La cochinilla de Lanzarote busca un nuevo futuro que revitalice el sector, actualmente en declive, por la fuerte competencia que ejercen en el mercado mundial las producciones de países como Perú, México, Guatemala, Etiopía o Egipto, "cuyos costes de producción son entre 18 y 20 veces más económicos que los de la cochinilla cultivada en la Isla, de mayor calidad que esas plantaciones", aseguró el consejero de Agricultura del Cabildo, Francisco Fabelo.

Otro de los inconvenientes para rentabilizar el cultivo es la avanzada edad de los agricultores, que no encuentran relevo generacional que continúe con la actividad. Las localidades de Guatiza (Teguise) y Mala (Haría) son las que albergan la mayor superficie de tuneras de la Isla, unas 200 hectáreas, muchas de ellas en estado de abandono. Y sin materia prima no hay industria.

A mediados de abril de 2010 la Corporación Insular presentó el centro de transformación de la cochinilla de Mala, unas instalaciones en las que el Ministerio de Ciencia y Tecnología invirtió unos 900.000 euros y en las que no se ha procesado desde entonces ni un solo gramo de producto. Es más, el edificio carece de la electricidad suficiente para funcionar, por lo que "se está procediendo a instalar la acometida desde la estación transformadora de electricidad de Mala para dotarlo de energía", afirmó Fabelo.

La superficie edificada es de unos 430 metros cuadrados distribuidos entre la zona de administración, producción, almacenamiento de materia prima y envasado, entre otros servicios. Sin embargo, ante la falta de expectativas para la funcionalidad inicial, el Cabildo busca darle otro uso a esa infraestructura. Para ello, precisó Fabelo, "hemos mantenido contactos con la Cámara de Comercio de Lanzarote con el fin de realizar estudios de viabilidad que garanticen la puesta en marcha del proyecto con otro enfoque, como el añadido de un centro de interpretación de la cochinilla y sus usos, entre otras propuestas que no han sido concretadas del todo. Lo que está claro es que nos tenemos que diferenciar por la calidad", destacó.

Valor tecnológico

Amalarico González, presidente de la Sociedad Cooperativa Agrícola Guatiza-Mala, que agrupa a 157 cosecheros, apenas quiere oir hablar del centro de transformación. "Nos dejaron por fuera y no hemos vuelto a sabar nada más". Recordó que fue la cooperativa la que inició en 1998 los trámites destinados a conseguir para la cochinilla conejera la denominación de origen, pero "el proceso se quedó en el Gobierno Central y no continuó en las administraciones canarias".

En 2010 y tras casi quince años con las ventas paradas, la cooperativa comercializó 19.000 kilos de cochinilla, por 900.000 euros, a una empresa danesa y otra alemana que "no volvieron a demandar más producción", comentó González.

Chana Perera, presidenta de la Asociación La Milana, que inició en 2005 el proyecto Rescate del cultivo de la cochinilla, aseveró que "hay que volver a trabajar en la idea para revitalizar el sector y que la gente se ilusione. El ministro Soria nos visitó el pasado agosto y se quedó maravillado con nuestro proyecto".

El ex diputado nacional del PP Cándido Reguera, quien logró en la legislatura 2007-2011 que el Congreso aprobara una iniciativa suya para hacer realidad la instalación de Mala, defendió la importancia de un centro de alto valor tecnológico que sitúe a Lanzarote en la vanguardia de la investigación de la cochinilla a través de iniciativas I+D+i, con convenios de investigación con distintas universidades.