Los caminos de Lanzarote condujeron ayer a Mancha Blanca (Tinajo), localidad que, con permiso de Arrecife, se convirtió este sábado en la capital de la Isla con motivo de la romería de los Dolores.

Desde las primeras luces del alba ya había peregrinos por carreteras de asfalto y trayectos de tierra en dirección a Mancha Blanca. Es el caso de David González, que salió de Arrecife a las seis de la mañana acompañado de su mujer, Cecilia García, y su cuñada, María Perdomo, "para llegar con la fresquita a ver a la Virgen". No eran ni las doce del mediodía y David ya se había refrescado al soco de la ermita antes de ir a echarse "un enyesque" a un ventorrillo de la fiesta.

El Cabildo calcula que más de 40.000 romeros ataviados con vestimenta típica pasaron a lo largo de la pasada jornada por Mancha Blanca procedentes de los siete municipios lanzaroteños y eso que el sol iba calentando poco a poco el día. A las cuatro de la tarde en la explanada de Mancha Blanca el termómetro llegó a los 29 grados centígrados de temperatura, indicaron fuentes del Consorcio Insular de Seguridad y Emergencias. Pero el sofoco no fue impedimento para que los lanzaroteños peregrinaran a los Dolores a pie, en camello, burro, caballo, guagua y hasta en bicicleta y se incorporaran a la romería que salió de Tinajo a Mancha Blanca alrededor de las cinco de la tarde, con una hora de retraso sobre el horario previsto. Las primas Anaida Valiente, Abenaguara Viñoly y Cathaysa Caraballo divisaron el paisaje de Lanzarote desde la joroba del camello Machote. Las tres niñas estaban encantadas de realizar el recorrido sobre la silla de este dromedario de Uga, que hoy cambió los paseos de turistas en las Montañas del Fuego, en Timanfaya, por el recorrido hasta Mancha Blanca entre paisajes de viñedos y volcanes.

"Desde aquí todo se ve muy bonito", comentó Anaida poco antes de llegar al Volcán del Cuervo en un momento en el que el grupo hizo un alto en el camino.

El matrimonio formado por Orlando y Juana Rodríguez es del pueblo de Jinámar (Gran Canaria) y reside en Lanzarote desde hace 22 años. Además de la Virgen del Pino, "como no podía ser de otra manera", es devoto de los Dolores, a la que le piden que "dé salud y trabajo a sus familiares". Esos ruegos fueron los que, mayoritariamente, recibió ayer los Dolores en un isla que mantiene una de las tasas de paro más elevadas de todo el país.

Para Lorenzo García los Dolores es como su "segunda madre" y le concede "casi todo lo que le pide". Ampollas en los pies y torceduras de tobillo fueron las atenciones más comunes que realizaron los sanitarios tras la romería y ofrenda. Un dispositivo de 250 personas veló por la seguridad de los conejeros en una jornada tranquila.