- Usted ya conocía personalmente a Aminatu Haidar antes de decidir venir a apoyarla aquí a Lanzarote después de que anunciara su huelga de hambre. ¿Dónde y cómo la conoció?

- Sí, en efecto. La conocía personalmente. Tuve la oportunidad de conocerla en la ciudad de Vitoria en unos actos que se hicieron en apoyo a la causa del pueblo saharaui, hace aproximadamente un año. Y ya entonces, desde ese mismo momento, me impactó su figura. En realidad, es imposible que no te impacte la personalidad de Aminatu Haidar, su lucha pacífica y tenaz, su absoluta determinación y el poderío que tiene. Está dando una lección al mundo entero de no doblegarse, de no dejarse vencer y llegar hasta el extremo de poner en riesgo su vida.

- Usted, como ha dicho, ya la conoce de antes y sabe de su trayectoria y de su arrojo. En otras personas puede sonar a declaración de cara a la galería el decir que está dispuesta a morir en el Aeropuerto de Lanzarote si no es devuelta a El Aaiún. ¿Qué impresión tiene usted?

- Para cualquiera que conozca a Aminatu y su trayectoria esto es un largo camino y evidentemente cuando ella dice una cosa la dice hasta las últimas consecuencias, incluyendo esto de poder llegar hasta la muerte, de la que será responsable el Estado español si ocurre.

- ¿Y en qué lugar cree que queda el Gobierno español en toda esta situación?

- Creo que no se puede ser más indigno. La imagen del Estado español queda absolutamente por los suelos. Se desenmascara esa cantidad de palabras huecas que nos han estado metiendo en la cabeza sobre derechos humanos, alianza de civilizaciones, democracia, libertad de expresión... El Estado español está colaborando en un secuestro y está dejando que pase el tiempo desgraciadamente para que Aminatu Haidar desaparezca del mapa. Y eso es un trabajo sucio que el Estado de España le está haciendo al Gobierno de Marruecos. Se demuestra también la fuerza y el poderío que tienen la imagen de Aminatu para su pueblo y para el mundo entero. La estrategia, y es duro pensarlo y decirlo, del gobierno español es dejar que pase el tiempo, que se deteriore su salud y que llegue un momento que ella no pueda con su alma y no pueda seguir luchando pacíficamente.

- En estos casos se habla mucho de relaciones internacionales, de economía... ¿En qué lugar de la fila quedan los derechos humanos?

- Pues relegados al furgón de cola, al menos en lo que respecta al Estado español. Se está demostrando clarísimamente, y no sólo con el caso de Aminatu, sino con otras muchas cosas. En este país, el Gobierno de Zapatero da prioridad a los intereses económicos de empresas privadas que encima no repercuten en el Estado español ni en la mejora de su economía. Se llevan a cabo acciones, como el secuestro de Aminatu, que demuestran que la vida de las personas no les importa nada. Lo único que les importa es el dinero y las relaciones internacionales basadas en el comercio. Tiene más dignidad Aminatu en uno solo de sus ojos que todo el Gobierno español junto.

- También Obama va a China, por ejemplo, y pasa por encima por el asunto de los derechos humanos.

- Claro, esta gente se pasea por el mundo pidiéndole respeto a los derechos humanos a países como Cuba o Venezuela. Me gustaría saber qué hubiera pasado si este secuestro se hubiera llevado a cabo entre Fidel Castro y Hugo Chávez. En China condenan a muerte a 15.000 o 20.000 personas todos los años. ¿Pero esto qué es?

- ¿Echan de menos la intervención o el apoyo de algún organismo, por ejemplo de la ONU?

- La ONU es parte más del engranaje, con sus resoluciones y sus acciones, que están hechas para perpetuar el estado capitalista mundial que estamos sufriendo. Todas las fundaciones privadas de cierto prestigio están con Aminatu. Los gobiernos están al servicio de los empresas privadas. Pero la población mundial no puede hacer otra cosa que estar con ella.

Cuando Aminatu dice una cosa es hasta las últimas consecuencias, incluida la posibilidad de llegar hasta la muerte