La fuerte corriente que empezó a arrastrar a los cientos de participantes de la travesía a nado entre Lanzarote y La Graciosa obligó ayer a los servicios de emergencia a suspender la prueba y empezar a recoger a los nadadores. De las 616 nadores que comenzaron la prueba de 2.400 metros de distancia sólo 64 pudieron llegar hasta el muelle de La Graciosa en Caleta de Sebo. Es la segunda vez en la historia de esta prueba que la organización se ve obligada a sacar a los nadadores del agua. En el año 2011 se produjo una situación idéntica al tener que subir a las embarcaciones a unos 470 nadadores.

Así las cosas, la organización decidió suspender la prueba transcurridas una hora y cuarto, y empezó a recoger a los nadadores que aún no habían entrado en meta. Hasta ese momento, se habían clasificado 64 nadadores. Raúl Santiago Betancor, que fue el primero en cruzar la meta a los 41minutos con 41 segundos; y Alexandra Sánchez Clark, que paró el crono en 0.49.32; ambos menores de 18 años, se proclamaron campeones absolutos masculino y femenino de la XXII edición de la Travesía a Nado ´El Río´. Estos dos jóvenes nadadores repiten triunfo, ya que ambos fueron los ganadores de la edición del año pasado.

Completaron el podio masculino absoluto el Ironman Lanzarote Stephen Bayliss (00.45.21) y Abián Francisco Reino Ascanio (00.46.23); mientras que el segundo peldaño del podio absoluto femenino fue para Verónica Guayarmina Navarro Vega (00.49.53) y Desirèe Henríquez Falcón (00.53.15) ocupó el tercero.

Tomaron la salida en la prueba de este año 616 nadadores, a pesar de que había más de 700 inscritos. Tras el ejercicio de calentamiento colectivo en la explanada del muelle de Caleta de Sebo, que como siempre por esta cita presentaba un ambiente espectacular, los nadadores fueron trasladados hasta las inmediaciones de la playa Bajo el Risco. El bocinazo de salida tuvo lugar a las 13.30 horas y desde el primer momento Raúl Santiago Betancor tomó ventaja y la aguantó hasta el final, sacándole casi cuatro minutos al actual Ironman Lanzarote.

No obstante, no hubo que lamentar ningún incidente de gravedad a excepción de los típicos calambres y algunos desfallecimientos sin relevancia.