El féretro con los restos mortales del maestro de Arrecife Pedro Hernández Cerdeña atravesaba pasadas las 13.30 horas de ayer portado a hombros por sus familiares, entre ellos sus hijos Francisco y Manuel Hernández Spínola, la Puerta de la Misericordia de la iglesia de San Ginés. De fondo sonaba en directo la balada tradicional Nubes de hielo, del compositor y timplista lanzaroteño Benito Cabrera, interpretada para la ocasión por Manuel Ángel Gopar a la guitarra y Pablo Mesa al violín. El dúo también tocó el Ave María y el Aleluya durante la emotiva misa de despedida al ilustre arrecifeño.

Decenas de personas se acercaron hasta el templo para dar su último adiós al conocido como maestro de Arrecife, al ser el docente de varias generaciones de vecinos de la capital, fallecido el pasado lunes en el Hospital Insular a los 103 años de edad.

El párroco de San Ginés, Miguel Hernández, recordó a "don Pedro" como "toda una institución en Lanzarote". El cura lo conoció en sus últimos once años de vida y destacó que "han sido muchos los alumnos que aprendieron de su sabiduría en época de penurias".

El religioso recordó la conocida frase que le gustaba decir a Hernández Cerdeña durante sus clases a sus alumnos cuando se olvidaban de algo o no lo sabían: "Exprima su limoncito". Una expresión, dijo el sacerdote, "con la que animaba al esfuerzo y a confiar en las capacidades del alumnado, lo que hoy se llama las inteligencias múltiples, una muestra de innovación educativa adelantada a su tiempo".

Asimismo, Hernández se refirió "a su perseverancia y esfuerzo para contribuir a la buena educación de sus alumnos".

"Que Dios lo premie"

La solidaridad es otro de los rasgos que el cura subrayó del docente. "No se cruzó de brazos ante tantas necesidades de los demás, pues en los últimos años, aunque a él no le gustaba decirlo, daba una ayuda mensual a Cáritas, según sus posibilidades, para sostener los proyectos en favor de los que tienen menos medios. Que Dios le premie el bien y lo acoja en su reino", deseó Hernández.

El abogado José González se acercó ayer a San Ginés para darle el último adiós a su maestro en La Marina. Rememoró que "siempre al final de sus clases dedicada una parte al ajedrez, que era para él algo muy importante y promovía mucho ese tema. Era un señor muy entrañable y encantador".

El historiador Omar Lemes, que investiga la historia de la educación en Lanzarote dentro del proyecto que lleva a cabo la Asociación Mercedes Medina Díaz desde hace un año, realizó en diciembre del pasado año la que, probablemente, fue la última entrevista ofrecida por Hernández Cerdeña, del que aseguró fue "el primer entrenador de fútbol del Orientación Marítima, entre 1950 y 1955, club que surgió de la Escuela Unitaria de Orientación Marítima de Arrecife". En aquella época, precisó Lemes, "los maestros y hasta los curas ejercían de entrenadores deportivos".

El alumnado que el profesor de Arrecife tenía cada año en su clase unitaria "no bajaba de los 40 niños con edades comprendidas entre los seis y los catorce años", aseveró el historiador, "y lo que hacía era poner un ejercicio en la pizarra para que los estudiantes de más edad le explicasen las cosas a los más pequeños y así poder llegar a todos ellos".

Hernández Cerdeña fue uno de los pocos maestros que recibió el voto de gracia de la Inspección de Educación en reconocimiento a su labor. "Un día un inspector visitó su clase y don Pedro no estaba en ella, pero sí sus alumnos. Cuando el maestro llegó se encontró con el inspector y comenzó a dar la clase y al inspector le gustó tanto cómo lo hizo que decidió darle el voto de gracia", otra de las anécdotas que relató el maestro a Lemes.

El mismo trato a los estudiantes

Carmelo García Déniz, exdirector insular de la Administración General del Estado y exconsejero de Educación y Cultura del Cabildo por el PSOE, recordó ayer al que fuera su profesor en su etapa de seis a diez años, como "un maestro extraordinario que nos preparó no solo para los estudios sino también para la vida" y "una gran persona que se desvivía por sus alumnos".

El exalcalde de Arrecife y exconsejero de Turismo del Gobierno de Canarias Manuel Fajardo Feo (CC) guarda "muy buen recuerdo" de su entrañable maestro, quien solía jugar partidas de dominó con su padre en el Casino. Además, los hijos de ambos tenían primos en común, como el exdiputado socialista Luis Fajardo.

"Don Pedro se comportaba con todos los alumnos por igual, con independencia de su clase social, cosa que no era habitual a mediados de los años sesenta del siglo pasado. Era de lo mejorcito que tenía Arrecife y de los maestros más razonables y ecuánimes de la época", subrayó Fajardo.

El recuerdo que el funcionario del Cabildo de Lanzarote Polo Díaz tiene de su maestro es "imborrable". Comentó que "era muy respetuoso y muy buen profesor, a pesar de que daba las clases en un almacén con muy pocos medios materiales y con alumnos de diversas edades, a los que lograba meter en camino". También dijo que "era una persona muy instruida y culta y continuó siéndolo hasta sus últimos días".

El cronista oficial de Arrecife, Antonio Lorenzo, describió a Hernández Cerdeña como "una de las figuras más importantes de la enseñanza y la educación en Lanzarote y con un gran prestigio", además de "un hombre sociable que estaba en contacto con todo el mundo".

Lanzarote ha perdido a uno de sus profesores más queridos dentro y fuera del aula cuyas lecciones a generaciones de arrecifeños son a partir de ahora eternas.