En los barrios de Colomina y la Gran Mezquita en la ciudad de Sidi Ifni lloran la muerte de seis de sus jóvenes que decidieron partir hacia lo desconocido en lo que ellos mismos califican de "barcos de la muerte". Mohandiz, Amidan, Boulal, Elharjni, Zwika, Noureddine y Abubouall son los nombres de los que nunca volverán a pisar las calles de la ciudad.

Al joven Abduali Elharjni sólo le faltaban unos meses para cumplir los 18 años. Sin embargo, su futuro descansa en las profundidades del océano. Su primo Hassan cuenta que estuvo trabajando unos meses en el muelle de Sidi Ifni hasta que con sus ahorros se pagó el billete que le conduciría a la muerte.

"No le dijo ni a sus padres que iba a subir en una patera", señala Hassan quien reconoce que muchos de los jóvenes que viven en su país están dispuestos a jugarse la vida para venir a España en busca de un futuro mejor.

Noureddine Sadiki era un excelente cocinero que trabajó en varios restaurantes de Fuerteventura y Lanzarote durante al menos tres años pero de forma irregular. La decisión de su última empresa en Corralejo de que se fuera a trabajar a otro de sus establecimientos en Playa Blanca en Lanzarote fue su perdición. Un control rutinario de la Guardia Civil provocó su repatriación a Marruecos. "Era un excelente compañero", aseguran quienes lo conocían. Su deseo de regresar de nuevo a Lanzarote al precio que fuera para volver a su antiguo empleo le costó la vida.

Los familiares en Sidi Ifni se han puesto en contacto con las autoridades de ese país para que pidan al Ministerio de Asuntos Exteriores de España que esclarezcan todo los sucedido.