Mari Carmen Mendoza, la profesora que llevó a los guienses a Europa se jubila tras 44 años
Mari Carmen Mendoza (Santa María de Guía, 1959) empezó su vida laboral en el conocido como ‘FP del Lomo’ de Guía en 1992. Tras 44 años se jubila en este mismo centro que, gracias a su empeño, se convirtió en uno de los primeros institutos en llevar a los jóvenes de las medianías a conocer Europa.

Mari Carmen Mendoza Hernández, profesora jubilada del CIFP Noroeste y exconcejala de cultura en Guía. / Andrés Cruz

Impulsó los primeros programas de intercambio entre los alumnos de Guía y distintos países europeos y lo hizo con el único propósito de demostrar que el conocimiento también podía estar más allá de los muros de las aulas. Tras 44 años de su vida dedicándose a cultivar el sentido crítico de sus alumnos, Mari Carmen Mendoza, conocida profesora de Guía aparta la tiza y se jubila. «Me habría encantado quedarme más tiempo para afrontar los retos de la formación dual», relata la docente.
En 1976 partió de su pueblo natal, Santa María de Guía, con un grupo de amigas para estudiar Filología Inglesa en la Universidad de La Laguna, en plena Transición Española. Allí vivió experiencias que en un «municipio bastante cerrado» como Guía nunca había encontrado. Aprendió, junto al resto de universitarios a «correr de la policía» durante las manifestaciones. «Mi generación se lo curró mucho para que los jóvenes pudieran tener una sociedad mejor que en la que yo viví», reivindica con nostalgia.
Si bien disfrutó de esta «preciosa» época, Mari Carmen nunca se planteó quedarse en la isla vecina. Desde que terminó la carrera regresó a Guía y no se mortificó pensando en su destino. «Este es el camino que ahora mismo tengo delante, pues este es el que voy a coger», reflexionó. Así empezó su profesión en el año 81, impartiendo clases de formación profesional en el antiguo edificio de Los Salesianos, en Guía. Los primeros días sintió aquello como «un mundo desconocido», que poco a poco fue disfrutando.
A comienzos del año 1974, los jóvenes de las medianías que llegaban incluso de Montaña Alta o de Fontanales, demandaban una formación profesional de calidad para poder acceder a los puestos de trabajo. Pronto, el edificio emblemático no fue suficiente para afrontar las nuevas necesidades de la formación profesional. En consecuencia, en 1992 se construyó lo que la costumbre y sus caprichos terminó llamando ‘el FP del Lomo’. Desde 2023 su denominación ha cambiado y ahora es el CIFP Noroeste, un Centro Integrado de Formación Profesional.
Esta profesora de Inglés llegó al centro en 1992. Allí, al amparo de las reformas que trajo la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE), las aulas se llenaron de alumnos de secundaria y de bachillerato, además de los estudiantes de los ciclos de formación que ya estaban. Mari Carmen le enseñó a todo ellos. «Tenía niños de 12 años y gente de 20», relata.

María del Carmen Mendoza Hernández, profesora de instituto jubilada y ex concejal de Cultura / ANDRES CRUZ
De Guía a Holanda
Sin privar a la teoría de su valor para alcanzar el conocimiento, su filosofía defiende que la formación no solo reside en el aula. «Nosotros estamos educando para la vida». Por ello, se empeñó en que sus chicos y chicas conocieran las ciudades europeas.
Con ayuda de una compañera consiguió contactar, a través de la Oficina de Programas Europeos de la Consejería de Educación, con un instituto de Holanda, en el municipio de Hilversum, para llevar a cabo un programa de intercambio. «Al principio ellos no querían trabajar con nosotros porque pensaban que Gran Canaria era todo hamacas, arena y sol», confiesa entre risas. A este obstáculo se sumó el temor de los padres ante estas nuevas experiencias que no eran habituales en el norte de la isla por aquellos años. Eran proyectos tan prematuros que ni siquiera se llamaban Erasmus, sino Sócrates y Lingua. La moneda de España todavía era la peseta y en Holanda se compraba con el florín, algo que dificultó el proceso de conversión de las becas europeas que recibieron para emprender los viajes.
No desistieron y, finalmente, los alumnos vivieron la experiencia, que se repitió más de diez veces en Holanda y más tarde con Suecia. Allí también intercambiaron tradiciones: los holandeses conocieron la labor de las alfareras de Hoya de Pineda y los canarios la cerámica de Delft de los Países Bajos. Mari Carmen trabajó duro para que el instituto se convirtiera en uno de los pioneros en Gran Canaria en tener estos programas de intercambio de alumnos con el extranjero.
No guarda ningún mal recuerdo de sus años como docente «ni antes, ni durante, ni ahora». De sus alumnos se lleva la gratitud y el cariño que siente cuando se los encuentra por la calle. «Podrán portarse mejor o peor, pero son agradecidos», admite.
Sin embargo, es crítica con la calidad de la educación actual, que se enfrenta a muchos retos. La clave para mejorarla, señala, reside en el reparto de alumnos por aula para que los docentes puedan atender las necesidades que demanda la diversidad del alumnado. Además, las tecnologías deben estar presentes en el proceso de aprendizaje como un «apoyo» y no como una «solución» y, para evaluar, no siempre se necesita de un examen, los proyectos también son una buena opción.
Soberbia política
Mari Carmen compaginó la docencia y la vicedirección del centro con su carrera política. Empezó en 2007 con Coalición Canaria, de la mano de Fernando Bañolas y siguió con el partido Juntos por Guía. Así, estuvo doce años al mando de su concejalía, la cual abordaba las áreas de Cultura, de Patrimonio Histórico, de Fiestas y, por supuesto, de Educación. El Museo Néstor Álamo y su fundación se inauguró durante aquella etapa y recuerda con cariño los encuentros culturales que organizaba con los institutos del municipio.
En 2019 decidió que no volvería a presentarse a las elecciones. Y no porque no disfrutara. «A mí me gustaba muchísimo», advierte, pero no se identificaba con la «deslealtad» y la «soberbia» que rigen la política y que no coinciden con los valores de la enseñanza. «Como profesores estamos formando a personas, ¿qué sería de nosotros si fuéramos así?», reflexionó.
Sin generalizar, cree que los jóvenes viven desligados de la política. Una situación que se podría revertir concienciándoles de que «el futuro es de ellos y tienen que trabajar por lo que desean». Esto se debe a que «se ha perdido el espíritu crítico», de lo que también son responsables los docentes y las familias: «los alumnos que nosotros formemos son los que van a tener el futuro en sus manos».
El reto de un docente, relata, debe ser cultivar esta capacidad de análisis en el alumnado, para lo que necesita ser un buen comunicador que «escuche» y que «sepa atender a la diversidad de las aulas». También deben enseñarles el valor del respeto, «entre ellos y con los demás». A las nuevas generaciones de profesores que vienen pisando los talones les aconseja «paciencia», que se «empleen a fondo» y, ante los comienzos, «que siempre son duros», sugiere algo vital: «no se infravaloren porque al final irán cogiendo tablas».
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