La joven, cuyo padre presuntamente abusó sexualmente de ella durante cuatro años, aseguró ayer en el juicio que cuando su progenitor terminaba se "quedaba mal" y se iba a su cuarto a llorar.

La Sección II de la Audiencia Provincial de Las Palmas de Gran Canaria dedicó la mañana de ayer a la primera jornada de la vista oral en la que se juzga a J. M. A. A. por un delito de abusos sexuales y otro de violencia en el ámbito familiar.

El Ministerio Fiscal pide por los hechos sucedidos entre 2003 y 2007 un total de 17 años y medio de prisión, 15 por los abusos y dos y medio por los maltratos.

El acusado hizo uso de su derecho a no declarar y declinó contestar a las preguntas. Fue entonces cuando la menor compareció ante el juez y aseguró, detrás de un biombo para evitar enfrentarse con su padre, que "sufría abusos casi diariamente" y siempre cuando su madre se encontraba "trabajando o comprando", que por lo general "eran al mediodía" y que cuando no hacía lo que él quería la "golpeaba".

Al parecer, fue su novio quien se enteró de la historia cuando ella se lo contó entre lágrimas durante una noche. No había dicho nada antes por el miedo que dijo tenerle al padre como a que este denunciase a su abuela materna, a cuya casa escapó pocos meses antes de cumplir los 18 años.

La pareja, entonces, se lo contó a su abuela materna, quien recordó que la menor se sentía muy mal "porque el padre la desnudaba y la toqueteaba [...], la acompañé a la policía y lo denunciamos".

La madre de la menor, en proceso de divorcio, fue contundente ante el juez y negó los hechos: "Pienso que la abuela le ha inculcado todas estas ideas y que él [su marido] es inocente". Por el contrario, la abuela negó "haberle metido esas ideas en la cabeza", pese a la mala relación que mantiene con su hija y su yerno.

Asimismo, la joven afirmó ante el juez que su padre la maltrataba tanto a ella como a su hermano pequeño, con insultos, golpes y vejaciones. Sin embargo, este último negó que su progenitor le tratase mal.

Los testigos en el juicio, a excepción de la pequeña, declararon por videoconferencia desde Lanzarote, en un juicio que continúa hoy por segunda vez.

El anterior fue anulado por el Tribunal Supremo "porque no se habían practicado pruebas imprescindibles durante la vista", explicó la defensa.