Juan Romero Sánchez, el paciente lanzaroteño de 65 años que se acostó el pasado martes en el suelo durante "unas tres horas" junto a la puerta de Urgencias del Hospital Doctor José Molina Orosa y varios folios en los que describió su situación para protestar por la decisión del médico de enviarlo a su casa y continuar su recuperación mediante el sistema de hospitalización domiciliaria, señaló ayer a LA PROVINCIA/DLP que quiere que su caso "sirva de ejemplo" a otros enfermos que se oponen a abandonar el hospital y consideran que "estamos mejor cuidados aquí que en casa, aunque el médico vaya a visitarnos".

Este paciente permanece ingresado en la planta de la Unidad de Cirugía tras haber pasado por Urgencias de ese centro hospitalario, al que acudió el lunes de esta semana. Juan, que fue camarero durante 43 años en una conocida cafetería que se ubicó en la avenida marítima de Arrecife, quiere dejar claro que agradece "el trato excelente" que recibió por parte de los profesionales sanitarios que lo atendieron en Urgencias y el que le siguen dispensando en planta tras su readmisión, pero "lo que no me gusta es el sistema y eso es de lo que me quejo".

Ingresó el lunes en Urgencias aquejado de un principio de gangrena en su pie izquierdo, "con la pierna negra, muy negra, horriblemente muy fea", según describió la pasada jornada, y estuvo allí hasta el martes por la tarde, cuando el facultativo que lo atendió optó porque continuara con la hospitalización en su domicilio, a lo que él se negó. "Mi pierna la veía muy mal, fatal, me estaban dando muchos dolores y cogí pánico. No quiero que me la corten. Me pusieron en una cama en Urgencias y al día siguiente me dijeron que me fuera. No lo vi bien porque la pierna estaba en muy malas condiciones y tenía muy mal olor", explicó.

Según su relato, lo "echaron de Urgencias con las bolsas con mis cosas y me dijeron que les hacía falta mi cama para otros pacientes y que en mi casa estaría mejor que en el hospital, pero yo no estoy de acuerdo".

Reconoció este jueves que se encuentra "mucho mejor", pero se preguntó preocupado que "si mi pierna empeora y se me pone más morada, qué hago yo en mi casa".

Reclamó que "soy un español que he cotizado durante 50 años y tengo derecho a que me curen el tiempo que haga falta, diez, quince o veinte días en el hospital. A un inmigrante llegado en patera lo atienden nada más llegar y querían que me recuperara en mi casa".

Por otro lado, recordó que acudió el lunes a Urgencias porque se vio "la pierna negra y me asusté mucho". Admitió que "aunque he mejorado bastante, todavía necesito recuperarme más. Yo quería que me curaran la pierna y es lo que están haciendo. Cuando esté bien yo seré el primero en abandonar el hospital, aunque no me hayan dado el alta".

El hospital le dio la atención terapéutica adecuada para su caso y el médico optó por su hospitalización domiciliaria (sin darle el alta) en base a su estado al entender que su salud no empeoraría fuera del hospital.

Juan, que trabaja desde hace cinco meses como albañil en el municipio de Teguise, afirmó que lleva unos dos meses con su dolencia y que ha acudido a su médico de cabecera y a Urgencias. No es la primera vez que su estado de salud le ha requerido estar ingresado en el hospital.

En la actualidad, carece de un domicilio fijo en el que residir. "Vivo donde puedo quedarme, en casa de conocidos y amigos", dijo.

"El hospital quería que les diera un domicilio para meterme en la ambulancia con la policía, llevarme y quitarme de aquí para tener una cama libre", manifestó la pasada jornada enojado.

Juan insistió en que "con la pierna buena no será ningún problema encontrar un lugar en el que vivir" y regresar a su trabajo. Admitió que "no sentiría vergüenza" si tuviera que solicitar la ayuda de los Servicios Sociales, pero "ahora no la necesito. No quiero usar recursos que les hacen falta a otras personas más que a mí. Estoy trabajando, estoy fuerte, aunque ahora tengo el problema de la pierna".

El paciente se definió como "el Ave Fénix porque resurjo tras estar mal. Vivo feliz con poco. He conocido a familias muy pobres con una felicidad tremenda", concluyó.