Homicidio o asesinato. Esta es la única duda que tienen hasta ahora tanto la Fiscalía como la Guardia Civil en relación a la participación de Raúl Díaz en la desaparición de su esposa, Romina Núñez Rodríguez en la madrugada del pasado uno de enero. La negativa del ingeniero madrileño a declarar ante la titular del Juzgado de violencia sobre la mujer de Arrecife y la versión tan poco convincente mantenida ante la Guardia Civil tras su detención han propiciado su ingreso en prisión comunicada y sin fianza por la presunta comisión de los delitos de maltrato habitual y homicidio u asesinato, una calificación que se concretará a lo largo de la investigación que dirige el Equipo de Homicidios de la Policía Judicial de la Comandancia de Las Palmas.

La instructora tomó la decisión de enviarlo a la cárcel de Tahíche tras la negativa del investigado de aportar cualquier dato que ayudara a esclarecer la desaparición de su esposa a pesar de estar algo más de dos horas en los juzgados. El Ministerio Fiscal se mostró también contundente a la hora de solicitar el ingreso en prisión. La investigación continúa bajo secreto sumarial y competencia del Juzgado de violencia sobre la mujer de Arrecife, que también tiene la condición de juzgado de primera instancia.

Raúl Díaz no se ha movido ni un ápice de la versión mantenida ante la Guardia Civil cuando fue detenido el pasado 13 de enero, es decir, que cuando llegó a su casa en el residencial El Palmeral de Costa Teguise su esposa ya estaba muerta. Y que en los días posteriores arrojó sus restos en distintos puntos del litoral lanzaroteño tras haber intentado antes quemarlo en una barbacoa de gas que tenía en su vivienda.

Sin embargo, los investigadores trabajan con la teoría de que fue Raúl el que acabó con la vida de su mujer tras una pelea en la madrugada del fin de año. La destrucción de pruebas, la ocultación del cadáver y las distintas versiones que ha mantenido el detenido tras la desaparición de la joven paraguaya de 28 años han sido también determinantes para relacionar directamente a Raúl Díaz con la muerte de su esposa. De hecho, días después de denunciar la desaparición de Romina (presentada ocho días más tarde ), Raúl aseguraba a los medios de comunicación que su mujer se había ido de su casa de forma voluntaria.

Las investigaciones de la Policía Judicial, que también cuenta con el apoyo del Equipo Central de Inspección Ocular de Criminalística y por un perro especializado en la búsqueda y localización de restos cadavéricos del Servicio Cinológico de la Guardia Civil, siguen recopilando pruebas para atar todos los cabos sueltos.

La Guardia Civil continuaba ayer con la inspección técnico-ocular de la casa donde residía y del vehículo de alquiler, presuntamente utilizado por el detenido para deshacerse de los restos de la desaparecida. Se está escudriñando prácticamente al milímetro todos los rincones de la casa y del coche para hallar evidencias de los restos de la chica.

Los investigadores deberán determinar si la muerte de Romina a manos de su marido fue un homicidio o asesinato. Un asunto que no es nada baladí dado que las penas de cárcel son sustancialmente distintas. Así, el artículo 138 del Código Penal destaca que "el que matare a otro será castigado como reo de homicidio con la pena de prisión de diez a 15 años". Por su parte, el artículo 139 señala que "será castigado con la pena de prisión de 15 a 20 años, como reo de asesinato, el que matare a otro concurriendo algunas de las circunstancias siguientes: con alevosía; por precio, recompensa o promesa; y con ensañamiento". En este caso, el artículo 140 resalta que cuando "en un asesinato concurran más de una de las circunstancias previstas en el artículo anterior, se impondrá la pena de prisión de 20 a 25 años".

A estas penas habría que sumar otros posibles delitos como la profanación del cadáver (hasta cinco meses de cárcel) y los malos tratos habituales que se recogen en el auto en el que se decreta el ingreso en prisión.

En cuanto a los malos tratos habituales, la Guardia Civil basa sus pesquisas en la denuncia presentada por Romina Celeste ante la Policía Nacional de Arrecife varios días antes de contraer matrimonio por lo civil el 10 de agosto del pasado año con Raúl Díaz. Sin embargo, todo parece indicar que la denuncia quedó en nada tras retirarla la propia víctima, aunque este extremo se encuentra ya en el informe policial aportado a la juez que lleva el caso.

Este episodio de presunto malos tratos se une también al hecho de que Romina podría haber acudido días antes de su desaparición al servicio de urgencias del hospital José Molina Orosa de Arrecife para ser curada de unas heridas, aunque salió del centro hospitalario sin recibir ninguna atención médica. Lo abandonó de forma voluntaria porque tardaban en atenderla, tal y como ha informado La Voz de Lanzarote de fuentes cercanas a la investigación. La Guardia Civil ha estado interrogando a los trabajadores que estuvieron ese día en el servicio de Urgencias para determinar qué fue lo que llevó a la joven a acudir al hospital.