La villa de Teguise se resistía anoche a dormir y razones para ello no le faltaban. La antigua capital de Lanzarote celebró la segunda edición de su Noche Blanca, un evento que madrugó desde las cinco de la tarde, inicio de la extensa agenda cultural y de ocio, y se prolongó hasta después de la medianoche.

Comercios, restaurantes, museos y plazas públicas recibieron a las miles de personas que disfrutaron de las actividades en el casco histórico, que cobró vida más allá de la tranquilidad de sus callejones el resto de las jornadas del año.

Visitar la Casa Museo del Timple, el Museo de la Piratería y el Convento de Santo Domingo, que acogió la lectura del pregón a cargo del folclorista Alfredo Cabrera, quien abrió las fiestas patronales del Carmen, y la inauguración de la exposición de fotografía de José Pérez Duque; escuchar el concierto gospel que ofreció Voices of Houston; irse de parranda en más de una decena de locales de restauración; realizar una visita guiada por las calles de la villa; irse de compras por originales tiendas; seguir el pasacalles de la Banda de la Escuela Municipal de Música; ponerse en forma con clases de aeróbic y ciclismo indoor; asistir al recital del timplista Alexis Lemes o a una proyección de cortos fueron algunos de los atractivos de este viernes en Teguise, donde hasta los leones de la plaza se sumaron a la fiesta.

A pie, en trenecito o en coche tirado por caballos. Fueron algunas de las posibilidades para desplazarse por las empedradas calles de la señorial Villa de Teguise, el lugar elegido por el diseñador lanzaroteño Oswaldo Machín para presentar un avance de su colección crucero de vestidos de novia para el año que viene con el Palacio Spínola como escenario. Una propuesta de "líneas románticas con aires rock, chaquetas desestructuradas, capas y chaquetas tipo blazer entre sus elementos", explicó Machín.

Eroti García era la primera vez que participaba con su tienda de ropa en la Noche Blanca. La crisis le animó a abrir las puertas de su local en pleno centro de la villa, con el deseo de "vender algo, aunque más bien esta convocatoria es para comer, beber y escuchar música".

Otro de los establecimientos que no quiso perderse la convocatoria fue el Restaurante Hespérides Casa León. "La noche promete. Nos hemos reforzado con más bebidas y comida que un día habitual", señaló el camarero Michael Rivero a pocos metros de una barra con mojitos cubanos.