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El Consejo Regulador del Vino se amplía con cuatro bodegas artesanales de la Isla

Puro Rofe, La Mareta y Miguel Morales Morín son los últimos negocios en lograr la denominación de origen y Valle de Malpaso está en trámites para conseguirla

Miguel Morales Morín es el propietario de la bodega del mismo nombre, situada en Tajaste (Tinajo).

El auge de las bodegas artesanales en Lanzarote, en muchos casos centradas en una labor de fin de semana que algunos de sus promotores han convertido en una actividad empresarial, ha llevado en los últimos dos años a la creación de doce bodegas industriales a cuyos propietarios ha asesorado la Consejería de Agricultura y Ganadería del Cabildo para la obtención de los registros sanitario, industrial y de embotellado con el fin de que puedan comercializar sus vinos, la mayoría de ellos malvasías.

Tres de esas bodegas ya forman parte de la Denominación de Origen Vinos de Lanzarote -Puro Rofe, Miguel Morales Morín y La Mareta- y una cuarta está en trámite para integrarse en ese mismo Consejo Regulador -Valle de Malpaso-. De esta manera, con las incorporaciones en los últimos dos años se eleva a 18 el número de industrias bodegueras que forman parte del consejo, que este año cumple el 25 aniversario de su creación.

El presidente de ese ente, Rafael Morales, aseguró que "todo lo que sea una incorporación al Consejo Regulador es una buena noticia, máxime cuando hemos tenido dos años consecutivos de buena cosecha [3.036.344 kilos de uva controlados por el consejo en 2017 y 3,9 millones en la pasada vendimia, la mayor cifra desde que el consejo tiene registros], por lo que hay más capacidad en la Isla para recoger la uva".

Otro dato que representa el crecimiento del sector vitivinícola en Lanzarote es el aumento del número de viticultores, hasta alcanzar los 1.816 inscritos en el consejo, destacó Morales. Añadió que "estamos luchando por una buena promoción junto a las bodegas para que el vino se venda no solo en la Isla, sino en el resto del Archipiélago, en la Península y en el extranjero".

Vicente Torres, bodeguero y viticultor de la bodega Puro Rofe, ubicada en Conil (Tías), explicó que la idea de montar esa actividad hace un año se debió a que "en Lanzarote no existían, como en otras regiones vinícolas, proyectos pequeños relacionados con la elaboración de vinos". Indicó que "llevamos décadas en una especie de creencia ya arraigada de que un elaborador de vinos debe ser un super empresario, y no deja de ser cierto en parte teniendo en cuentas los costes de esta industria o actividad. Pero con poca bodega, pocos medios mecánicos y mucha artesanía y pasión sabemos que se pueden elaborar grandes vinos porque lo que resulta grande e imprescindible es la herencia vinícola de nuestros antepasados en Lanzarote".

Torres destacó que "somos libres como productores, pero tenemos nuestros propios compromisos con el consumidor final de nuestros vinos, con nosotros, y estábamos obligados a intentarlo". En 2017, hicieron unas 5.000 botellas y casi todas se vendieron en Estados Unidos.

La elaboración (hacen blancos y tintos de variedades autóctonas) se produce de manera artesanal, interviniendo lo justo en el proceso, en un lagar típico de la Isla que han alquilado a Chicho Mota, otro de los socios de la iniciativa. De esa emprendeduría forman parte también el joven enólogo Carmelo Vega, que ha trabajado con reputados productores como Dirk Niepoort o Raúl Pérez, y el distribuidor de bebidas y promotor de la bodega Rayco Fernández. Trabajan con viticultores ecológicos como Pedro Umpiérrez y Ascensión Robayna.

"Vinificamos por parcelas de pueblos de la Isla, como La Geria, Masdache o Tinajo, y para la crianza usamos elementos como barro o maderas usadas, entre otros. No filtramos ni clarificamos y la intervención enológica es la justa para garantizar el primer punto", dijo Torres.

Bodegas La Mareta, negocio situado cerca del Jardín de Cactus, en el pueblo de Guatiza (municipio de Teguise), ha sido uno de los últimos en obtener la Denominación de Origen para sus vinos. Jorge Luis Rodríguez, copropietario de la bodega, recordó que obtuvieron la denominación de origen poco antes de la pasada vendimia y decidieron pedir los permisos para poder comercializar los caldos que elaboraban tras fallecer su padre y hacerse cargo de sus viñas.

Elaboran blancos, rosados y tintos y tienen previsto hacer dulces y semidulces. Tiagua (Teguise) y La Torrecilla (Haría) son algunos de los lugares de procedencia de sus uvas. En esta añada tienen previsto hacer unos 5.000 litros de vino blanco y unos 1.000 litros de tinto.

Celso Betancort, de la bodega Valle de Malpaso, en el pueblo de Haría, aseveró que hacía vino en la bodega familiar desde hace cinco años para el restaurante de su hijo, El Rincón de Quino, hasta que ambos decidieron acudir al consejo para poder vender vinos etiquetados con la denominación de origen. Entre otros, producen moscatel dulce, malvasía blanco y seco y rosado.

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