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Vivienda de La Florida en la que se produjo el asalto el pasado lunes.

La Guardia Civil cree que el asalto a la casa de La Florida duró como mínimo dos horas

José Antonio Perera ha sido intervenido de sus heridas en la cabeza y está estable dentro de la gravedad - Los vecinos definen al carpintero como una persona noble

La consternación se ha apoderado del municipio de San Bartolomé tras la brutal paliza que recibió el pasado lunes en su vivienda el vecino de La Florida José Antonio Perera de León, carpintero de profesión. El hombre está "estable dentro de la gravedad" en el Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín, donde fue sometido a una delicada intervención de las heridas de su cabeza a última hora del lunes, tras ser evacuado desde el hospital lanzaroteño Doctor José Molina Orosa, confirmó el concejal de Policía Local de San Bartolomé, Alexis Tejera. José Antonio también tiene un brazo y varias costillas rotas y el cuerpo con magulladuras.

Agentes de la Policía Nacional de Arrecife encontraron anteayer por la tarde el coche Honda Civic de color marrón, propiedad de la mujer de José Antonio, en el que huyeron los supuestos asaltantes en la calle Escardillo del barrio capitalino de Argana Alta, a unos 15 kilómetros de donde fue sustraído. El vehículo fue trasladado hasta la sede de la Policía Judicial de la Guardia Civil en Costa Teguise, donde está siendo sometido a una inspección técnica y ocular en busca de alguna pista que lleve a localizar y detener a los malhechores.

La casa de la víctima fue objeto de un registro e importantes desórdenes por parte de los ladrones en busca de objetos de valor y de una caja fuerte. En principio, no ha trascendido que los asaltantes, quienes actuaron con la cabeza cubierta, se hayan llevado dinero ni pertenencias de los moradores del inmueble, a excepción del coche.

Se cree que los malhechores, quienes se hicieron pasar por falsos guardias civiles, son un grupo de entre tres y seis personas, según el testimonio de la pareja de José Antonio a los agentes de la Policía Local de San Bartolomé y la Guardia Civil. Los investigadores calculan que pudieron estar en el interior de la casa, como mínimo dos horas, entre las ocho y las diez de la mañana. Tras dejar a su hija en el colegio, la mujer de José Antonio, originaria de San Bartolomé, se encontró a una persona esperándola en el exterior de la residencia y le dijo que pertenecía a un equipo de investigación contra el blanqueo de capitales, por lo que debía hacer unas comprobaciones en el interior y la invitó a entrar. Acto seguido la señora se encontró a José Antonio desnudo, maniatado y con múltiples agresiones en el cuerpo, en el que llegó a sufrir descargas eléctricas, según fuentes cercanas a la investigación. La mujer apenas sufrió daños, aunque también fue atada de manos.

José Antonio tiene un taller de carpintería en el pueblo de San Bartolomé, en el que realiza trabajos esporádicos debido a que los encargos han disminuido de forma considerable por la crisis, comentó uno de sus allegados. Asimismo, también ejerce de mayorista en la venta de madera a negocios de Lanzarote para tratar de compensar la reducción de ingresos de su taller de carpintería.

"En el último año había comprado dos taxis para los dos hijos que tuvo con su primera mujer, la cual falleció hace unos años a causa de una enfermedad", manifestó un conocido que prefiere mantenerse en el anonimato.

Aunque hay quienes apuntan que el suceso pudo deberse a un ajuste de cuentas, sin embargo, quienes conocen a José Antonio descartan esa posibilidad porque es una persona "noble que no se mete en problemas ni tampoco es un echado para adelante. No me lo imagino así".

Avelino Pérez no se explica "cómo pudo ocurrir la brutal agresión, pues para mi es un hombre tranquilo". Relató que fue al colegio con José Antonio, "por lo que puede tener 57 o 58 años". Además trabajó de albañil en una casa de la víctima en San Bartolomé. Pese a lo ocurrido, Avelino no siente miedo, al igual que Irene Arrocha, vecina de San Bartolomé. "Lo que ha pasado son cosas que uno no entiende. Que yo sepa, José Antonio no tenía problemas con nadie. Fue una vecina que acudió ayer [por el lunes] a trabajar a una bodega cercana quien me contó nerviosa lo ocurrido", dijo Irene.

Su sobrino José Miguel Arrocha reconoció que está "un poco intranquilo desde que me contaron lo que pasó. No tengo ni idea quién o quiénes han sido pero espero que los cojan pronto".

El Ayuntamiento de San Bartolomé insistió ayer en que se trata de "unos hechos aislados", a pesar de la alarma que se ha producido en el municipio y en el resto de Lanzarote.

Una de las aficiones de José Antonio es la agricultura. De hecho, su vivienda de La Florida está rodeada de varias fincas en un bonito paraje próximo a la carretera de La Geria y también tiene una pequeña bodega artesanal en la que elabora vino con las uvas procedentes de sus parras.

El pasado cuatro de diciembre participó en la caravana protesta que llevaron a cabo viticultores de la Isla en defensa de La Geria y para reclamar al Cabildo que agilizara la aprobación de la modificación del plan especial de ese espacio protegido con el fin de regularizar la ampliación de las bodegas.

De esa manera, las industrias podrían aumentar la capacidad de recepción de uva de la vendimia y los productores evitarían tirar a la basura su cosecha por falta de espacio de almacenamiento, tal y como ocurrió el pasado verano. La abundante producción de 2015 provocó que unos 600.000 kilos se quedaran sin comercializar.

En la movilización que partió de Mancha Blanca (Tinajo) y recorrió distintos lugares de la Isla, tomaron parte unos sesenta vehículos. Antes de salir, José Antonio declaró a LA PROVINCIA / DLP que "si el sector no saca adelante La Geria los políticos no van a hacerlo".

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