El asaltante de Guía solo recuerda una parte del ataque debido a un "brote psicótico"
El principal acusado se limita a reconocer que se coló en la vivienda de sus vecinos y que "se produjo una reyerta", pero achaca su falta de memoria sobre los hechos principales a un trastorno esquizofrénico

La Provincia

La falta de memoria ha dejado más incógnitas que respuestas tras la declaración del principal acusado de colarse en una vivienda de Guía, intentar prender fuego a la propiedad y apuñalar a dos miembros de una familia. Daniel A. C. ha achacado a un "brote psicótico" que solo recuerde una parte de lo que sucedió la noche del 22 de julio de 2021 y se ha limitado a reconocer que se coló en la propiedad de sus vecinos y que se vio involucrado en una "reyerta". Sin embargo, la médica forense que analizó su imputabilidad determinó que, pese a que en el pasado presentó un trastorno psicótico, no guarda relación con estos hechos y era consciente de lo que hacía.
Su pareja Yurena F. C., acusada como cómplice y cooperadora necesaria, sí que sabía que lo que estaba haciendo el acusado "no estaba bien hecho" y reconoció que este "destrozó la casa y todo lo que cogía por delante". "Me olía a humo cuando llegué, pero no vi a ninguna persona en el suelo para poder socorrerla", aseguró este miércoles en la última sesión del juicio que se sigue ante un jurado popularen la Audiencia de Las Palmas.
El fiscal César Casorrán ha elevado hasta 25 años de cárcel la petición de pena para el encausado, al imputarle un delito más de incendio en grado de tentativa, y ha mantenido su solicitud de 10 años para su pareja porque le retira la acusación por una tentativa de homicidio pero le atribuye un papel de cooperadora necesaria en el incendio. Suma además órdenes de alejamiento hacia las víctimas por un tiempo de 15 y 12 años respectivamente. La acusación particular, que ejerce el letrado Yeray Figueras, pide a su vez 36 y 17 años de prisión.
"Mi pareja me decía que no fuera a la vivienda, pero yo fui y metí la pata", asegura el presunto autor
La versión de Daniel A. C. es que esa noche se encontraba en la vivienda de sus padres en la calle Ingenio Blanco y decidió acercarse al domicilio colindante, donde vivían las víctimas, para zanjar una "enemistad" que mantuvieron sus padres en el pasado. En los meses anteriores, le habían interpuesto seis denuncias por acoso y habían instalado cámaras en la propiedad. "Mi pareja me decía que no fuera, pero yo fui y metí la pata", declaró.
El acusado sostiene que saltó el muro que bordeaba la propiedad, tocó el timbre de la casa y salió su vecino con un palo en la mano, lo que dio comienzo a una "reyerta". "En las imágenes se ve que no soy yo, estaba con un brote psicótico", aseguró, añadiendo que empuñó el cuchillo en ese momento para defenderse pero sin recordar si llegó a utilizarlo contra la víctima, que sufrió seis puñaladas en distintas partes del cuerpo.
"Recuerdo los gritos de la vecina dentro. Estaba sufriendo y yo no quería hacerle sufrir porque ella siempre ha intentado apaciguar las aguas", señaló tras escuchar los audios del ataque. Después, según su relato, llegó en coche el cuñado de su vecino, que le "pegó" con un palo con tachas y le propinó un golpe en la cabeza a su pareja: "Ahí ya perdí el norte y todo lo demás". Respecto a la puñalada que sufrió el recién llegado en el pecho, sostiene que "se la inventó".
"Se me cruzó el positivo con el negativo"
Tampoco supo precisar si es él quien aparece en las imágenes de las cámaras de videovigilancia o si causó los conatos de incendio en la propiedad, aunque entiende que sí porque "no van a ser ellos, que son los dueños de la vivienda". En el segundo ataque asegura que estaba "extenuado" y que fue su pareja quien fue "a salvarle" porque quería defenderle. "Fue de repente, se me cruzó el positivo con el negativo y tras", añadió.
Yurena F. C. aseguró que ella no estaba enemistada con los vecinos y que lo único que sabía era que su pareja "había tenido problemas con ellos" toda la vida. Señaló que, cuando llegó la noche de los hechos, Daniel A. C. llevaba tres días sin tomarse su medicación y limitó su papel a acercarse a la puerta colindante para intentar calmarlo y que se fuera con ella.
La médica forense concluye que era consciente de lo que hacía y que no influyó su trastorno psicótico
Negó que en esos momentos llevara un destornillador en la mano, como refirieron algunos testigos, y aseguró que solo tenía el móvil y una linterna. "Mi pareja me decía que rezara y yo le respondía que no. No tenía medicación encima y no había forma de poder controlarlo", declaró, al tiempo que desmentía que fuese ella quien le llevó la gasolina y los fósforos para prender fuego a la propiedad.
"No tenía nada que hacer para poder evitarlo y, en el estado en el que estaba, no podía arriesgarme, así que me quedé al margen", insistió la acusada. Su versión es que en esos momentos se encontraba embarazada y que, tras recibir un golpe en la cabeza durante el segundo ataque, temió que había perdido al bebé. Debido a esa situación, sostiene, insultó a una de las víctimas y le dijo "ojalá te mueras". Concluyó su declaración ante el jurado asegurando que está "totalmente arrepentida" y que "no lo volvería a hacer más".
Tras las declaraciones de los acusados, las modificaciones de las penas y los informes de las partes, ha concluido la práctica de la prueba. En las próximas horas se dará entrega del objeto del veredicto al jurado popular para que se retiren a deliberar.
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