"Siempre le regalaba orquídeas y flores". Sentada frente a la casa que Romina Celeste Núñez Rodríguez construía, con el dinero que enviaba regularmente desde España, en Ñemby (una de las ciudades del Departamento Central de Paraguay, en Asunción) su madre Miriam Rodríguez llora desconsolada. No entiende cómo el hombre que le preparaba los jugos de guayaba, que tanto le gustaba a su hija, había podido acabar con su vida. "Me han arrancado el corazón", exclamaba entre la rabia y el dolor.

Pero entre las orquídeas y los jugos de guayaba se escondía un auténtico calvario que terminó con su muerte en la madrugada del uno de enero. Aunque la Guardia Civil continúa atando cabos para reconstruir las últimas horas de la joven paraguaya de 28 años lo cierto es que están convencidos que Raúl Díaz fue el responsable directo de su desaparición.

Este ingeniero industrial de 44 años, que trabaja en la central eléctrica de Lanzarote desde el año 2013, ha reconocido que se deshizo del cadáver de Romina Núñez aunque insiste en que se la encontró muerta cuando llegó a su casa, situada en el residencial El Palmeral de Costa Teguise, pasadas las tres de la tarde del uno de enero. Su coartada es que abandonó su vivienda poco después de las campanadas de fin de año por la pelea que mantuvieron después de que ella le reclamara dinero para traer a su hijo pequeño de cuatro años de Paraguay.

Aunque es cierto que Romina Núñez quería traer a traer a España a su hijo pequeño, la versión del marido ha sido cuestionada por la Guardia Civil. Según su madre, Romina tenía planificado un viaje a Asunción a mediados de diciembre pero lo anuló a última hora para tramitar los papeles para la nacionalidad española. Un vuelo que pospuso para la segunda semana de enero y que nunca pudo tomar.

Tras las primeras investigaciones y de acuerdo con la petición del Ministerio Fiscal, la magistrada del Juzgado de Violencia contra la Mujer de Arrecife decretaba el pasado miércoles el ingreso de Raúl Díaz en prisión por la presunta comisión de los delitos de malos tratos continuados, homicidio o asesinato (una calificación que se deberá concretar a medida que avancen las investigaciones).

"¿Y si estaba muerta cuando llegó, porqué hizo desaparecer el cadáver?" Fue la pregunta que le formularon los agentes del equipo de Personas y Homicidios de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de Las Palmas. "Me asusté", fue su respuesta. Lo cierto es que durante los interrogatorios, Raúl Díaz se ha mantenido frío y distante.

Y sobre todo calculador para borrar cualquier tipo de rastro de una muerte violenta en el interior de su dúplex adosado. Raúl Díaz tuvo hasta siete días para planificar la desaparición del cuerpo de su mujer. La denuncia por la desaparición la formulaba en el cuartel de la Guardia Civil de Costa Teguise en la mañana del ocho de enero casi forzado por la familia de su esposa, que desde Paraguay y Madrid se desesperaban por conocer noticias suyas. "Hablaba con ella todos los días", recordaba su madre que no paró de llamar tanto a su hija como al teléfono de Raúl sin que nadie le respondiera. Al final lograron localizarlo el 7 de enero a través de messenger.

"Hasta el día 7 yo no tengo conocimiento de que ella ni siquiera ha hablado con su familia tampoco y es cuando yo realmente me alarmo, porque me llama su familia", relataba Raúl Díaz con total normalidad en una entrevista telefónica a Radio Lanzarote pocas horas antes de que la Guardia Civil decidiera precintar su vivienda en la tarde del jueves 10 de enero. Tampoco dudó en sembrar dudas sobre el paradero de Romina y en mancillar su honor. "Entendí que se había ido a buscarse la vida para ganarse ese dinero", indicaba.

Pero el corazón de Romina ya había dejado de latir. Y fue a partir de ahí cuando el presunto autor de la muerte de la joven ideó su macabro plan: quemar el cuerpo en una barbacoa de gas en la parte trasera de su vivienda para después tirarlo en bolsas al mar en distintos puntos de la costa lanzaroteña.

Para ello alquilaba también un coche que usó para desplazarse por la isla. Los investigadores han constatado que llegó a realizar en apenas unos días alrededor de 1.000 kilómetros bien para despistar a la Guardia Civil o para elegir los lugares para arrojar los restos óseos de la que había sido su pareja desde contrajeran matrimonio civil el pasado 10 de agosto.

