La Villa de Teguise llora la muerte de Esteban Morales Hernández (Juanele), artesano de timples, quien falleció el pasado viernes en la antigua capital de Lanzarote a los 83 años de edad. Juanele recibió sepultura el sábado en el cementerio municipal y con él se fue también la tercera y última generación de lutiers de ese instrumento, el más representativo del archipiélago canario.

El rasgueo de las cuerdas se ha enmudecido en la familia Morales, dedicada desde hacía casi siglo y medio a las joyas artísticas y sonoras de sus timples. Juanele siguió en activo hasta el final y aún tenía encargos que le mantendrían con trabajo para los próximos dos años, aseguró ayer el cronista oficial de Teguise, Francisco Hernández, quien habló con el lutier "cuatro o cinco días antes de morir".

Juanele, que tenía su taller en pleno casco histórico de Teguise, localidad considerada la cuna de tan preciado objeto musical, aprendió el oficio cuando tan solo tenía diez años de la mano de su padre, Simón Morales Tavío, y de su abuelo Francisco Morales de León, a cuyas manos llegó en 1871 un timple procedente de Fuerteventura.

De las entrañas de maderas nobles como el nogal, moral, palisandro, palo rosa o palo santo han salido los timples de los Morales, que han cruzado el mundo desde Europa hasta América.

En declaraciones efectuadas a este periódico en marzo de 2011, Juanele afirmó que había perdido la cuenta de cuantas creaciones había realizado: "Más de dos mil, seguro".

El reconocido timplista lanzaroteño y director de la Casa Museo del Timple de Teguise, Benito Cabrera, aseguró que la marcha de Juanele supone "la pérdida de una importante saga familiar que escribió una página de oro dedicada a la construcción de este instrumento".

El sonido tradicional de Lanzarote es uno de los rasgos que definen las obras de Juanele, cuyas características fue perfeccionando con el paso de los años, aseveró Cabrera. Pero sobre todo, "se ocupó de hacer piezas de artesanía con mucha delicadeza, muy elaboradas con elementos decorativos, que si bien no abundaban en el sonido del timple, sí lo hacían en el desarrollo de la imagen del instrumento como un objeto artesano digno de admiración".

"Se fue con pena"

La casa museo muestra uno de los timples que salieron de las sabias manos de Juanele, pero aún se desconoce el paradero de otros cuatro que este artesano donó al Ayuntamiento de Teguise en 1995 para exponerlos en el Palacio Spínola (actual sede del museo) y que valoró en unos 60.000 euros.

"Se murió con pena, porque nadie le supo decir qué había pasado con sus timples", apuntó Hernández. De Simón Morales el museo "exhibe cuatro o cinco piezas y una gran fotografía".

En opinión del cronista de Teguise, "la muerte de Juanele es una pérdida para el patrimonio etnográfico de Teguise porque a pesar de que hay tres constructores más de timples, tenía su propio estilo, era muy minucioso".

Para la concejala de Cultura y Patrimonio de Teguise, Olivia Duque, "Juanele ha sido y seguirá siendo un referente en el mundo del timple en Teguise y Canarias por todo el trabajo que hizo a lo largo de su vida".

Incluso, comentó la edil, "jóvenes de grupos folclóricos de Teguise tenían previsto llevarle madera de moral para que Juanele les hiciera un timple. La gente de Teguise seguía pensando en él, a pesar de la edad que tenía".

El consistorio de La Villa celebrará un acto para reconocer públicamente la labor de Juanele, cuyo nombre estará ligado para siempre al camellito sonoro. No le importaba las horas que pasaba en su taller con una pieza, "sólo quiero que salgan buenos", decía. Tenía tres hijos, Monserrat, Orlando y Claudina. Su viuda es Matilde Fontes Díaz. Que descanse en paz.