horas) en el Teatro Cruce de Culturas del Cruce de Arinaga, en el marco de la 38º edición del Festival del Sur-Encuentro Teatral Tres Continentes que tendrá lugar en Agüimes hasta el día 19 del presente mes.
Desde 1996 Lavín conoce la dimensión del citado festival en el que ha participado en numerosas ocasiones. En su programa con la compañía madrileña presentó por vez primera un espectáculo que ampliaría significativamente el mercado de Meridional, ‘Romeo. Versión montesca de la tragedia de Verona’. “Desde el primer momento tuvimos una conexión muy especial con su promotor, Antonio Lozano y todo su equipo, hasta el punto de convertirse con el tiempo en un festival que ha tenido una influencia fundamental para la compañía. Nos sentimos muy afortunados por conservar grandes amistades en Agüimes adonde nunca nos cansaremos de regresar”, advierte el director. “Desde luego, no podíamos haber encontrado un entorno mejor para estrenar ‘Lo que sueña un perro’ que el de Agüimes, en donde nos sentimos queridos y nos aporta la tranquilidad que necesitamos para mostrar nuestro trabajo por primera vez. Además, sabemos de las exigencias de su público que, tras tantas y exitosas ediciones del festival, tiene una gran capacidad crítica. Sus comentarios nos ayudarán a crecer y a seguir dando forma al espectáculo. Nada mejor que estrenar en casa”.
El madrileño dirige ‘Lo que sueña un perro’ con texto de la dramaturga argentina Marina Seresesky con la que ha venido trabajando en las últimas décadas de manera muy estrecha. “Siempre he entendido el teatro como un trabajo en común, donde se necesitan cómplices que te acompañen. Si esos cómplices, como es el caso de Marina Seresesky, te hacen crecer y aparentar ser mejor de lo que eres, sería absurdo no viajar en su compañía y aprender de ellos. Mi relación con el teatro o con el cine sería muy diferente sin ella. Sus textos nos mejoran”.
Una gran cultura poética
Para Lavín esta última producción escénica “habla de todo lo que más nos importa con una gran altura poética, a mi entender, que pone en valor el esfuerzo personal en cada una de nuestras acciones, por pequeñas que estas sean, para encontrar la paz. En estos momentos, cuando nuestra mayor preocupación es la deriva en la que se está viendo inmersa la humanidad, no podríamos haber estudiado, ensayado y puesto en escena un texto que no compartiera con nosotros esta sensación”.
En el contexto de su larga trayectoria como director y activista del teatro en la que figuran obras como ‘Qfwfq, una historia del Universo’, ‘Turistas’ o ‘Miguel Hernández’, entre otras muchas, señala que ‘Lo que sueña un perro’ viene a proseguir incidiendo en su línea de trabajo dramatúrgico que entiende el teatro “como arma de construcción masiva. Este texto de Seresesky nos hace pivotar alrededor de los grandes temas del momento, pero con una gran carga poética que, espero, haga que el espectador se sienta interpelado, motivado a reaccionar”. Define la obra que estrena como “un viaje metafórico desde el dolor hacia la ilusión, desde la guerra hacia la esperanza”.
“En Meridional Teatro seguimos basando nuestros espectáculos fundamentalmente en el trabajo actoral, intentando encontrar una conexión particular con el público. En nuestros montajes los actores son, decididamente, el centro de la creación. Abordamos textos que nos emocionen y que estén dotados de una importante carga social. Quiero pensar que sentimos el teatro igual que hace más de treinta años, como una manera de estar en la vida”, añade. “Al igual que cuando encaramos cada producción audiovisual, seguimos basando las historias que contamos en el teatro en la necesidad de opinar sobre los temas que más nos preocupan: la inmigración, las diferencias sociales, la situación de la mujer o el auge de la ultraderecha, entre otros asuntos”. Por ello no tiene reparo el sentirse en la obligación ética de posicionarse como creador ante el genocidio que sufre la Franja de Gaza. “No entiendo el trabajo artístico que no lleva implícita una clara posición ante las grandes tragedias. Y el genocidio que sufre Gaza es una de las mayores tragedias de la humanidad. Tenemos la obligación de posicionarnos en cada momento para que se ponga fin al extremo sufrimiento del pueblo palestino hasta que se depuren responsabilidades contra aquellos que han cometido crímenes contra la humanidad”.
Teatro de resistencia
Cuando se le pregunta si sería capaz de definir su teatro como una opción de resistencia sostiene que “teatro de resistencia me parece una definición con unas connotaciones muy poderosas. Entiendo el teatro como una forma artística que nos permite expresarnos. En nuestro caso nos preocupamos de que esa expresión tenga un contenido con el que nos sintamos plenamente identificados. Ojalá que llegue a quien asiste a nuestros espectáculos con la misma intensidad con la que nosotros los creamos”.
“Hemos trabajado siempre en proyectos desarrollados y producidos por nuestro equipo. Desde Julio Salvatierra hasta Marina Seresesky. Y cuando nos hemos adentrado en alguno de los grandes textos clásicos ha sido gracias a las adaptaciones de nuestros dramaturgos”, agrega Lavín, quien más que dramaturgos y directores de referencia admite que prefiere referirse a las grandes compañías de teatro que han influido en su trabajo y de las que ha intentado aprender para mejorar, como es el caso de La Zaranda o los primeros espectáculos de Els Joglars’. Según Lavín no corren buenos tiempos para el teatro. “Sueño con que el teatro perdure por siempre al ser un lugar único de encuentro del hombre con el hombre, pero, a mi entender, ha vivido épocas mejores”, sostiene. “El teatro nos educa y acompaña, nos hace reflexionar. Es mucho más que mero entretenimiento”. Veinticinco siglos después el teatro sigue hablando de guerras y tiranías y lo que sigue diciendo de la humanidad es preocupante, aunque para el director “lo que es preocupante es la humanidad en sí”.
“No puedo ni debo pensar en exigirle nada al espectador. El sentido de nuestro trabajo consiste en que se comprenda lo que hacemos. Me interesa ser acompañado por todo tipo de espectador, sobre todo por aquel que puede tener una posición en la vida distante de la nuestra. Creo en la conversación, en intentar entender al distinto para también aprender de él. Esto nos lo enseñó alguien a quien conocéis muy bien en Canarias, nuestro querido Antonio Lozano, al que siempre tenemos muy presente en nuestras creaciones”, concluye Álvaro Lavín.
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