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Ingenio catalán para el timple

Felip Martín ya ha construido, a sus 18 años, cinco timples y un cajón de percusión tras asistir a folclore y a un taller de luthier

Los hermanos Joan (izquierda) y Felip Martín, en el Caserío de Güime, con los instrumentos que han creado. A.F.

Los hermanos catalanes Felip, de 18 años, y Joan Martín, de 16, se apuntaron en las clases municipales de folclore del Ayuntamiento de Teguise al poco tiempo de llegar a Lanzarote, a donde se trasladaron a vivir con sus padres procedentes de Barcelona, hace ya cuatro años. Esas enseñanzas le abrieron a Felip la puerta de una de sus pasiones, la construcción de timples, el instrumento canario por excelencia del que este joven luthier ya ha hecho cinco unidades con sus propias manos.

En 2014 el consistorio de La Villa organizó, dentro de su plan cultural anual, un curso de construcción de timples al que Felip logró asistir como alumno tras la insistencia de su padre, pues esa actividad estaba dirigida a adultos, recordó su progenitor. Ese año hizo su primer 'camellito sonoro', como se conoce también al timple, de estilo tradicional.

Sin embargo, Felip no se conformó con su creación y decidió innovar de forma artesanal por su cuenta con materiales y formas. Una caja de puros de Honduras hecha con madera de cedro le sirvió de materia prima para otro de sus timples imprimiéndole más armonía y vibraciones acústicas. Por esa obra le han llegado a ofrecer 4.000 euros, pero Felip decidió no venderlo. "Ese timple vale mucho más y, además, no es fácil encontrar cajas de puro como ésa", aseguró mientra la sostenía entre sus manos y de la que aún sale un cierto aroma a puro.

Otro de sus diseños, hecho con madera de koa, recuerda al de un violín, mientras que a la tapa de otra de sus piezas le decidió hacer tres círculos distribuidos a ambos lados de las cuerdas que mejoran el sonido.

Joan mira sus tesoros sin complejos. Son diferentes, pero no limitados. A sus cordófonos de cinco y cuatro cuerdas les imprime aún más si cabe su sello personal, como hizo con las incrustaciones realizadas con piezas milimétricas de nácar procedente de las conchas de los burgaos. Asimismo, ha empleado hueso de camello para hacer la base que sujeta las cuerdas. Pino y ébano son otros de los materiales de los que se ha valido Felip en el trabajo con sus timples.

Los hace en sus ratos libres por las tardes, ya que tras acabar su Bachillerato se matriculó en el ciclo formativo de Vitivinicultura que desde este curso se imparte en el Centro Integrado de Formación Profesional Zonzamas, en Arrecife. Además, desde el pasado mayo asiste al taller de carpintería tradicional de ribera con el maestro Agustín Jordán, en la Escuela de Arte y Oficios Pancho Lasso para hacer una lancha de madera, y con el que ya había estado haciendo un curso de trazado en la barriada capitalina de Tenorio.

Felip tarda varios meses en construir un timple, pero el cajón de percusión, con chapas de abedul fenólico, lo tenía listo en un fin de semana. Para pintarlo empleó tinte natural que él mismo elaboró con cochinilla.

Al chico aún le queda tiempo para ayudar a su hermano con la construcción de una guitarra eléctrica, que ha montado con madera de arce procedente de Canadá. y que está a punto de finalizar a la espera de colocar los componentes de electrónica que ha adquirido a una empresa de Estados Unidos. La familia Martín ya puede decir que tiene una orquesta en casa.

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