Un feto sin vida en la papelera del baño de señoras de la estación de guaguas de Arrecife. Esa fue la desagradable sorpresa con la que se encontró el pasado martes José Manuel Dorado, el trabajador encargado de la limpieza y el mantenimiento de las instalaciones del servicio público de viajeros que une la capital con el resto de municipios de Lanzarote, situadas en la Vía Medular.

"Todavía tengo el susto y el malestar metidos en el cuerpo. Anoche [la noche del martes al miércoles] apenas pude dormir. Me tuve que tomar una pastilla", aseguró este miércoles José Manuel, un día después del malogrado hallazgo, ocurrido entre las 8.30 y las 8.45 horas del martes.

Se disponía a darle un repaso al aseo y vaciar la papelera de residuos cuando se percató de que en el único baño de mujeres que está operativo junto al hall de la estación "la tapa del váter estaba manchada de sangre, al igual que el suelo", afirmó José Manuel. Ni se imagina qué mujer pudo haber sido la que sufrió la pérdida del bebé.

Acto seguido quitó la tapa de la papelera y "allí estaba el feto, en la misma bolsa negra, tapado con unos papeles también manchados de sangre. Lo primero que vi fue una manita y la cabeza entera. Me llevé un gran susto. Saqué la bolsa, que pesaba unos tres kilos, y chorreaba sangre", relató el hombre aún con "mal cuerpo" por lo ocurrido, un suceso que no olvidará. "Por la cabeza se me pasó de todo", manifestó el trabajador, quien lleva poco más de un año en su puesto de la estación de guaguas.

José Manuel comunicó al vigilante de seguridad de la estación de guaguas lo que había encontrado y este llamó a la policía. Ambos declararon en la tarde del martes en la Comisaría de Policía Nacional de Arrecife, que instruye las diligencias del caso. "Me quedé sin palabras cuando me dijeron lo que había pasado. La verdad es que uno se queda mal", reconoció el vigilante este miércoles.

José Manuel, gallego aficando en Lanzarote desde hace varias décadas, recordó que "hasta incluso por la tarde hubo un momento en el que no podía mover las manos por la impresión que me llevé al descubrir el feto".

El aseo, que es utilizado tanto por usuarios de las guaguas como por personas sin hogar, funcionaba este miércoles con normalidad y ya se ha quitado el precinto de la zona de espera que impedía el acceso al mismo y que la Policía Nacional había colocado el martes. El baño que está pegado al que ocurrieron los hechos continuaba averiado la pasada jornada.

La Policía Nacional sigue con las investigaciones y recabando testimonios y pistas sobre lo ocurrido y se está a la espera del resultado de la autopsia del recién nacido. Asimismo, se están analizando las imágenes de las cámaras de seguridad de la estación de guaguas en busca de datos relevantes para el caso. El juzgado de guardia de Arrecife no había recibido en el mediodía de ayer el atestado de la Policía Nacional.

Los usuarios de la estación de guaguas no salían de su asombro. Juana María Tabares esperaba la salida hacia Punta Mujeres, un servicio que ayer cogió "por casualidad" porque se le averió su coche, que llevó al taller. "Me impresioné cuando me enteré de la noticia. No te esperas que en un sitio como Lanzarote ocurran estas cosas", aseveró Juana María.

"Parece que la gente coge miedo cuando escucha lo que pasó. Que pasen estas cosas en Lanzarote es algo muy raro", indicó Paca Fernández mientras aguardaba su viaje hacia el pueblo de Tahíche.

"Me quedé paralizada cuando vi la noticia por Internet. No me lo creía", admitió otra pasajera con destino a Punta Mujeres que prefirió no revelar su nombre, lo mismo que un conductor de la línea que une Arrecife y Órzola y que procedía a reponer gasoil en el tanque antes de emprender otra vez su ruta.

"Yo estaba en carretera cuando ocurrió eso. Por los baños pasan todo tipo de personas. Aquí viene gente a lavarse. No sé a quién le pudo haber ocurrido algo así", apuntó el chófer. Otra de las pasajeras de la estación se preguntó si "la mujer dio a luz en el baño o trajeron el feto y lo pusieron en la papelera", aseguraba este conductor sin salir de su asombro. En 2004 una ciudadana encontró un bebé muerto en la carretera próxima al Hospital General.