Las guindillas o chiles ecológicos que José María Guerra cultiva en su finca La Sarantontona, en parcelas en Muñique (Teguise) y Masdache (Tías), han despertado el interés de negocios de restauración y clientes particulares de diversos países del continente europeo, que utilizan estos pimientos para aumentar el sabor y añadir un toque picante a sus recetas.

La empresa The Love of Chilies, con sede en Berlín (Alemania), se encarga de comercializar y distribuir a través de su página web en internet (www.theloveofchilies.com) este producto. Su directora, Josefina Petrus, lo descubrió en una de sus visitas a Lanzarote, isla en la que practica el surf y por la que siente una gran atracción. Su gusto por los chiles comenzó cuando era niña, en uno de los viajes que realizó con sus padres a la India, país en el que el condimento picante es un elemento imprescindible en su cocina.

En los preparativos de una de sus escapadas a Lanzarote, Josefina se puso en contacto con la asociación lanzaroteña de agricultura y ganadería ecológica La Tanganilla, a través de cuyo presidente, Klaus Guttenberger, tuvo conocimiento de los cultivos de José María y de su plantación de guindillas, de la que quedó prendada. Es así como Josefina puso en marcha hace unos meses su primera aventura empresarial relacionada con la gastronomía, de cuya experiencia dice estar "encantada".

Josefina aseguró que siempre pensó que "la Isla sería maravillosa para que crecieran los chiles y desde el primer momento quedé muy impresionada con la profesionalidad y el convencimiento con los que José María, su mujer Dominika y su hija María llevan su finca", que cuenta con la certificación del Consejo Regulador de Agricultura Ecológica (CRAE).

Cada mes José María exporta a Berlín al negocio de Josefina "entre 10 y 15 kilos" de pimientos picantes frescos, los cuales "son sometidos antes de ponerlos a la venta a un proceso de secado con nitrógeno líquido para garantizar su sabor y picor, además de su textura e hidratación", explicó este agricultor. En el secado cada ejemplar pierde el 70% de su volumen original.

Científicos de la Universidad de Berlín asesoraron a Josefina a la hora de buscar el mejor método de conservación de los chiles sin que éstos perdieran su calidad.

La mayor demanda de pedidos de guindillas de La Sarantontona que recibe Josefina a través de su página web procede de Alemania, aunque también recibe encargos desde Francia, Inglaterra, Bélgica, Suecia y Suiza.

Josefina vende los chiles en dos formatos. En botes, de nueve gramos, con un diseño especial, y en bolsitas de veinte gramos. El precio es de 14 euros en cada caso, afirmó la empresaria alemana.

El conocido Café am Neuen See, próximo al zoológico de Berlín, ofrece el chile conejero a los comensales que quieran aumentar el picante en sus pizzas y otros platos.

José María recordó que "las trabas burocráticas para instalar una fábrica de secado de chiles en Lanzarote aburrieron a un alemán que quiso montar su negocio en la Isla y al final desistió de la idea".

José María, miembro de La Tanganilla, es el agricultor con más hectáreas certificadas de agricultura ecológica en Lanzarote, alrededor de 25, más de la mitad de la superficie actual de este tipo de plantaciones inscritas en el CRAE en la Isla. Hace doce años que se inició en esa labor y desde hace siete cuenta con la distinción del CRAE. Defendió la agricultura ecológica porque es "auténtica, para toda la vida y mantienes vivos los terrenos y la tierra sin productos químicos, que son residuos en los frutos".

Añadió que "si yo como de lo mío, me gusta que lo que vendo sea igual". Además de los chiles, José María produce otras cosechas. Batatas, fresas, cebollas o lechugas forman parte de su extensa producción, en la que también hay viñedos, guayaberos, limoneros, mangas, papayas o higueras. En su ganadería no faltan gallinas, burros, ovejas, vacas y caballos.