Catorce emprendedores de los sectores del diseño gráfico, la formación on line, la consultoría medioambiental y la exportación, entre otras ramas, se preparan para diseñar su plan de negocio personalizado, el cual les ayudará a poner en marcha sus empresas y contribuirá a diversificar el tejido empresarial insular.

Ocho de esos catorce empresarios se podrán establecer durante los próximos dos años en el vivero empresarial, la primera experiencia de este tipo que tiene lugar en Lanzarote, que ha creado el Instituto Tecnológico de Canarias y tiene su sede en la Vía Medular de Arrecife.

Esas oficinas forman parte de la Red de Unidades de Promoción de Empresa del Gobierno de Canarias para potenciar la emprendeduría tecnológica en Lanzarote. Para su puesta en funcionamiento se ha contado con el apoyo de la Cámara de Comercio y el área de Promoción Socioeconómica del Cabildo.

Antonio Collado, consultor de creación de empresas de Carsa y profesor del taller gratuito que se imparte desde este lunes en la Cámara de Comercio, afirmó que "las nuevas actividades supondrán un valor añadido para la economía, porque independientemente de donde se realicen pueden aportar mucho a nivel global. No hablamos de construcción ni de producción de productos tangibles sino de desarrollo del conocimiento, como tecnologías de la información y la comunicación, energías renovables o biotecnología".

Las claves para que las ideas tengan éxito y logren convencer a un tercero al fin de conseguir ayudas económicas (de bancos, inversores y administraciones públicas) son, según Collado, "desarrollar bien la idea de negocio, saber a qué mercado me voy a dirigir y cómo puedo llevar a cabo mi proyecto".

Los ocho negocios que se instalen en el nuevo centro empresarial recibirán apoyo en la fase de creación y consolidación de su trabajo. La sede tiene sala de reuniones, reprografía y un aula de formación, así como un despacho para cada empresa, cuyo alquiler será reducido.

El vicepresidente de la Cámara de Comercio, Neftalí Acosta, destacó la importancia de la UPE, puesto que "otras experiencias de este tipo han revelado que sólo el 40% de las empresas acogidas a un vivero fracasan tras sus dos primeros años de vida, frente al 80% que no supera esa etapa y no ha participado en esta iniciativa".