Antonio Perdomo no le busca los tres pies al gato ni falta que le hace. El macho del corral que tiene en la zona de La Costa, en Tinajo, es su cabra Monchito, que nació con tres patas y el próximo mes de diciembre cumplirá dos años.

El ganadero se siente "muy orgulloso" de su rumiante, que salta y corre en los alrededores pedregosos de su finca como las cinco hembras de su reducida ganadería caprina, todas ellas sin la rareza de Monchito. Antonio llegó a tener más de 250 ejemplares, pero poco antes de su reciente jubilación a principios de este año, decidió quedarse con estos seis animales "para pasar el rato".

No es muy usual un caso como el de su apreciado Monchito. "Hace años me dijeron que nació una cabra con tres patas en Soo, pero no he vuelto a escuchar algo así hasta que nació ésta", dijo ayer Antonio mientras trataba de tranquilizar al inquieto Monchito.

Cuando este mamífero nació, su progenitor es majorero, Antonio se quedó "raro", pues no se esperaba que a una de sus cabezas de ganado le faltara una pata. "Era muy mansito y al no poder mamar de la madre le tenía que dar yo la leche, ya que no se podía mantener en pie".

Hoy en día, Monchito es autónomo como sus compañeras, "a las que les pone remedio sin ningún problema cuando están buscando el macho".

Aunque hasta ahora no le han ofrecido dinero por Monchito, Antonio tiene claro que no se desprenderá de él porque le ha cogido "mucho cariño". Eso, sí, ha tenido varias ofertas para que lo exhiba en ferias de ganado de Lanzarote.

Cuando Antonio terminaba de repartir cubas de agua en su empresa de transportes, nada más bajarse del camión su ocupación era atender a sus animales.

El alto coste para su mantenimiento y "lo poco que pagaban por la leche, 50 céntimos el litro", le llevaron a desprenderse de sus unidades. "Para tomarme un cubata tenía que vender cuatro litros de leche. Así que decidí venderlo", apuntó Antonio. Y el agua, "con la sed que ha pasado esta isla, no quiero que la manche el petróleo".