Una vez que se deshizo del cuerpo el siguiente objetivo era borrar todas las huellas. Por las pesquisas realizadas en el interior de la vivienda por el Equipo Central de Inspección Ocular de Criminalística y por los perros especializados en la búsqueda y localización de restos cadavéricos del Servicio Cinológico de la Guardia Civil el principal sospechoso se esforzó en limpiar las baldosas del patio con sosa cáustica (un producto utilizado para eliminar manchas extra resistentes) y en pintar algunas de las paredes.

Sin embargo, los investigadores ya tienen pruebas de restos de sangre de Romina Núñez tanto en la vivienda como en el coche de alquiler. Unos vestigios que han sido encontrados por dos de los mejores perros en detectar restos biológicos: el pastor belga Athor y la perra de aguas, Marley. Dos canes que han sido claves para encontrar los cuerpos del niño Gabriel Cruz y de las jóvenes Diana Quer y Laura Luelmo, todos ellos asesinados.

De forma paralela al registro del dúplex, la Guardia Civil ponía en marcha la búsqueda de posibles restos del cuerpo de Romina en el litoral de Lanzarote. Durante tres días un helicóptero, una patrullera y buzos del Grupo de Especialistas de Actividades Subacuáticas (GEAS) peinaron sin éxito las costas de Los Ancones (situada a pocos kilómetros de la residencia de la pareja) y la zona de Los Hervideros en el sur de la isla.

Un dispositivo que se suspendía el pasado miércoles de forma provisional hasta contar con nuevas evidencias. De hecho, los investigadores no descartan otras hipótesis a la hora de emprender la búsqueda del cadáver. "Las pesquisas llevan su tiempo", insisten desde la Guardia Civil.

Raúl Díaz (que tiene dos hijas de una anterior relación) y Romina Núñez (también con otros dos hijos) se conocieron en un club en Madrid, un año y medio antes de la boda que tenía lugar en Lanzarote el pasado verano. "Mi hija estaba muy enamorada", sostiene su madre desde Paraguay mientras se niega a reconocer que ya no podrá verla más.

Pero las pruebas que están en poder de la Guardia Civil describen otra realidad bien distinta. Romina sufría malos tratos a manos de su pareja que, sin embar-go, ocultaba a su madre en la distancia.

Aunque el caso se mantiene bajo secreto de sumario ha trascendido hasta ahora dos episodios de malos tratos. Uno antes de la boda que llevó a Romina Núñez a presentar una denuncia ante la Policía Nacional pero que luego no fue ratificada por la joven y una supuesta paliza el pasado 29 de diciembre, días antes de su desaparición.

"No puedo caminar. Estoy golpeada por todos lados. Yo creo que esta vez tengo que parar esto. Y esta casi me mata. La siguiente no creo que la cuente", escribía a una amiga por washap al que ha tenido acceso la agencia Atlas. Unas heridas que hizo que Romina acudiera al servicio de Urgencias del hospital José Molina Orosa de Arrecife pero nunca fue atendida porque decidió irse antes. La Guardia Civil recopila pruebas para demostrar que Romina Núñez llegó malherida al centro hospitalario.

A pesar que su muerte no figura todavía (por estar en investigación) dentro del censo oficial de víctimas mortales por violencia de género que lleva a cabo desde el año 2003 la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género las muestras de repulsa se han sucedido en España y en Paraguay. En Lanzarote, coincidiendo con las protestas a nivel nacional contra las políticas contra la mujer de la ultraderecha, unas 500 personas salían a la calle en Arrecife para reclamar justicia y exigir que ni una mujer más sea asesinada a manos de hombres. "Ni una más", gritaban.

El 'caso Romina' ha sido seguido prácticamente desde que se conociera su desaparición no solo por los medios españoles sino por la prensa paraguaya que se ha volcado con este suceso. De igual forma, la ministra de la Mujer de Paraguay, Nilda Romero, ha reclamado a su gobierno la apertura de una oficina de atención a la mujer en España para dar a apoyo a las compatriotas que pudieran sufrir malos tratos.

Las investigaciones, tras culminar esta semana los registros en las dos plantas de la vivienda y en el coche de alquiler, se centrarán en reconstruir los pasos de Raúl Díaz en los días posteriores a que su mujer falleciera. Además, está previsto que esta semana se registre a fondo la oficina donde trabaja Raúl Díaz en la central eléctrica.