Ni las lavas de Timanfaya, que se pararon incandescentes hace cerca de tres siglos a escasos metros donde se ubica la ermita de Los Dolores, en Mancha Blanca, han teñido de negro la rutina de los vecinos de Tinajo como el macabro hallazgo de huesos humanos dentro de una bolsa localizada por la Policía Nacional el pasado martes en una ranura de una vivienda de la calle El Morro, el domicilio familiar de José Luis Molina, el padre de Verónica, la joven discapacitada de 28 años desaparecida a la que su progenitor, supuestamente, quitó la vida, según sospecha la policía.

El juez ordenó el pasado viernes el ingreso en prisión preventiva de José Luis, acusado de homicidio, junto a su pareja y madrastra de Verónica, Carmen Delia Tejera, imputada por homicio y encubrimiento, y un hijo de ésta, sospechoso también de encubrir la desaparición de Verónica.

La indignación recorre Tinajo. Teresa Tejera, tía de Carmen Delia, aseguró ayer desde su casa de Tinajo que "si esas tres personas son culpables de la muerte de Verónica, que lo paguen en la cárcel, pues no hay derecho que una persona haya muerto de ese modo". Según Teresa, la madrastra de Verónica le confesó "pasadas las fiestas de Los Dolores" que la chica "estaba embarazada de tres meses" y que "tenía novio". Añadió que Carmen Delia le dijo también que "tanto José Luis como ella estaban contentos porque iban a ser abuelos".

José Luis, el único hermano biológico de Verónica, quien denunció el pasado mes de diciembre la desaparición de la joven tras intentar localizarla sin éxito para cobrar la herencia de una de sus abuelas, ha sido usuario de la ONG lanzaroteña Calor y Café. La última vez que acudió a esas instalaciones cuya responsable es Sor Ana, fue "hace unos dos meses y medio a buscar ropa y a saludarnos", dijo ayer la religiosa, quien añadió que "José Luis vive acogido por un amigo."

Con anterioridad, "hace más de tres años", José Luis asistió al servicio de comedor de Calor y Café "durante un año y pico", situado en una antigua vivienda de la zona de El Charco de San Ginés, recordó Sor Ana. "Se comportaba de una forma muy respetuosa con todo el mundo y nunca mencionó a su hermana, con la que estuvo interno en el centro de menores de Maneje, en Arrecife".

En opinión de Sor Ana, "los servicios sociales debieron tener más delicadeza y tacto y hacer un seguimiento de la situación de Verónica desde que cumplió la mayoría de edad para que su vida no terminara de ese modo". En declaraciones ayer a lavozdelanzarote.com, José Luis dijo que no cree que su padre acabara con la vida de Verónica, puesto que "los maltratadores eran mi madrastra y sus hijos".