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Santa Brígida

Santa Brígida emprende la búsqueda del cementerio de los holandeses

El investigador Pedro Quintana asegura que sería «un hito histórico» para la Isla, mientras el Consejo Municipal de Patrimonio impulsa la realización de catas en un solar

Antiguo  camino real por donde llegó la columna principal de holandeses. A la derecha, la llamada Cruz del Inglés.

Antiguo camino real por donde llegó la columna principal de holandeses. A la derecha, la llamada Cruz del Inglés. / LP / DLP

Javier Bolaños

Javier Bolaños

Las Palmas de Gran Canaria

«Sería un hito». El Consejo Municipal de Patrimonio Histórico de Santa Brígida impulsa la búsqueda del cementerio de los holandeses, en el que descansarían soldados de Van der Does. El doctor en Historia Moderna de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Pedro Quintana de Andrés, defiende que existen posibilidades de que se localice en un solar que está ahora en venta en la carretera vieja de Tafira, lo que permitiría, si se confirma, desentrañar parte del pasado de Gran Canaria.

El asalto de Pieter Van der Does a Gran Canaria con sus 64 navíos se inició el 26 de junio de 1599. La expedición se integraba por 8.000 soldados, que se encontraron tras su desembarco con la defensa de unos 2.000 milicianos. El asedio a Las Palmas se prolongó hasta el 28 de julio. La imposibilidad de contenerlos propició que la mayoría de la población local se desplazara al interior, en especial al pago de Santa Brígida.

El 3 de julio los corsarios avanzaron hacia La Vega. Las tropas neerlandeses las integraban unos 4.000 hombres, divididos en 14-15 banderas distribuidas en cinco escuadrones, todos ellos al mando del comandante Gerardt Storm van Weenen, según el historiador.

Batán

Los neerlandeses llegaron hasta un cerrillo en Tafira Alta «cercano el lugar a las viñas y casas de Miguel Jerónimo», mientras los canarios aguardaron en el cerrillo llamado del Batán, un topónimo que todavía se conserva. Los holandeses iniciaron un descanso en la llamada Cruz del Inglés, donde algunos, «con terrible sed, tomaban el agua de ciénagas». Fue allí el lugar propicio para el ataque de los isleños, provocando una desbandada general de los invasores.

La refriega desorganizó a los atacantes, que regresaron a Las Palmas. Dejaron atrás a 10 prisioneros y entre 150-180 muertos, según diversas fuentes, a quienes los canarios dieron sepultura.

El lugar del enterramiento ha quedado sin señalizar. «Sabemos por referencias históricas, que habitualmente a estos muertos no se les enterró en camposanto o suelo de iglesia al ser considerados luteranos y, por tanto, herejes».

Documentos de los siglos XVII y XVIII detallan que la zona fue denominada las Huesas o Guesas, lindante con el barranco de la Calzada y con el camino real en dirección a Santa Brígida. Todavía en los inicios del siglo XX algunos vecinos de Tafira Alta mantenían vigente el topónimo El Cementerio de los Ingleses, emplazado en un terreno libre. «Tenemos el testimonio de doña María Dolores Millares Sall que nos ha citado en varias ocasiones la denominación del lugar como tal Cementerio de los Ingleses, siendo conocido así siempre por su familia. Evidentemente, el calificativo de ingleses se dio como nacionalidad generalizada a todos los extranjeros presentes en las islas en el siglo XIX perdiéndose cualquier tipo de referencia a holandeses o neerlandeses, desconocidos para la mayoría de los isleños. Por tanto, se impuso el topónimo de Cementerio de los Ingleses frente a de los neerlandeses u holandeses, que sería la denominación más adecuada».

En una parcela lindante con la calle doctor Lezcano se localizó la empuñadura de una espada, desconociéndose si tenía o no relación con el posible cementerio. La parcela se encuentra situada en la carretera a Tafira Alta, y sería una fracción del lugar de enterramiento de los neerlandeses, ya que sobre el resto se ha edificado.

Cruz del inglés

La cercanía a la Cruz del Inglés, la presencia junto al camino y la toponimia permiten señalarla como una parte del terreno destinado a la inhumación de los neerlandeses caídos en esa jornada bélica.

El propósito de Quintana de Andrés junto al cronista oficial de Santa Brígida, Pedro Socorro, es realizar en el solar dos catas para analizar el terreno, ya que en el lugar se halló hace unos 60 años el cabo de una espada, que pudo ser de la contienda. Y, a partir de ahí, si se encuentra algo extraerlo para dejarlo bajo custodia.

La propiedad está en venta a través de una inmobiliaria, por lo que se intenta evitar el desarrollo de la zona.

El Cabildo se ha mostrado dispuesto a colaborar, según el investigador, mientas el Ayuntamiento de Santa Brígida se ha comprometido a localizar a los dueños ante las dificultades encontradas hasta ahora. «Será un paso para la historia y cerrar este capítulo», señala.

El hallazgo sería un hito, porque existen pocos restos conservados de esa etapa de la historia de Gran Canaria.

Balas de Arcabuz

En los arenales donde se desarrollaron los primeros enfrentamientos tras el desembarco de los invasores se encontraron balas de cañón y en una zanja se hallaron en la calle Rosarito de la Isleta dos cadáveres, una moneda y dos balas de arcabuz, que están en la Casa de Colón.

De momento sigue siendo un misterio el lugar en que se depositaron a los marineros que trataron de conquistar Gran Canaria.

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