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Un laboratorio en el Museo Atlántico

Dos proyectos de la ULPGC crearán una pradera de sebadales y un sistema de observación marina

Un laboratorio en el Museo Atlántico CARLOS MINGUELL / LA PROVINCIA

Un laboratorio natural de investigación de la vida en las costas lanzaroteñas. Este es uno de los objetivos hacia el que se ha orientado el futuro del Museo Atlántico, en aguas de Playa Blanca (Yaiza), gestionado por los Centros de Arte, Cultura y Turismo de Lanzarote. Un museo submarino creado a partir de las esculturas del artista británico de Jason de Caires Taylor ubicadas 12 metros de profundidad en la bahía de Las Coloradas

Los primeros dos proyectos que se van a poner en marcha, dirigidos por Pilar García y Dolores Gelado, doctoras de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), están orientados por un lado a la recuperación de una especie marina catalogada como vulnerable (los sebadales) y a medir distintas variables para calibrar el impacto de la acción humana sobre el medio marino.

El programa de acciones de este proyecto transversal en el que participan los Centros Turísticos, la consultora Dracaena y la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad de Las Palmas se está realizando en tres fases. En la primera (ya ejecutada) se identificó los ejemplares donantes de Cymodocea Nodosa (que se agrupa en praderas conocidas en Canarias como sebadales) y se extrajeron un máximo de 75 esquejes que contienen las estructuras que mejor garantizan el crecimiento de estas plantas.

En una segunda fase ( que se está culminando) se trasladaron estos esquejes a un laboratorio para su tratamiento, desarrollo y aclimatación. Finalmente, se trasplantarán 35 rizomas (tallos subterráneos) en el Museo Atlántico, en un sustrato arenoso a entre 10 y 15 metros de profundidad.

El proyecto se hará extensivo, además, a una segunda zona ya que se prevé trasplantar otros 40 rizomas en la zona del sebadal de Punta Papagayo, tal y como recogió expresamente la Autorización del Ministerio de Medio Ambiente para la recolección de fragmentos vegetativos de seba en Playa Blanca, su mantenimiento y cultivo en laboratorio y su posterior trasplante con fines de investigación en el espacio marino situado entre Lanzarote y Fuerteventura que está protegido por la Unión Europea por su biodiversidad.

La Cymodocea Nodosa es fundamental para la vida en el océano ya que es refugio para las larvas de distintas especies pelágicas. Estos sebadales amortiguan los efectos del oleaje y las corrientes, lo que evita la erosión y desaparición de las playas; mejoran la calidad y la transparencia del agua; producen oxígeno a través de la fotosíntesis y fijan carbono en sus tejidos para contrarrestar, de algún modo, el CO2 atmosférico. Amenazadas por el hombre, la recuperación de las antiguas praderas de fanerógamas aportará beneficios ecológicos, sociales y estéticos.

Por otro lado, el Programa de sensorización del Museo Atlántico, es un proyecto de observación marina que permitirá medir distintas variables que contribuirán a valorar el impacto de la acción del hombre sobre los océanos. Este programa pretende, además, entender el funcionamiento del medio marino y sus ecosistemas; entender el clima; mejorar la seguridad en el mar, difundir el valor patrimonial de la zona y mejorar la conservación y la sostenibilidad.

Este sistema dará respuesta a valores relacionados con la meteorología, la oceanografía y la biogeoquímica marina. Para ello, se valdrá de tres puntos de observación, una de fondeo que dará soporte a la estación meteorológica y a la sensórica submarina; un fondeo secundario para el sistema de observación submarina de imagen y sonido, y una boya, que servirá de soporte a una sonda multiparamétrica y a una cámara submarina. Adicionalmente, dará valor añadido a las actividades turísticas al mostrar un entorno respetuoso con el medio ambiente.

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