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Así es como este municipio de Gran Canaria convierte sus calles en un museo al aire libre

La creadora de contenidos Marielle Alessandra reta a adivinar el rincón canario donde el arte, las piedras y la memoria dibujan una villa única

Escultura burro de Agüimes

Escultura burro de Agüimes / LP/DLP

Johanna Betancor Galindo

Johanna Betancor Galindo

Hay pueblos que se dejan recorrer y otros que te hablan. Agüimes es de los que susurran. Calles empedradas, esculturas en cada esquina, casas de piedra que esconden siglos de historia bajo sus cimientos. La creadora de contenidos Marielle Alessandra (@mariellealessandraa) lo recorrió cámara en mano y lanzó un reto a su audiencia: “Les voy a enseñar varios rincones y a ver si saben en qué municipio estoy. Esta escultura basada en las leyendas guanches es toda una pista. Última pista y es que este municipio es arte puro”.

Arte en piedra, templos y memoria

Agüimes, a apenas 29 kilómetros de Las Palmas de Gran Canaria, guarda su alma en piedra. El casco histórico, uno de los mejor conservados de Canarias, tiene como joya arquitectónica la Parroquia de San Sebastián, declarado Monumento Histórico Artístico Nacional. Su imponente fachada neoclásica parece emerger del tiempo, como si cada piedra hubiera sido colocada por la paciencia de los siglos.

Frente a él, calles que huelen a olivo, balcones que miran al pasado y rincones donde conviven lo sagrado y lo humano. Uno de esos lugares es el Hotel Rural Casa de los Camellos, antiguo caserón de más de tres siglos transformado en hospedaje, y a escasos pasos, el Centro de Interpretación de Agüimes, que guía al visitante por las claves de su arquitectura, arte e historia.

En Las Cuatro Esquinas, el corazón cultural del municipio, las esculturas son memoria. Una placa con versos de Miguel Hernández recuerda a los que cayeron en la guerra civil, y en un lateral, el mural del Agüimes prehispánico conecta el presente con los aborígenes que habitaron la zona. Excavaciones recientes confirman que el actual núcleo urbano se asienta sobre antiguos hogares canarios, silenciosos testigos de los siglos XVI al XVIII.

Campesinos, burros y caminos

Junto a la plaza principal, un burro de bronce rinde homenaje a los campesinos de Guayadeque. Es más que una escultura: es la representación de un modo de vida. Durante generaciones, los agricultores amarraban allí sus animales tras recorrer barrancos enteros para vender sus productos en el centro del pueblo. Hoy, ese burro mira en silencio a los turistas, como si les ofreciera también un pedazo de historia.

De Temisas a Arinaga

El municipio se extiende desde las cumbres de pastos y olivares como Temisas, declarado Caserío Canario Representativo hasta la costa de Arinaga, con su pasado marinero. En Temisas, la Ermita de San Miguel del siglo XVIII y el Roque Aguayro ofrecen una postal donde la naturaleza y el patrimonio se abrazan.

Visitar Agüimes es caminar entre épocas. Desde la Ermita de San Antón, donde se ha hallado cerámica aborigen, hasta el Palacio Episcopal que hoy alberga el Museo de Historia, con ocho salas que desvelan el alma de una villa que fue durante cuatro siglos feudo de la Cámara Episcopal. Allí, la piedra se mezcla con la madera, las cubiertas de dos aguas y la cantería extraída de una cantera única en la isla.

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