Usted fue el responsable de que Canarias diera la vuelta al mundo con campañas publicitarias en la plaza Roja de Moscú, en la Muralla China y en la idea de levantar un Monumento a la Paz con dos misiles, ¿cuál fue la campaña más complicada de ejecutar?

Una vez que logré comprar el misil Scud en Rusia, fue muy difícil poner en marcha su transporte cruzando por carretera toda Europa. Salir de Moscú costó seis meses de negociaciones y de detalles, especialmente para acondicionar el camión que debía llevarlo a la vista. Luego, en la frontera entre Polonia, que era del Pacto de Varsovia, y de Alemania, que unida era de la OTAN, tuve que desplegar mucho esfuerzo de convicción. Pero también colocar una gran valla publicitaria en la Gran Muralla china fue difícil: dos años de negociaciones.

El Museo Militar de Tenerife se ha interesado por los dos misiles ¿Qué le parece esta propuesta?

Los misiles Scud y Lance son propiedad de la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias, que pidió al Cabildo de Lanzarote que los almacenara en sus instalaciones hasta que se definiera el monumento a la Paz. De hecho, son de toda Canarias, aunque se eligiera la isla de Lanzarote para su instalación. Sólo la Consejería puede determinar qué hacer con los misiles, pero hay que tener en cuenta que tanto Rusia como la OTAN los entregaron sólo porque iban a formar parte de un monumento a la Paz.

Si no, ¿no habrían venido a Canarias?

Evidentemente, no. Es lo que yo acordé por contrato con la Consejería de Turismo y lo que transmití en las negociaciones con los rusos y con la OTAN y lo que permitió que en las aduanas no hubiera problemas, tal y como consta en toda la documentación. Cambiarle el destino a los misiles es renunciar al espíritu del proyecto, que ha de ser de homenaje a la Paz y al desarme. En ningún lugar del mundo existen dos misiles de ambos bloques. Los misiles llegaron a Lanzarote para ser símbolo de Paz, no piezas de un Museo Militar. Sería decepcionante que los misiles del desarme acabaran en el Museo Histórico Militar de Canarias en Tenerife. Con todo mi respeto, para eso no vinieron a Canarias. Son misiles producto de la Paz, del desarme acordado entre los bloques. El valor simbólico de los dos misiles es que pertenecen a dos bandos que se enfrentaron sin cuartel durante la Guerra Fría. De pronto, se produjo un desarme bilateral a principio de los 90. Estos dos misiles son fruto de ese desarme, de la apuesta por la Paz. Ambos bloques se pusieran de acuerdo para participar en un homenaje a la Paz y cedieron un misil cada uno. Fue un hecho excepcional que contó con la aprobación del Ministerio de Defensa de España, de lo cual conservo una carta. Creo que debería abrirse un debate para dar un fin lúdico y pacífico a los dos misiles y no darlos a Defensa.