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Diana Carolina arremete contra su abogado y le acusa de coaccionarla

El magistrado presidente de la sala resalta que la labor del letrado "ha sido impecable"

La acusada, Diana Carolina Peña, arremetió ayer contra su letrado, Sergio Rodríguez, en su alegato final en la vista oral, del que dijo "ha sido un excelente abogado para mi marido, pero me he sentido sola en el juicio". Acusó al abogado de coaccionarla "hasta el último minuto para que dijera sí a todo". No solo su representante legal negó rotundamente las acusaciones que le hizo Diana Carolina, sino que además el presidente de la sala, el magistrado Emilio Moya, subrayó que la defensa "ha sido impecable" y el juicio se ha celebrado con todas las garantías legales, e instó a la procesada "a cambiar de abogado si no estaba conforme".

"Aunque me gane 15 años [en referencia al tiempo de internamiento psiquiátrico que pide para ella el fiscal] voy a hablar", afirmó Diana Carolina. Denunció que su marido, Philipp Roman Imhof, quien declaró este martes como testigo, no la había cuidado pese a que ella estaba construyendo su delirio "desde hacía dos meses". Es más, afirmó, "después de salir del médico [cuando acudió a Urgencias la noche del 23 de junio de 2015] no fue a comprarme la medicación y me dejó sola en casa con los niños. Se fue a pasear el perro a la una de la madrugada. Me abandonó a mi locura y abandonó a los niños".

Tal y como afirmó en la primera sesión del juicio, el 8 de febrero, reiteró que había sido objeto de maltrato por parte de su esposo, lo que él desmintió tras la vista. Diana Carolina señaló que interpuso una denuncia contra él por violencia de género en febrero de 2014 que luego retiró. Su pareja admite que sí puso la denuncia pero la quitó el mismo día. "Tolerancia cero [al maltrato] es un deber que tenemos todas las mujeres", reclamó. "Yo ya he perdido todo, lo más importante son mis dos hijos", insistió.

En su comparecencia como testigo, Imhof afirmó que "Diana Carolina es mi mujer y no quiero hacer nada en contra de ella". Recordó que cuando regresaron de Urgencias la noche de los hechos ella le dijo que "se sentía bien" y añadió que "nos dijimos que nos amamos". Relató que "cuando regresé con el perro vi a mi suegra con el niño sangrando" y le dijo que fuera a buscar a la niña. Acto seguido pidieron auxilio a los servicios de emergencia. La abuela de sus hijos le comentó que vio a su hija con un cuchillo en la cama del niño diciendo que "lo iba a matar porque es el diablo". Imhof confesó tras la vista que "le da tristeza la situación de Diana Carolina y de nuestra familia" y que solo desea que se recupere.

La mujer justificó su trastorno mental en la primera sesión del juicio como causa de su delirio por los malos tratos. Sin embargo, tanto en el atestado que instruyó uno de los guardias civiles que investigó el caso y que declaró ayer por videoconferencia, tras problemas para establecer la conexión desde los juzgados de Arrecife, como en la declaración de uno de los forenses, salió a relucir que Diana Carolina vivía una situación de estrés y presión porque se iba a vivir al extranjero (Suiza) y tenía que aprender alemán para poder trabajar, además de un embarazo que le coincidió cuando se preparaba el MIR para trabajar como médico en España y el segundo cuando finalizaba la residencia. En ningún momento se habló de maltrato.

Los dos agentes que acudieron en primer lugar a la vivienda del suceso coincidieron en afirmar que Diana Carolina estaba en la cama desangrándose de las puñaladas que ella misma se dio y que estaba abrazando contra el pecho "la imagen de un santo o una virgen de metal". Pidieron una toalla para taponar las heridas y uno de ellos dijo que "se le iban a salir las tripas".

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