El mercado agrícola llena de sabor la Plaza de Santiago
El casco histórico de Gáldar volvió a llenarse este domingo de verduras, frutas y diversos productos ecológicos con la segunda edición del Mercado Agrícola. Una cita que ya se celebra cada quince días y que consolida un espacio donde productores y vecinos se encuentran entre bolsas y productos de la tierra

Vecinos del municipio y visitantes de diversos puntos de Gran Canaria a la espera de recoger sus frutas y verduras ecológicas. / ANDRES CRUZ

El casco histórico de Gáldar volvió a llenarse de aromas y colores este domingo con la segunda edición del Mercado Agrícola, una cita que ya se celebra cada quince días en la Plaza de Santiago. En esta ocasión, 17 puestos ofrecieron una amplia variedad de productos: verduras, frutas, miel, quesos, pan, repostería, plantas y flores, entre otros.
La plaza amaneció repleta de carpas blancas y cestas de música en directo. Desde temprano, los vecinos paseaban entre los puestos con calma y disfrutando de comprar sin prisas. Las conversaciones de los vecinos se mezclaban con el sonido de bolsas repletas de verduras y el murmullo de la música ambiente. Durante la mañana de ayer, Gáldar no era solo un espacio de venta, sino un punto de encuentro que devolvía al casco histórico del municipio el ambiente de los antiguos mercados de pueblo.

Mercado Agrícola de Gáldar. / ANDRES CRUZ
Los puestos ecológicos
El lugar estuvo animado desde primera hora. «Traemos los plátanos, los últimos tunos de la temporada. Las sandías también son las últimas, y ya estamos plantando fresas de cara al verano», explicaba César Moreno, mientras atendía a los clientes en su puesto. Para él, participar en este tipo de mercados es «un deleite que notamos los agricultores». Además, apuntó que cada vez más personas buscan «un producto más ecológico, de calidad y cercano».
El recorrido por los puestos mostraba el esfuerzo de un sector que lucha por mantenerse pese a las dificultades. Jonatan Peña, de la Quesería Los Letreros, destacaba el valor de elaborar su propio queso con leche de cabra procedente de su explotación: «Nosotros mismos lo maduramos, le echamos el gofio y el pimentón. Traer el queso del sur al norte es un logro». Tras el éxito de la primera edición, contó que la gente «se lanza a degustar» los distintos tipos de queso antes de comprar.

Jonatan Peña. / ANDRES CRUZ
A pocos metros, el aroma a pan recién hecho atraía a los visitantes hasta el puesto de La Dama del Pan, una panadería artesanal de Moya creada por Ainhoa Cabrera y David Samper. «Ella dejó su oposición y él es panadero. Empezaron este negocio por un sueño de la abuela, que no quería que mi hija se fuera de la isla», relataba Rosi Déniz, madre de Ainhoa. Entre sus productos más demandados: las tartas de queso, las tartaletas y el pan de castaña típico de los finaos.

Rosi Déniz en el puesto de La dama del pan. / ANDRES CRUZ
Producto local
En el puesto de Viveros Fataga, Raúl López mostraba plantas de interior, aromáticas y de jardín. «Somos la tercera generación. He rescatado semillas de mis abuelos y seguimos apostando por el producto local», decía. Tras su paso por otros mercados de la Isla, valoraba la acogida en Gáldar: «La primera vez hubo poca información, pero ahora la gente lo desea ver. Esto nos da a conocer y demuestra que todavía hay productos kilómetro cero».
El recorrido también dejaba ver la otra cara del trabajo agrícola: la falta de agua, las plagas y la escasez de mano de obra. Vicente Hernández, agricultor ecológico, explicaba que «las plagas cada vez son más y el agua escasea», lo que obliga a redoblar el esfuerzo. Cultiva papas, calabazas y hortalizas en pequeñas parcelas del norte, donde «las condiciones no son fáciles». Aun así, insistía en que la agricultura «puede dar para vivir si se crea un mercado real» y se apuesta por el consumo directo.

