De anómala califica su situación actual Luis Alberto González, el profesor al que el Obispado de Canarias retiró la confianza para enseñar religión católica tras haber contraído matrimonio con otro hombre. "Aún no tengo información sobre la resolución de mi situación laboral: cesado por el Obispado de Canarias y contratado por parte de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias para este curso 2014-2015", señaló ayer al incorporarse a su puesto de trabajo al inicio del curso escolar junto al resto del profesorado del IES Salinas de Arrecife.

Para Luis Alberto González la situación exige una toma de decisiones urgente por parte de las partes implicadas. En su opinión, aplicando la Orden del Gobierno de Canarias de 2009 que regula al profesorado de religión de secundaria, sólo caben dos opciones en este momento: o la ratificación en el puesto de trabajo o el despido objetivo.

Por su parte, la viceconsejera de Educación del Gobierno de Canarias, Manuela Armas, declaró que su departamento ya ha dado los pasos necesarios. "Para nosotros la petición del Obispado debe de estar justificada de acuerdo a la legalidad vigente. El hecho de que un profesor haya contraído matrimonio, con un hombre o con una mujer, no supone una justificación adecuada ya que no va contra ninguna normativa", señaló. "La no idoneidad del profesor debe estar justificada. Y no lo está. Por ese motivo, lo hemos nombrado como docente para este nuevo curso".

El propio González leyó las declaraciones del consejero de Educación del Ejecutivo canario, José Miguel Pérez, en las que dijo que se trata de un expediente abierto porque la Iglesia debe justificar ahora los motivos del cese. "Entiendo que si se trata de un expediente abierto, debe haber un pronunciamiento oficial que le dé salida a este asunto", señala.

El primero en reconocer la complejidad del caso es el propio afectado, quien admite que su actual situación puede haber dejado de ser la idónea para la docencia de la religión católica. "Si la Iglesia tiene competencia para decidir sobre su profesorado, me parece lógico que haga valer sus derechos", apuntó "Ahora bien, la cosa es más compleja, porque como la que me contrata es la Consejería, es la que tiene la última palabra", subrayó, aludiendo a la extraña situación en que se encuentra, cesado por un lado y nombrado por otro.

En el aire

En cualquier caso, el docente tiene claro que el primer interesado en solucionar el problema es él. "No soy yo quién pone en un brete a las dos instituciones. Ambas están en un dilema por una normativa emanada de ellas mismas", apunta. "Si la situación termina en despido y éste está debidamente justificado, pues yo lo entenderé, pero evidentemente no me gustaría recibir presiones para ser yo el que renuncie a mi puesto de trabajo después de más de quince años de servicios", apuntó. "Lo que yo espero es que se cumpla la legalidad. Si el despido es objetivo, lo aceptaré como tantas otras personas a las que han despedido. Si me reincorporan, pues seguiré haciendo lo que sé hacer. Lo que no me gustaría es que se tomara un camino de en medio, poco claro. Que se hiciera una chapuza con este asunto".

En caso de poder seguir en su puesto de trabajo, Luis Alberto González sentaría un precedente muy relevante. "Ya se han producido, con anterioridad, muchos casos de despidos de profesores de religión que, según la Iglesia, no vivían de acuerdo a la moralidad católica", recordó, refiriéndose al despido como profesor de religión de José Antonio Fernández, debido a un matrimonio heterosexual. "Es cierto que la diferencia de mi caso con los demás, es que el despido partió de mi iniciativa de comunicar al Obispado mi actual situación, por una cuestión de madurez y de coherencia conmigo mismo".

Lo que el docente no comprende es "a qué está jugando" el vicario Hipólito Cabrera con el expediente abierto, ya que "afirma que en mayo dio curso a mi cese en la Consejería de Educación, pero a mí no me envió comunicación hasta que el tema saltó a los medios de comunicación; lo lógico hubiera sido iniciar un proceso de estas características con la notificación al interesado".

En este sentido, el propio vicario señaló semanas atrás la posición del Obispado al respecto, explicando que el pasado mes de mayo se comunicó a la Consejería de Educación del Gobierno canario que ya no se proponía a González como profesor de religión y que la administración autonómica le pidió que lo justificara. "Lo hice con los apartados del canon 804 y 805 del Derecho Canónico", argumentaba Cabrera, añadiendo que el tema estaba ya en manos de la Consejería y aún no habían recibido respuesta al respecto. Recordaba además que todos los años el Obispado presenta las propuestas para profesores de religión en el mes de mayo y es la Consejería la que destina y da los horarios porque es "la empleadora".

En cualquier caso, y hasta que la situación se aclare en un sentido u otro, González permanecerá en su puesto de trabajo con normalidad. "Si hay un nombramiento por parte de la Consejería de Educación, yo tengo que estar en mi puesto de trabajo", recalcó.