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Morro Besudo clama luz y papeleras al Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana

Los vecinos de la zona denuncian una excesiva acumulación de residuos y falta de iluminación en la avenida de la playa

Residuos en la avenida de la playa de Morro Besudo

Residuos en la avenida de la playa de Morro Besudo / LP/DLP

LP/DLP

Las Palmas de Gran Canaria

El paseo marítimo de Morro Besudo, en San Agustín, lleva tres años sin iluminación ni papeleras, desde que se retiraron antes de iniciar las reformas de la avenida de la playa en 2022, según fuentes vecinales. Desde entonces, los vecinos denuncian acumulación de basura y excrementos de mascotas, que se quedan en el paseo al no haber papeleras. La situación genera además una sensación de inseguridad, ya que aunque se instalaron las farolas, nunca se han encendido.

Jan Schoffer, presidente de la asociación de vecinos, asegura que se ha puesto en contacto en varias ocasiones con el Ayuntamiento, pero no recibe respuesta. «Me dicen que tengo que hablar con Endesa, y esta empresa aclara que la responsabilidad es del Ayuntamiento», señala.

El representante vecinal lamenta que el barrio se haya convertido en un lugar «abandonado por completo», pese a ser una zona turística muy transitada. «La oscuridad, la basura y la falta de mantenimiento dan una imagen lamentable a los visitantes y hacen que muchos vecinos eviten pasar por el paseo de noche por miedo», añade.

Sin respuestas

A ello se suma, según denuncian los residentes, la presencia de personas sin hogar que han ocupado las cuevas de la playa del Pirata y el túnel del barranco al pie del Morro Besudo, lo que contribuye a aumentar la sensación de inseguridad. «No tenemos nada contra esas personas, pero el abandono y la falta de vigilancia hacen que todo el entorno parezca dejado de la mano de Dios», comenta una vecina.

Las quejas al Ayuntamiento son constantes, pero, según la asociación, nunca obtienen una respuesta concreta ni una solución visible. «Nos remiten de una oficina a otra, y al final nadie asume la responsabilidad. Llevamos tres años esperando algo tan básico como tener luz en el paseo», critica Schoffer.

El presidente vecinal recuerda además que el coste de las nuevas farolas instaladas fue de 86.500 euros, un gasto que considera un ejemplo claro de despilfarro público. «¿Para qué gastar tanto dinero en farolas que jamás se encienden? Si el Ayuntamiento pretendía ahorrar, habría sido más lógico no comprarlas», remata.

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