Iván L. B., el joven discapacitado grancanario que desde hace seis meses deambula por las calles, sigue libre y sin ninguna medida judicial que obligue a su internamiento en un centro sociosanitario para acabar con su situación de desamparo y tratar de forma adecuada la discapacidad del 40% que sufre por alteración de conducta.

El muchacho compareció en el mediodía de ayer ante la juez del Juzgado de Primera Instancia nº 5 de Arrecife después de ser examinado por uno de los forenses judiciales, que en principio no vio motivos para el ingreso de Iván en un recurso especializado al entender que por su grado de autonomía su enfermedad puede ser controlada de forma ambulatoria por los servicios sanitarios y recibir atención social de las instituciones públicas.

No obstante la juez que tomó declaración a Iván está pendiente de firmar el auto con la resolución que confirmaría la libertad del chico, pues no tendría mucho sentido decretar su ingreso en una prestación asistencial en contra de la valoración realizada por el médico forense al respecto.

El pasado jueves la Fiscalía de Las Palmas solicitó al juzgado de guardia de Arrecife que adoptara de forma urgente una medida cautelar de internamiento de Iván en un centro, petición que fue desestimada de inmediato por el juez con el argumento de que no es competente para dictaminar dicha solicitud porque el joven no había cometido ningún delito. A su vez, el juez contestó a la Fiscalía que dicho asunto debía tramitarse por la vía civil.

Ante dicha resolución, el viernes la Fiscalía volvió a presentar un escrito en el juzgado de guardia y el asunto, por reparto, cayó en el Juzgado nº 5, cuya titular comunicó a la Fiscalía ese mismo día que el lunes (por ayer) le tomaría declaración a Iván después de que lo viera el forense.

"Mi familia graciosera"

Tres guardias civiles se desplazaron a primera hora de este lunes hasta La Graciosa para localizar a Iván y conducirlo hasta los juzgados en Arrecife. Lo encontraron durmiendo sobre un montículo de arena. A las nueve y media de la mañana ya navegaba en uno de los barcos que cubren la ruta entre Caleta del Sebo y Órzola (en el norte de Lanzarote). A las tres de la tarde volvió a quedar libre "como un pájaro", y cogió la embarcación de las 16.30 para regresar con su "familia graciosera".