Raúl López, de Viveros Fataga, atiende a varios clientes en su puesto del Mercado Agrícola de Gáldar, donde ofrecía plantas de interior, aromáticas y de jardín. / ANDRES CRUZ
Desde COAG Canarias, su presidenta, María del Carmen Pérez; también valoró positivamente la iniciativa. «Es una nueva oportunidad de venta y de llegar directamente a los productores», aseguró. Recordó que el campo atraviesa una situación «muy complicada» por la falta de agua, la escasez de mano de obra y la competencia exterior, pero reivindicó que «aunque sea un poco más caro, el producto nuestro cuida los paisajes y ayuda a muchas familias».

La presidenta de COAG Canarias, María del Carmen Pérez, en su puesto de quesos de la tierra. / ANDRES CRUZ
La miel también tuvo protagonismo. Inmaculada Roque, de Sabinatura, explicaba que sus colmenas se reparten entre Moya, Tejeda, Valleseco y Santa Brígida, con variedades que van del romero al castaño o la lavanda. «Aquí fue un éxito, la primera vez nos sorprendió la cantidad de gente. En otros sitios la afluencia es menor, pero aquí el público apoya mucho el producto local», celebraba y explicaba con mucha cercanía.
Una cita con identidad
Entre los visitantes, la valoración fue unánime. Francisca Ojeda, Rita Vega, Mariluz Trujillo y Mari Carmen Molina aseguraban que acuden «por la calidad del producto y porque ayudan al agricultor». Para Molina, este tipo de mercados son «importantes para el pueblo, porque viene gente y ellos también venden, es ayudar a nuestra casa». Vega subrayaba la diferencia de precios y el beneficio directo: «Así es el trato directo. No tienen que ir a ningún intermediario».
Trujillo destacaba que «el sabor es distinto al producto que viene de fuera», mientras que Ojeda añadía que «siempre he sido de mercado; la diferencia se nota hasta en la crema de verduras». Otro visitante, Marcos Rodríguez, resumía el sentir general: «Es un trabajo muy sacrificado y encima, con la sequía y las plagas, pierden mucho producto. Por eso hay que apoyarles».

Dulces del puesto de La dama del pan. / ANDRES CRUZ
Entre los nuevos visitantes también estaba Gloria Santana, desde el sur de Gran Canaria, que acudió por primera vez al mercado tras escuchar los comentarios de conocidos. «Me sorprendió el ambiente, es como volver a los mercadillos de antes, cuando conocías a quien te vendía cada cosa», compartió. Asegura que «hay algo muy humano» en ver al agricultor explicando cómo cuida su producto, algo que «no se encuentra en los supermercados».
Más que un mercado tradicional
El mercado no solo sirvió para llenar la despensa, sino también para reencontrarse con vecinos y disfrutar del entorno histórico. «Este tipo de eventos hacen que el pueblo tenga vida cada fin de semana», concluyó Santana, que ya planea regresar en la próxima cita.
La jornada finalizó con un buen sabor de boca: el Mercado Agrícola ha llegado para quedarse. A medida que avanzaba la mañana, los puestos agotaban parte de su mercancía y las calles cercanas a la plaza se llenaban de familias tomando café o compartiendo bolsas de pan y queso. Para muchos, el mercado no solo revitaliza el comercio local, sino que refuerza la conexión entre quienes trabajan la tierra y quienes disfrutan de su fruto.
Los propios agricultores comentaban que esta edición superó las expectativas en participación y ventas, y esperan que en las próximas fechas se sumen más productores. La cita, además, ha logrado atraer a visitantes de otros municipios del norte, lo que contribuye a dinamizar la economía local.

Mercado Agrícola de Gáldar. / ANDRES CRUZ
La imagen final del mercado resume su espíritu: vecinos con bolsas llenas, agricultores satisfechos y una plaza muy viva. En cada tarro de miel, en cada barra de pan o en cada queso curado, late la historia de un territorio que sigue apostando por su gente. La iniciativa se consolida como un espacio donde comprar se convierte en un acto de apoyo al campo y de orgullo local.
En sus dos ediciones, el mercado ha conseguido dejar la misma impresión: la de una comunidad que se reconoce en sus sabores, en su paisaje y en la forma de encontrarse cara a cara, como siempre se hizo en los pueblos de Gran Canaria.
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